AFRICA/COSTA DE MARFIL - “El fenómeno de la inmigración impone con fuerza la necesidad moral de buscar un nuevo orden económico internacional”, afirma Mons. Marchetto en el Coloquio sobre la pastoral de la inmigración en África

miércoles, 9 mayo 2007

Abidjan (Agencia Fides) - La Iglesia “madre y educadora” que tiene una particular dedicación a las personas en dificultad, se encuentra en el camino de aquellos que desde África, frecuentemente arriesgando la propia vida, emigran hacia Europa buscando una vida mejor. Lo destacó hoy, 9 de mayo, Mons. Agostino Marchetto, Secretario del Pontificio Consejo para la Pastoral de los Emigrantes e Itinerantes, en su intervención en el Coloquio sobre la pastoral de las migraciones, promovido por la CEREAO (Conferencia Episcopal Regional de África Occidental Francófona), que se realiza en Abidjan, en Costa de Marfil.
Mons. Marchetto recordó que el fenómeno de la migración presente “luces y sombras”. Si por un lado, en efecto, en los últimos veinte años el porcentaje de la población mundial que vive con menos de un dólar al día ha disminuido del 40 al 20 por ciento, por otro lado esto significa que “todavía mil millones de personas viven en la pobreza extrema y la mitad de la población mundial sobrevive con menos de dos dólares al día”.
Una situación que pone en evidencia “la interrelación cada vez más grande entre la mundialización, la pobreza y el desarrollo del mundo de hoy, que toca directamente a los fenómenos migratorios internacionales”.
Frente a este cuadro, Mons. Marchetto hizo referencia a la Instrucción Erga migrantes caritas Christi publicada por el Pontificio Consejo para la Pastoral de los Emigrantes e Itinerantes en el 2004, la cual ofrece las líneas guía para “encuadrar las proposiciones eclesiales para una buena gestión del fenómeno migratorio en África”. “La instrucción - subrayó el Arzobispo - destaca la necesidad de una aproximación amplia en el que los inmigrantes sientan que su experiencia, muchas veces dolorosa y dramática, participa en la creación de un mundo más justo para todos, en el que el desarrollo es entendido no sólo en términos económicos sino en un modo nuevo, promoviendo y protegiendo la centralidad y la sacralidad de la persona humana”. El fenómeno de la inmigración impone con fuerza efectivamente “la necesidad moral de buscar un nuevo orden económico internacional, una más justa distribución de los bienes de la tierra, en la visión de la comunidad internacional como familia de pueblos”.
Mons. Marchetto recordó asimismo el compromiso de la Santa Sede, que en todos los foros internacionales se preocupa constantemente por promover la creación de una comunidad internacional más justa y respetuosa de las exigencias de todos los pueblos. (L.M.) (Agencia Fides 9/5/2007 líneas 34 palabras 438)


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