VATICANO - “Os invito a continuar en este camino, con una profunda fe, personalizada y firmemente enraizada en el vivo Cuerpo de Cristo, la Iglesia”: el Papa al Peregrinaje promovido por la Fraternidad de Comunión y Liberación en el XXV aniversario del reconocimiento pontificio

lunes, 26 marzo 2007

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - “El querido Juan Pablo II... os confió esta tarea: «Id por todo el mundo llevando la verdad, la belleza y la paz, que se encuentran en Cristo Redentor». Don Giussani hizo de estas palabras el programa de todo el Movimiento y para Comunión y Liberación fue el inicio de un periodo misionero que os ha llevado a ochenta Países. Hoy os invito a continuar en este camino, con una profunda fe, personalizada y firmemente enraizada en el vivo Cuerpo de Cristo, la Iglesia, que garantiza la contemporaneidad de Jesús con nosotros”. Ha sido esta la invitación de Benedicto XVI a los más de 80.000 participantes en el Peregrinaje promovido por la Fraternidad de Comunión y Liberación con ocasión del XXV aniversario del reconocimiento pontificio de la Fraternidad, que tuvo lugar en la Plaza de San Pedro el mediodía del sábado 24 de marzo.
Recordando sobre todo al fundador, Mons. Luigi Giussani, “al cual estoy unido por varios recuerdos y que se había convertido en un verdadero amigo”, el Papa destacó que “el Espíritu Santo ha suscitado en la Iglesia, por medio de él, un Movimiento… que diera testimonio de la belleza de ser cristianos en una época en la que se difundía la opinión de que el cristianismo era algo fatigoso y opresor. Don Giussani se comprometió entonces a restablecer en los jóvenes el amor hacia Cristo “Camino, Verdad y Vida”, repitiendo que solo Él es el camino hacia la realización de los deseos más profundos del corazón del hombre, y que Cristo no nos salva por desprecio de nuestra libertad, sino a través de esta”.
Este valiente sacerdote “buscaba la Belleza misma, la Belleza infinita que encontró en Cristo” y, como afirmó Juan Pablo II, “la original institución pedagógica de Comunión y Liberación está en reproponer en modo fascinante y en sintonía con la cultura contemporánea, el hecho cristiano, percibido como fuente de nuevos valores y capaz de orientar toda la existencia”. La vasta y articulada Familia espiritual de Comunión y Liberación fue originada “por un encuentro renovado con Cristo” y aún hoy se ofrece “como una posibilidad de vivir en modo profundo y actualizado la fe cristiana, por un lado con una total fidelidad y comunión con el Sucesor de Pedro y con los Pastores que asegura el gobierno de la Iglesia; por otro lada, con una espontaneidad y una libertad que permiten nuevas y proféticas realizaciones apostólicas y misionarias”.
La Fraternidad de Comunión se encuentra en el amplio florecimiento de asociaciones, movimientos y nuevas realidades eclesiales suscitadas por el Espíritu Santo en la Iglesia después del Concilio Vaticano II, como “signo de la fecundidad del Espíritu del Señor, para que se manifieste en el mundo la victoria de Cristo resucitado y se realice el envío misionero confiado a toda la Iglesia”. El Papa Benedicto XVI recordó como en el reciente encuentro con el clero y los párrocos de Roma, invitó a “no apagar los carismas… si el Señor nos da nuevos dones debemos serle gratos, incluso si a veces son incómodos. Al mismo tiempo, dado que la Iglesia es una, si los Movimientos son realmente dones del Espíritu Santo, deben naturalmente inserirse en una Comunidad eclesial y servirla en modo que, en el diálogo paciente con los Pastores, estos puedan constituir elementos edificantes para la Iglesia de hoy y de mañana”. (S.L.) (Agencia Fides 26/3/2007)


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