VATICANO - “La fe cristiana, compartida por la mayoría del pueblo de Ruanda, constituye, si es vivida con coherencia y plenitud, una ayuda eficaz para superar un pasado de errores y de muerte”: Mensaje del Santo Padre Benedicto XVI al Presidente de Ruanda.

martes, 22 mayo 2007

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - Ha sido publicado por la Sala de Prensa de la Santa Sede, el Mensaje enviado por el Santo Padre Benedicto XVI al Presidente de la República de Ruanda, Paul Kagame, con ocasión de la jornada anual de luto nacional, en recuerdo del inicio del genocidio de 1994, celebrada el 7 de abril pasado. Dado que este año la celebración coincidía con el sábado santo, el Papa quiso unirse a la oración por todas las víctimas del genocidio, dirigiendo un Mensaje al Jefe de Estado en el que expresa su deseo de unirse “al luto nacional y en particular a las oraciones por todas las víctimas de esta horrible matanza, sin distinción de credo religioso o de pertenencia étnica y política”.
El Pontífice recuerda que el Sábado Santo, para los creyentes, no es un sábado como todos los otros, sino que “se trata de uno de los días más importantes en el plano litúrgico”, en cuanto tras la tragedia del Gólgota, los creyentes esperan la plena realización de las palabras de Cristo, que dijo: “Yo soy la resurrección y la vida”. También para los ruandeses, prosigue el Mensaje, este sábado será “un día muy importante y diferente de los otros días, en cuanto se recordará a los cientos de miles de personas inocentes que, trece años atrás, fueron víctimas de las terribles masacres del genocidio”.
Papa Benedicto XVI manifiesta el deseo que “todos los ruandeses, guiados por las Autoridades civiles y religiosas, se comprometan cada vez más generosa y eficazmente en favor de la reconciliación nacional y por la construcción de un País nuevo, en la verdad y en la justicia, en la unidad fraterna y en la paz”, y concluye afirmando que “la fe cristiana, compartida por la mayoría del pueblo de Ruanda, constituye, si es vivida con coherencia y plenitud, una ayuda eficaz para superar un pasado de errores y de muerte, cuyo culmen fue el genocidio de 1994. al mismo tiempo, esta fe estimula la confianza en la posibilidad ofrecida a todos los ruandeses, reconciliados, de edificar juntos un futuro mejor, redescubriendo la novedad del amor, la única fuerza que puede conducir a la perfección personal y social y orientar la historia hacia el bien”. (S.L.) (Agencia Fides 22/5/2007, líneas 28, palabras 413)


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