VATICANO - Papa Benedicto XVI a los Obispos de Benín en visita Ad Limina: “¡No tengáis miedo de proponer la novedad radical de la vida introducida por Cristo y ofrecida a cada hombre para realizar su vocación integral!”

viernes, 21 septiembre 2007

Castelgandolfo (Agencia Fides) - “A lo largo de los años recientes, habéis dado prueba de gran valor evangélico en guiar al pueblo de Dios en medio a las numerosas dificultades que vuestra sociedad ha conocido, mostrado así vuestro interés pastoral por las grandes cuestiones que esta ha tenido que afrontar, en particular en el campo de la justicia y de los derechos humanos. En todas estas situaciones, habéis propuesto con firmeza la enseñanza de la Iglesia fundada en el Evangelio, suscitando así la esperanza en el corazón de vuestro pueblo y contribuyendo a mantener la unidad y la concordia nacionales”. Lo recordó el Santo Padre Benedicto XVI durante la audiencia a los Obispos de Benín, recibidos en el Palacio Apostólico de Castelgandolfo el jueves 20 de septiembre, con ocasión de la visita Ad Limina Apostolorum.
Para responder a los desafíos contemporáneos, el Papa alentó a los Obispos a desarrollar “una auténtica espiritualidad de comunión”, a ser vivida antes que todo entre ellos, “para encontrar fuerza y apoyo en su ministerio” en cuanto que esta “favorece el dinamismo misionero”, y por lo tanto a ser vivida también en la relación con los propios sacerdotes, ayudándolos “a asumir plenamente el ministerio sacerdotal”. Benedicto XVI alentó a los presbíteros a conservar “un equilibrio que de a una intensa vida espiritual el lugar que le corresponde, para creer y reforzar la relación de amistad con Cristo, al fin de servir generosamente la parte del pueblo de Dios que le ha sido confiada, como también el anuncio del Reino de Dios a todos. Es entonces que el Evangelio será puesto por concretamente presente en la sociedad”.
A partir del hecho que la influencia de las tradiciones está aún muy presente en la vida social de Benín, el Papa puso en evidencia como los “aspectos mejores deben ser alentados” mientras “es necesario rechazar las manifestaciones que sirven solo para dañar, a alimentar el miedo y a excluir al otro”. Para alcanzar este objetivo es particularmente importante una sólida formación cristiana, que ayudará a los fieles a confrontar la fe con las creencias de la “tradición” y les enseñará a rezar con confianza, “al fin de permanecer siempre cercanos a Cristo” y, en los momentos de desesperación, a encontrar un apoyo en las comunidades cristianas. En esta tarea los Obispos tienen un aporte precioso en la obra de los catequistas, de quienes el Papa afirmó conocer su dedicación, “expresando el reconocimiento de la Iglesia por el compromiso con su servicio”. También los institutos de vida consagrada “aportan un generoso aporte a la misión”, y Benedicto XVI deseó “que los religiosos y las religiosas conserven siempre el corazón y la mirada fijos en el Señor Jesús, para que, mediante sus obras y el don total de sí, comuniquen a todos el amor de Dios que reciben en la propia existencia”. Además recordó que en el servicio prestado por religiosas a los más necesitados de la sociedad, sin distinciones, no se debe jamás descuidar Dios y Cristo, “que es oportuno anunciar, sin imponer la fe de la Iglesia… Invito a los miembros de las comunidades contemplativas a seguir siendo, con su presencia discreta, un llamado permanente para todos los cristianos a buscar sin descanso el rostro de Dios y a darle gracias por todos sus beneficios”.
Deteniéndose en las celebraciones litúrgicas, “fervientes y calurosas… elocuente testimonio de la fe”, el Papa destacó la importancia de la participación de los fieles “en modo pleno, activo y fecundo”. “Para favorecer esta participación, es legítimo recurrir al adecuarse a aspectos de los diversos contextos culturales, en el respeto de las normas establecidas por la Iglesia. Más aún, para que elementos culturales incompatibles con la fe cristiana o acciones que favorecen la confusión no sean introducidos en la liturgia, debe ser garantizada una sólida formación litúrgica a los seminaristas y a los sacerdotes”.
El Santo Padre elogió las intervenciones públicas de los Obispos que, en diversas ocasiones, han defendido valerosamente los valores de la familia y del respeto por la vida, exhortándolos “a continuar con este compromiso, que es un servicio a la sociedad entera”. Expresó su satisfacción por el compromiso en la formación de los jóvenes, y rindió homenaje al trabajo de cuantos contribuyen a su educación humana y religiosa, en particular a través de la enseñanza católica. En este contexto destacó también la necesidad de una seria preparación de los jóvenes al sacramento del matrimonio y de un acompañamiento permanente de las familias, en particular en los momentos de mayor dificultad.
“Deseo finalmente expresaros mi satisfacción en el constatar que, generalmente, las relaciones entre cristianos y musulmanes se desarrollan en una atmósfera de comprensión recíproca -afirmó Benedicto XVI en la parte conclusiva de su discurso-. Así, para evitar ver el desarrollo de una forma de intolerancia y para prevenir cualquier violencia, es oportuno alentar un diálogo sincero, fundado en un conocimiento recíproco cada vez más verdadero, en particular a través de relaciones humanas respetuosas, una comprensión de los valores de la vida y una cooperación recíproca en todo aquello que promueve el bien común. Un dialogo tal exige también la preparación de personas competentes para contribuir a conocer y a comprender los valores religiosos que tienen en común y a respetar lealmente las diferencias”.
El Santo Padre concluyó su discurso alentado a los Obispos a proseguir su misión al servicio del pueblo de Dios en Benín: ““¡No tengáis miedo de proponer la novedad radical de la vida introducida por Cristo y ofrecida a cada hombre para realizar su vocación integral! (S.L.) (Agencia Fides 21/9/2007; líneas 65, palabras 955)


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