AMERICA/BRASIL - V Conferencia General de Aparecida - “En la misión lo más importante es despertar el corazón del hombre, despertar su verdadera humanidad, su ser capaz de preguntarse sobre el sentido trascendente de la vida”: entrevista a Mons. Santoro, Obispo de Pretópolis

viernes, 25 mayo 2007

Aparecida (Agencia Fides) - Mons. Filippo Santoro Obispo de Petrópolis (Brasil), en una entrevista concedida a la Agencia Fides describe las principales características de la misión en Brasil y el tema de la V Conferencia del Episcopado Latinoamericano y del Caribe discípulo y misionero.

- ¿Cuáles son las características de la dimensión misionera más relevantes en Brasil?
En primer lugar podemos destacar que es una misión en un mundo secularizado, y este es quizá el aspecto menos desarrollado de nuestra actividad misionera. El mundo actual tiene una gran influencia en toda la vida, influencia la manera de pensar, influencia la manera de decidir y la manera de actuar. En este sentido considero que tienen una importancia particular los movimientos eclesiales, porque ellos dan una especial atención al mundo de la cultura, al mundo del arte, al mundo de la comunicación. Es interesante proponer hoy en día una vida nueva, una experiencia nueva. De este modo, los movimientos viviendo en estos contextos, en estos nuevos areópagos ofrecen la posibilidad de encontrarse con la persona de Cristo y no simplemente con una teoría, ofrecen una verdadera experiencia de familia, una experiencia de trabajo diferente del que ofrece el mundo secularizado. Como toda realidad que se vive a partir del encuentro con Cristo, desde el encuentro fascinante con Cristo, transforma y las cosas que parecen más secularizadas, mas separadas de Dios, se convierten en instrumentos para la comunicación de la presencia del Señor.
Junto con la evangelización del mundo secularizado es evidente la importancia que tiene la misión en un medio popular. En este campo es indispensable una misión que valore la religiosidad popular, que valore los símbolos, los sacramentos y todo aquello que manifiesta el rostro misericordioso y humano de Dios. Tiene también una importancia extraordinaria la presencia de la Virgen María, nuestros santuarios marianos, la devoción a los Santos, como instrumentos que ayudan para encontrarse con Cristo personalmente.
Junto con estos medios populares no podemos olvidar el ambiente de la cultura. De aquí la importancia de las universidades católicas, de las escuelas católicas. Esto constituye un gran desafío. Pero como en todos los desafíos el punto de partida es la irrupción del don de Dios, por medio de la fuerza del Espíritu, que renueva todo y que transforma toda la realidad desde dentro.

¿Cuales son los temas más comunes y más relevantes de los tratados hasta ahora en la V Conferencia del Episcopado Latinoamericano y del Caribe?
Lo que me ha parecido más importante es el tema de discípulos y misioneros, porque ese es el punto de partida que tiene una gran influencia sobre el resto de los temas. Por supuesto, que son importantes los análisis, ver la realidad, pero aquello que más nos interesa y nos mueve, es mirar el corazón misionero. Y antes de indicar cómo deben trabajar los misioneros, me parece muy importante indicar de dónde nace el misionero. El misionero no nace de un iniciativa humana, el misionero nace de la irrupción del don de Dios en la vida de algunas personas. Y así, esas personas cambian, esas personas comunican la presencia de Cristo como un hecho actual que transforma la vida, que alumbra nuestra existencia, y que nos da la posibilidad de vivir la realidad con un entusiasmo y una plenitud nueva. De este modo la experiencia del nacimiento del misionero es el punto que determina todos lo demás, que determina el enamoramiento y el apasionarse por Cristo. Este punto no está en nuestras manos, es puro don de la gracia que nosotros reconocemos y precisamente en esta asamblea se están abriendo los ojos sobre esos elementos, que son los elementos originarios de la realidad.
Otro aspecto interesante es ver como crece y se desarrolla el discípulo. Es necesaria una pedagogía, un método. Cuando se habla de método, cuando se habla de pedagogía, debemos tener presente ante todo como actuaba Jesús: Jesús despertaba los corazones de las personas y así debemos actuar nosotros. En el mundo actual muchas veces lo que está en crisis no es tanto las respuestas cristianas, que nacen de la fe, sino que es más bien la cultura dominante, que reduce todo al instinto inmediato y al logro, a tener más y que impide al hombre plantearse las preguntas transcendentales. De ahí la función del método que estoy planteando, la importancia de despertar el corazón del hombre, de despertar su verdadera humanidad, su ser como hombre capaz de preguntarse sobre el sentido transcendente de la vida. Todo esto no se resuelve con unos simples cursos de formación para los misioneros. Debe ser un método pedagógico como el que hizo Jesús y como el que ha realizado la Iglesia por medio de sus Santos. Un método que despierta la humanidad, y que ofrece a Cristo como experiencia, como respuesta a las exigencias de la humanidad. A partir de ahí nace el verdadero interés por Cristo que lleva a decir como San Pedro: “Adónde iremos nosotros. Sólo Tú tienes palabras de vida eterna”. Es necesario pues llevar a esta convicción, de otro modo estaremos dando respuestas que en realidad no responden a los principales interrogantes del hombre. Es necesario ofrecer esta respuesta extraordinaria, impensable y mucho mayor de cuanto pudiéramos pensar, como es la belleza de la presencia de Cristo vivo en medio a nosotros, capaz de transformación toda la sociedad. (FP/RG) (Agencia Fides 25/5/2007 Líneas: 67 Palabras: 930)


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