VATICANO - El Papa en la audiencia general: San Agustín está "siempre vivo", "está realmente vivo en sus escritos, está presente entre nosotros y así también vemos la permanente vitalidad de la fe a la que dio toda su vida"

jueves, 21 febrero 2008

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - "Que el camino cuaresmal que estamos recorriendo sea una ocasión favorable de un decidido esfuerzo de conversión y renovación espiritual para un despertar a la fe auténtica, una recuperación saludable de la relación con Dios y un compromiso evangélico más generoso": lo ha recomendado el Santo Padre Benedicto XVI a los fieles reunidos en la Basílica Vaticana para la audiencia general del miércoles 20 de febrero. Sucesivamente, en el aula Paolo VI, el Papa se ha reunido con los otros grupos de peregrinos donde tuvo la catequesis centrándose una vez más en la gran figura de "San Agustín", que es "el Padre de la Iglesia que ha dejado el mayor número de obras". Como ha subrayado Benedicto XVI, "algunos de los escritos de Agustín son de importancia capital, y no sólo para la historia del cristianismo sino también para la formación de toda la cultura occidental
Algún año antes de morir el mismo Agustín revisó todas sus obras y, poco después de la muerte, estas fueron cuidadosamente registradas, "con el objetivo explícito de salvaguardar su memoria, mientras la invasión de los vándalos se extendía por toda África romana". En la vasta producción literaria de Agustín - que comprende escritos filosóficos, apologéticos, doctrinales, morales, monásticos, exegéticos, contra los herejes, además de cartas y homilías - "destacan algunas obras excepcionales de gran importancia teológica y filosófica" ha evidenciado el Papa, citando ante todo las "Confesiones", escritas en trece libros entre 397 y el 400. "Son una especie de autobiografía en forma de diálogo con Dios… Confesiones indica, en primer lugar, la confesión de las propias debilidades, de la miseria de los pecados; pero al mismo tiempo, confesiones significa alabanza a Dios, reconocimiento de Dios. Ver la propia miseria a la luz de Dios se convierte en alabanza de Dios y en acción de gracias, pues Dios nos ama y nos acepta, nos transforma y nos eleva hacia sí mismo. … Menos difundidas, aunque igualmente originales y muy importantes son, además, las “Retractationes”, redactadas en dos libros en torno al año 427, en las que san Agustín, ya anciano, hace una “revisión” (retractatio) de toda su obra escrita, dejando así un documento literario singular y sumamente precioso, pero al mismo tiempo una enseñanza de sinceridad y de humildad intelectual”.
Otra obra "imponente y decisiva para el desarrollo del pensamiento político occidental y para la teología cristiana de la historia" es la "De civitate Dei”, escrito entre el 413 y el 426 en veintidós libros, después del saqueo de Roma por parte de los godos en el año 410. En esta obra grandiosa san Agustín explica "que es lo que debían esperarse de Dios y qué es lo que no podían esperar de Él, cuál es la relación entre la esfera política y la esfera de la fe, de la Iglesia. Todavía hoy este libro es una fuente para definir bien la auténtica laicidad y la competencia de la Iglesia, la gran esperanza que nos da la fe”.
Igualmente importante es el "De Trinitate", obra en quince libros sobre el principal núcleo de la fe cristiana, la fe en el Dios trinitario, escrita en dos tiempos: entre el 399 y el 412 los primeros doce libros, publicados sin que Agustín lo supiera, quien los completó hacia el año 420 y revisó la obra completa. "Aquí él reflexiona sobre el rostro de Dios y trata de comprender este misterio de Dios que es único, el único creador del mundo, de todos nosotros, y que sin embargo este Dios único es trinitario, un círculo de amor. Trata de comprender el misterio insondable: precisamente su ser trinitario, en tres Personas, es la unidad más real y profunda del único Dios". El "De doctrina Christiana" constituye por el contrario, una "introducción cultural a la interpretación de la Biblia y, en definitiva, al mismo cristianismo, que tuvo una importancia decisiva en la formación de la cultura occidental”.
En todo caso la preocupación mayor de Agustín fue siempre la de "llevar el mensaje cristiano a los sencillos … comunicar la fe de un modo comprensible para todos". Esta intención estaba en el origen de escritos como el "De catechizandis rudibus", una teoría y también una praxis de la catequesis o el "Psalmus contra partem Donati” en la que deniega el cisma donatista según el cual la verdadera cristiandad era la africana. En este contexto divulgador entran el gran número de de sus homilías, con frecuencia improvisadas, transcritas durante la predicación e inmediatamente puestas en circulación, incluso sin ser revisadas. El Santo Padre concluyó su catequesis sobre las obras de san Agustín recordando que la tradición iconográfica lo representa con un libro en la mano, para expresar su producción literaria y también su amor por los libros, por la lectura y el conocimiento de la gran cultura anterior. Precisamente gracias a sus innumerables obras, conservadas hasta nuestros días, todavía hoy San Agustín "está realmente vivo en sus escritos, está presente en nosotros y de este modo vemos también la permanente vitalidad de la fe por la que dio toda su vida" (S.L) (Agencia Fides 21/2/2008; rayas 52, palabras 761,


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