VATICANO - Congreso Internacional en el 50° de la Encíclica “Fidei Donum” - “Tras cincuenta años creemos que la experiencia de la Fidei Donum tiene aún mucho que decir y dar a nuestras comunidades”

viernes, 11 mayo 2007

Roma (Agencia Fides) - En la segunda jornada de trabajos, jueves 10 de mayo, los participantes en el Congreso Internacional sobre el 50º aniversario de la Encíclica Fidei Donum (ver Agencia Fides 21/4/2007) han podido escuchar a Su Exc. Mons. Giuseppe Betori, Secretario General de la Conferencia Episcopal Italiana, que habló sobre el tema “Coordinación nacional de “Fidei Donum”, para una proyección misionera común entre las Iglesias de envió y de destinación”.
“Los Fidei Donum, aunque permanecen como sujetos misioneros numéricamente más limitados (no son más del 3-4% de todos los misioneros presentes en el mundo), han ofrecido a la vida de nuestras comunidades resultados sorprendentes” destacó Mons. Betori, destacando que “las Iglesias de antigua tradición, que en los años pasados han enviado el mayor número de Fidei Donum, ahora viven un momento de grave crisis vocacional, mientras las Iglesias más jóvenes se están abriendo solo ahora a esta servicio”. El Secretario General de la CEI evidenció que ningún otro sujeto misionero ha contribuido capilarmente, como los Fidei Donum, “a llevar la cooperación entre las Iglesias tan cerca de la experiencia directa de las personas y en la vida de las diócesis”.
Tras haber encuadrado el fenómeno de los Fidei Donum en el interior de una correcta eclesiología, mons. Betori, afirmó que “en la Iglesia hay gran pasión por la evangelización, incluso si no consigue expresarse con todas las potencialidades necesarias. Donde está en juego el anuncio del Evangelio, o la salvación de las almas - como se decía alguna vez-, deberían desaparecer las razones humanas justificadoras de individualismos e intereses, también institucionales. Solo así el anunció tendrá el rostro y la fuerza de la Iglesia, más que el de sus protagonistas”.
A la luz de esta conciencia, en estos años el rostro misionero de la Iglesia local se ha vuelto más rico, y ha emergido la figura del cristiano laico en servicio misionero: “Son siempre más numerosos los laicos cristianos que se han empeñado en la coordinación de nuestras Iglesias locales (concretamente los Centros Misioneros Diocesanos) para vivir un periodo de servicio apostólico en misión… Portadores de modalidades propias que remodelan el servicio misionero, los laicos misioneros han encontrando en el modelo Fidei Donum una inspiración de identidad. Es oportuno que cada vez más directamente las Conferencias Episcopales proveen el sostenimiento de su servicio con convenciones de garantía y de mantenimiento”.
Entre los límites evidenciados por la experiencia de 50 años, el Secretario de la CEI indicó “una idea de misión demasiado centrada en el “hacer”, en el protagonismo de la Iglesia que envía, la dificultad de acoger, junto a las personas, las riquezas de las Iglesias en las que los Fidei Donum han prestado su servicio misionero”. Hoy disminuyen los envíos por parte de las Iglesias de antigua tradición según la disminución del clero, mientras es puesta en discusión la idea misma de la misión, consecuencia también de la secularización y de la presencia de muchos inmigrantes no cristianos: “la experiencia Fidei Donum nos recuerda que, justamente en esta nueva situación en la que nos encontramos, la partida misionera, de sacerdotes y de laicos, es una preciosa riqueza para la comunidad que envía. Lo es no solamente porque expresa el valor del don, sino también en cuanto es presupuesto para acoger, durante el tiempo de permanencia y más aún al regreso, la experiencia de una Iglesia hermana; lo es también porque despierta el sentido misionero global de una Iglesia, por una nueva evangelización incluso en los países de rica antigüedad cristiana”.
Dado que tras cincuenta años la experiencia de los Fidei Donum tiene aún “mucho que decir y dar a nuestras comunidades”, Mons. Betori indicó algunas perspectivas concretas a diversos niveles. A nivel diocesano es necesario constituir una Oficina de animación de la misionariedad de toda la diócesis, bajo la responsabilidad del Obispo; hacerse de un proyecto misionero diocesano; involucrar en modo más pleno y adecuado a la Iglesia que acoge. A nivel interdiocesano y regional son posibles diversas formas de colaboración para sostener y alentar la experiencia de los Fidei Donum: partidas interdiocesanas, recorridos comunes de formación, acompañamiento de los laicos misioneros. A nivel nacional Mons. Betori indicó algunas exigencias: valorar a las diócesis como sujeto que envía, dando espacio a todos los sujetos misioneros presentes; valorar la experiencia de los Fidei Donum que regresan; promover el laicado misionero Fidei Donum, contribuyendo a definir más precisamente la identidad y las modalidades de formación, acompañamiento, servicio; mayor reelaboración de la experiencia de los Fidei Donum para dar vida a formas y experiencias pastorales originales y compartidas; monitorear la presencia de sacerdotes provenientes de países de misión. El Secretario General de la CEI concluyó su intervención con dos propuestas concretas: instituir un lugar de formación para los que parten y para los que regresan y un Observador de la cooperación entre las Iglesias. “Tras 50 años no han decaído las motivaciones que provocaron el inicio de la experiencia Fidei Donum - afirmó finalmente el Secretario General de la CEI -. Los objetivos de la caridad pastoral, por más que cambian los tiempos, permanecen válidos y urgentes. Hoy somos invitados a expandir más nuestros horizontes hasta alcanzar el gran continente asiático”. (S.L.) (Agencia Fides 11/5/2007; líneas 62, palabras 889)


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