VATICANO - Al inicio de la Cuaresma el encuentro del Papa con los párrocos y el clero de la Diócesis de Roma - Entre los temas en discusión: diaconado, jóvenes, pecado y Novísimos, silencio, diálogo y misión

martes, 12 febrero 2008

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - El jueves 7 de febrero, se reunió el Santo Padre Benedicto XVI, en el aula de las Bendiciones, con los párrocos y el clero de la Diócesis de Roma en la tradicional cita del inicio de la Cuaresma. El encuentro se desarrolló en forma de diálogo entre el Santo Padre y los participantes. Ofrecemos a continuación algunos breves pasajes de las respuestas del Papa sobre algunas de las numerosas temáticas afrontadas.

Diaconado
"Desearía también yo expresar mi alegría y mi gratitud al Concilio, porque repuso este importante ministerio en la Iglesia universal… puede ser igualmente un vínculo entre el mundo laico, el mundo profesional y el mundo del ministerio sacerdotal, dado que muchos diáconos continúan desenvolviendo sus profesiones y mantiene sus posiciones, importantes o también de vida sencilla, mientras que sábado y domingo trabajan en la Iglesia. De esta forma testimonian en el mundo de hoy, asimismo en el mundo laboral, la presencia de la fe, el ministerio sacramental y la dimensión diaconal del sacramento del Orden. Esto me parece muy importante: la visibilidad de la dimensión diaconal. Naturalmente asimismo todo sacerdote sigue siendo diácono y debe siempre pensar en esta dimensión, porque el Señor mismo se hizo nuestro ministro, nuestro diácono… Pienso que una característica del ministerio de los diáconos es precisamente la multiplicidad de las aplicaciones del diaconado”.

Jóvenes
"Todos sabemos lo difícil que es para un joven de hoy vivir como cristiano. El contexto cultural, el contexto mediático, ofrece de todo menos el camino que lleva a Cristo. Parece casi imposible ver a Cristo como centro de la vida y vivir la vida como Jesús nos enseña. Sin embargo, me parece también que muchos experimentan cada vez más la insuficiencia de todas estas ofertas, de este estilo de vida que al final deja vacíos… La sinceridad es fundamental. Los jóvenes deben sentir que no decimos palabras que nosotros mismos no vivimos sino que hablamos porque hemos encontrado e intentamos encontrar cada día de nuevo la verdad como verdad para mi vida… La cuestión sigue siendo pues como encontrar la vida, qué elegir, como elegir la vida… la elección fundamental es la indicada: elige a Dios. ES necesario entender que quien va por el camino sin Dios, se encuentra al final en la oscuridad, aunque pueden haber momentos en que parezca que ha encontrado la vida. Luego un paso posterior es como encontrar a Dios, como elegir a Dios. Aquí llegamos al Evangelio: Dios no es un desconocido, una hipótesis quizás sobre el inicio del cosmos. Dios tiene carne y huesos. Es uno de nosotros. Lo conocemos con su rostro, con su nombre. Es Jesucristo que nos habla en el Evangelio… me parece que este es el punto fundamental en nuestra atención pastoral con los jóvenes, para todos pero sobre todo para los jóvenes: llamar la atención sobre la elección de Dios, que es la vida. Sobre el hecho de que Dios existe. Y existe de modo muy concreto. Y mostrar la amistad con Jesucristo. Hay también un tercer paso. Esta amistad con Jesús no es una amistad con una persona irreal, con alguien que pertenece al pasado o que está lejos de los hombres, a la derecha de Dios. Él está presente en su cuerpo, que es todavía un cuerpo de carne y hueso: es la Iglesia, la comunión de la Iglesia. Debemos construir y hacer más accesibles las comunidades que reflexionan, que son el espejo de la gran comunidad de la Iglesia vital".

Pecado y Novisísimos
"Pienso que a todos nosotros continua siempre impresionándonos la objeción de los marxistas, según la cual los cristianos sólo hablaban del más allá descuidando la tierra. Nosotros queremos demostrar que realmente nos comprometemos a favor de la tierra y no somos personas que hablan de realidades lejanas, que no ayudan el mundo. Ahora bien, aunque es justo mostrar que los cristianos trabajan por la tierra - y todo nosotros estamos llamados a trabajar para que esta tierra sea realmente una ciudad para Dios y de Dios - no debemos olvidar la otra dimensión. Sin tenerla en cuenta, no podremos trabajamos bien por la tierra… Cuando no se conoce el juicio de Dios, no se conoce la posibilidad del infierno, del fracaso radical y definitivo de la vida, no se conoce la posibilidad y la necesidad de la purificación… Debemos hablar también y precisamente del pecado como posibilidad de destrucción de uno mismo y también de otros partes de la tierra… Hoy nos hemos acostumbrado a pensar: ¿qué es el pecado?, Dios es grande, nos conoce, por lo tanto el pecado no cuenta, al final Dios será bueno con todos. Es una bella esperanza. Pero existe la justicia y la verdadera culpa. Los que han destruido el hombre y la tierra no pueden sentarse inmediatamente a la mesa de Dios junto con sus víctimas. Dios crea justicia. Debemos tenerlo presente… la necesidad de seguir el camino de los mandamientos, de los que debemos hablar más. Estos son realmente indicadores del camino y nos enseñan cómo vivir bien, como elegir la vida. Por tanto debemos también hablar del pecado y del sacramento del perdón y la reconciliación. Un hombre sincero sabe que es culpable, que debe recomenzar, que debe ser purificado. Y ésta es la maravillosa realidad que el Señor nos ofrece: hay una posibilidad de renovación, de ser nuevos… ".
Silencio y contemplación
"Vivimos en la inflación de las palabras, de las imágenes… me parece que el tiempo de Cuaresma puede ser también un tiempo de ayuno de palabras e imágenes. Necesitamos un poco de silencio, necesitamos un espacio sin el bombardeo permanente de imágenes. En este sentido, hacer accesible y comprensible hoy el sentido de cuarenta días de disciplina exterior e interior es muy importante para ayudarnos a entender que una dimensión de nuestra Cuaresma, de esta disciplina corporal y espiritual, es crear espacias de silencio sin imágenes, para abrir de nuevo nuestro corazón a la imagen verdadera y a la palabra verdadera".

Diálogo y misión
"Por una parte, es absolutamente necesario el diálogo, conocerse recíprocamente, respetarse y tratar de colaborar de todos los modos posibles a favor de los grandes objetivos de la humanidad, o de sus grandes necesidades, para superar los fanatismos y crear un espíritu de paz y amor. Y esto está también en el espíritu del Evangelio, cuyo sentido es precisamente que el espíritu de amor, que hemos aprendido de Jesús, la paz de Jesús que Él nos ha donado a través de la cruz, se haga presente de forma universal en el mundo. En este sentido el diálogo debe ser verdadero diálogo, en el respeto del otro y en la aceptación de su alteridad; pero tiene que ser también evangélico, en el sentido de que su objetivo fundamental es ayudar a los hombres a vivir en el amor y a hacer que este amor se difunda por todas partes en el mundo. Pero esta dimensión del diálogo, tan necesario, es decir del respeto del otro, de la tolerancia, de la cooperación, no excluye la otra, es decir que el Evangelio es un gran don, el don del gran amor, de la gran verdad, que no podemos mantener sólo para nosotros sino que debemos ofrecer a los otros, considerando que Dios les da la libertad y la luz necesaria para encontrar la verdad. Esta es la verdad. Y por lo tanto éste es también mi camino. La misión no es imposición, sino que es ofrecer el don de Dios, dejando a Su bondad que ilumine a las personas para que se extienda el don de la amistad concreta con el Dios de rostro humano… No sé si me he explicado bien: diálogo y misión no sólo no se excluyen, sino que se complementan". (1 - continua) (S.L, (Agencia Fides 12/2/2008; Líneas: 94 Palabras: 1330)


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