ASIA/CAMBOYA - Tras la aprobación de la nueva ley, Camboya da pasos adelante para detener el tráfico de seres humanos y la explotación sexual.

lunes, 18 febrero 2008

Phnom Penh (Agencia Fides) - Está entre las emergencias sociales más trágicas de Camboya: la práctica del tráfico de seres humanos y la explotación sexual representan dos auténticas plagas de la sociedad en el pequeño país del sudeste asiático. Son fenómenos tolerados durante demasiado tiempo, que han creado una suerte de “economía paralela”, administrada por la criminalidad y por grupos de traficantes con contactos en el exterior.
Finalmente, en el Parlamento camboyano ha sido presentada y aprobada en unanimidad una nueva ley para combatir el tráfico de seres humanos y la explotación sexual. La vieja legislación, del 1966, constaba solamente de 10 artículos y era inadecuada para contrastar las modernas prácticas de los traficantes, inadecuada tanto en las prescripciones como en las penas, dando espacio libre e impunidad a las bandas criminales.
La nueva ley, en discusión desde diciembre del 2007, prevé 52 artículos que se aplican más detalladamente en los reatos de rapto con fin de tráfico y explotación sexual de mujeres y menores, proveyendo penas que llegan a 20 años de cárcel y pesantes sanciones pecuniarias.
“Esta ley es un gran paso adelante hacia la reforma global del sistema judicial del país”, ha destacado Ang Vong Vattana, Ministro de Justicia de Camboya, ampliando los horizontes y notando que todo el sistema normativo camboyano necesita ser actualizado urgentemente. La nueva ley, ha prometido el Ministro, será observada en modo escrupuloso.
Según los observadores como UNICEF y otras organizaciones internacionales, menores y mujeres camboyanos son llevados con frecuencia a otros países de Asia, África, de Medio Oriente y Europa, donde se convierten en esclavos, son víctimas de abusos sexuales o matrimonios forzados, son utilizados para el tráfico de órganos. El aumento del movimiento de personas y mercaderías hace más fácil, para los traficantes, llevar a niños más allá de los confines y ha ampliado las destinaciones del turismo sexual.
Camboya -informan las organizaciones internacionales- es uno de los países más golpeados en el mundo por el tráfico de niños en el mundo de la prostitución. En el país el porcentaje de enfermos de SIDA es altísimo: más de la mitad de los niños que han pasado por la explotación son seropositivos. El 35% de las prostitutas camboyanas son menores de edad y el 43% de estas han sido contagiadas con SIDA. La causa de esta situación es casi siempre la pobreza. Frecuentemente son las mismas familias las que venden a los propios niños ilusionándose con garantizarles un futuro mejor. Esta plaga se nutre también de la complicidad y conveniencias a todo nivel, dada la corrupción de los sistemas públicos.
La nueva normativa aprobada por el Parlamento camboyano representa la voluntad de toda la nación de dar un giro y combatir con firmeza las prácticas del tráfico de seres humanos y de la explotación sexual.
La pequeña comunidad católica en Camboya ha estado desde siempre muy presente en la asistencia a menores y mujeres víctimas de la explotación y del tráfico, administrando numerosos centros de prevención, recuperación e reincorporación social. (PA) (Agencia Fides 18/2/2008 líneas 39 palabras 521)


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