EUROPA - “Una nueva cultura, la cultura de la comunión”: perspectivas para el continente europeo tras la Manifestación ecuménica internacional de Stuttgart

martes, 15 mayo 2007

Stuttgart (Agencia Fides) - “Con vuestros Movimientos dais un rostro a la unidad de Europa”. Son las palabras del Canciller alemán Angela Merkel, entre los muchos mensajes que llegaron a los 12 responsables de la II Manifestación ecuménica internacional “Juntos por Europa”, católicos y evangélicos, ortodoxos, anglicanos, entre los cuales figuran: Alpha International (Inglaterra), Comunidad de San Egidio (Italia), Fondacio (Francia), Movimiento de los Focolares (Italia), Schönstatt (Alemania), Syndesmos (Bélgica), Ymca (Alemania). Fueron 8000 los adherentes a los 250 movimientos y comunidades de varias Iglesias del viejo continente, que el 12 de mayo llenaron el Palasport Hans-Martin Schleyer de Stuttgart (Alemania), en conexión vía satélite con encuentros paralelos en 60 ciudades de Europa. En el comunicado conclusivo se puede leer que el rostro de Europa, que surge de Stuttgart, presente los lineamentos de una nueva cultura: la cultura de la comunión. Es una cultura que nace de “carismas, dones gratuitos de Dios” que han suscitado estas nuevas realidades cristianas. Se ve claramente en la solemne declaración de compromiso final, leída por los jóvenes: “Los carismas que hemos recibido nos impulsan al camino de la fraternidad y de la comunión con profunda vocación europea”.
Muchas veces se ha afirmado en Stuttgart, en una Europa atacada por el escepticismo, paralizada por el surgimiento de los nacionalismos, los movimientos y las comunidades cristianas “son concientes que las propias diferencias representan una riqueza y no un motivo de miedo o de separación” - se lee también en el mensaje - y pueden “convertirse en un signo de esperanza” para el continente. Es sobre la base de esta comunión que, juntos, los movimientos en la declaración final dicen “sí a la defensa de la vida en todos sus estadios; sí a la familia unida por un pacto indisoluble de amor entre hombre y mujer; sí a la creación por la defensa del ambiente; sí a una economía solidaria; a la solidaridad con los pobres y marginados, al desarrollo de los países subdesarrollados, en particular en África; sí a la paz, con la mediación en los conflictos; sí a que las ciudades sean lugares de solidaridad y acogida, abierta a diversas culturas. No son solamente puntos programados, sino la indicación de un nuevo desarrollo de cuanto ya se vive en los diversos Países de Europa. Lo han demostrado las historias personales e iniciativas, en estos ambientes, que pusieron a la luz la fuerza de renovación del Evangelio que se vive.
Papa Benedicto XVI, en un mensaje firmado por el Cardenal secretario de Estado Tarcisio Bertone, deseó que la iniciativa “refuerce el deseo de comunión” que anima estas realidades eclesiales y “contribuya a desaparecer los prejuicios, a superar nacionalismos y barreras históricas e impulse al compromiso para que en la Europa de los tiempos post-modernos no sea menospreciada la dimensión espiritual”. El Patriarca ecuménico de Constantinopla, Bartolomé I, deseó que se den “signos manifiestos de la resurrección” para “enriquecer Europa en el sentido auténtico de la vida”, mientras el Arzobispo de Canterbury, Rowan Williams, primado de la Iglesia de Inglaterra, indicó “la estabilidad espiritual” y la búsqueda de “un centro de visión común del cual poder observar al continente” como los principales desafíos para Europa. (S.L.) (Agencia Fides 15/5/2007, líneas 39, palabras 547)


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