VATICANO - Ángelus del Papa: “A quien ha sido olvidado por todos, Dios no lo olvida; quien no vale nada a los ojos de los hombres, es precioso a los ojos del Señor”. Llamada a la oración por Myanmar y por la península coreana

lunes, 1 octubre 2007

Castel Gandolfo (Agencia Fides) - En el último Ángelus recitado en el Palacio Apostólico de Castel Gandolfo antes de regresar al Vaticano, el Papa Benedicto XVI hizo un llamado en referencia al tema del uso de las riquezas terrenas. El Evangelio del domingo XXVI del tiempo Ordinario, 30 de septiembre, presentaba la parábola del hombre rico y del pobre Lázaro (Lc 16,19-31). “El rico encarna el uso inicuo de las riquezas por parte de quien vive en el lujo desenfrenado y egoísta -explicó el Papa-, pensando solamente en satisfacerse a sí mismo, sin prestar la más mínima atención al mendigo que está a su puerta. El pobre, por el contrario, representa a la persona de la que sólo Dios cuida… A quien ha sido olvidado por todos, Dios no lo olvida; quien no vale anda a los ojos de los hombres, es precioso a los ojos del Señor”. La parábola muestra cómo luego de su muerte, Lázaro es acogida en la felicidad eterna, mientras el rico termina “en el infierno entre tormentos”.
Retomando la lectura de este pasaje evangélico en clave social, según la Encíclica del Papa Pablo VI Populorum Progressio, el Santo Padre recordó las numerosas situaciones de miseria causadas por las “esclavitudes que vienen de los hombres” y por “una naturaleza no suficientemente dominada”. “¿como no pensar, en este momento -prosiguió Benedicto XVI-, especialmente en los países del África subsahariana, golpeados en los pasados días por graves inundaciones? No podemos olvidar, sin embargo, tantas otras situaciones de emergencia humanitaria en diversas regiones del planeta, en las cuales los conflictos por el poder político y económico terminan agravando realidades de desorden ambiental ya de por sí opresivas. La llamada en aquel entonces en la voz de Pablo VI: ‘Los pueblos que pasan hambre interpelan de manera dramática a los pueblos opulentos’, conserva aún hoy en día su urgencia”.
El Papa pidió la intercesión de la Virgen María para que “nos obtenga el ser más atentos a los hermanos que pasan necesidad, para compartir con ellos lo mucho o poco que tenemos, y contribuir, comenzando por nosotros mismos, a difundir la lógica y el estilo de la auténtica solidaridad”. Luego de la oración mariana, el Papa Benedicto XVI lanzó un llamado a la oración por dos intenciones particulares: por Myanmar y por la península coreana. Lo hizo con estas palabras: “Sigo con gran desconcierto los graves eventos de estos días en Myanmar, y deseo expresar mi cercanía espiritual a esa querida población en el momento de la dolorosa prueba que están atravesando. Mientras aseguro mi solidaria e intensa oración e invito a la Iglesia a acompañarme en ello, hago votos para que pueda llegarse a una solución pacífica, para el bien del País. Recomiendo a vuestra oración también la situación de la Península coreana, donde algunos importantes desarrollos en el diálogo entre las dos Coreas hacen esperar que los esfuerzos d reconciliación que se realizan puedan consolidarse a favor de pueblo coreana y en beneficio de la estabilidad y de la paz en la entera región.” (S.L.) (Agencia Fides 1/10/2007; líneas 38, palabras 550)


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