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Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - El domingo 24 de febrero, a las 9horas, el Santo Padre Benedicto XVI se acercó en visita pastoral a la parroquia romana del barrio Testaccio, dedicada a Santa Maria Libertadora, en el año centenario de la consagración de la iglesia. Durante la Santa Misa, el Papa recordó que "fue San Pío X quien confió a los Hijos espirituales de Don Bosco la parroquia y ellos, bajo la guía incansable del primero discípulo de San Juan Bosco, el beato Don Miguel Rua, construyó la iglesia", aunque si ya desde hacía tiempo ejercitaban el ministerio pastoral en esta zona de Roma.
"En los textos bíblicos del actual tercer domingo de Cuaresma, hay útiles puntos de meditación muy apropiados para esta significativa circunstancia - ha dicho el Pontífice en la homilía aludiendo a la celebración jubilar -. Por medio del símbolo del agua, que encontramos en la primera lectura y en el pasaje evangélico de la Samaritana, la Palabra de Dios nos transmite un mensaje siempre vivo y siempre actual: Dios tiene sed de nuestra fe y quiere que encontramos en Él la fuente manantial de nuestra auténtica felicidad. El peligro de todo creyente es el de practicar una religiosidad no autentica, buscar la respuesta a las expectativas más íntimas del corazón no en Dios, en incluso utilizar a Dios como si estuviera al servicio de nuestros deseos y proyectos".
Citando la primera lectura, dónde el pueblo hebreo que sufría en el desierto se queja y llega incluso a rebelarse contra Moisés y casi a rebelarse contra Dios, el Santo Padre ha subrayado: "El pueblo exige de Dios que salga al encuentro de sus expectativas y exigencias, más que abandonarse con confianza en sus manos, y en la prueba pierde la confianza en Él. ¿Cuántas veces sucede esto también en nuestra vida? ¿En cuántas circunstancias, en lugar de conformarnos dócilmente con la voluntad divina, desearíamos que Dios cumpliera nuestros proyectos y atendiera nuestra expectativa?; ¿En cuántas ocasiones nuestra fe se manifiesta frágil, nuestra confianza débil, nuestra religiosidad contaminada por elementos mágicos y meramente terrenos?". A continuación, recordando la página evangélica que narra el encuentro de Jesús con la Samaritana en Sicar, junto al pozo de Jacob, el Papa ha puesto en evidencia que "si bien hay una sed física del agua indispensable para vivir en esta tierra, existe también en el hombre una sed espiritual que sólo Dios puede saciar… Una sed de infinito que sólo puede ser saciada por el agua que Jesús ofrece, el agua viva del Espíritu".
El Santo Padre ha continuado: "en el diálogo entre Jesús y la Samaritana vemos delineado el itinerario espiritual que cada uno de nosotros, que cada comunidad cristiana debe redescubrir y recorrer constantemente. Proclamada en este tiempo cuaresmal, esta página evangélica asume un valor particularmente importante para los ya próximos catecúmenos al Bautismo… Pero también nosotros, bautizados ya, encontramos en este pasaje evangélico un estímulo para redescubrir la importancia y el sentido de nuestra vida cristiana. Jesús quiere llevarnos, como a la Samaritana, a profesar nuestra fe en Él con fuerza para que podamos luego anunciar y dar testimonio a nuestros hermanos de la alegría del encuentro con Él y las maravillas que su amor realiza en nuestra existencia. La fe nace del encuentro con Jesús, reconocido y acogido como el Revelador definitivo y el Salvador".
En la conclusión de la homilía, el Papa ha exhortado a los fieles de Santa Maria Libertadora a abrir cada vez más el corazón "a una acción pastoral misionera, que impulse a todo cristiano a encontrarse con las personas - en particular a los jóvenes y familias - allí dónde viven, trabajan, pasan el tiempo libre, para anunciarles el amor misericordioso de Dios". (S.L) (Agencia Fides 25/2/2008; Líneas: 47 Palabras: 664)
