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Bogotá (Agencia Fides) - “Todos los Obispos animamos el compromiso misionero en primer lugar en nosotros mismos.... Deseamos sentir nuevamente el mandato misionero, vibrar con sus exigencias, luchar por sus objetivos y realizar todo esto como Iglesia, en comunión para la misión, todos juntos, Obispos, Sacerdotes, Religiosos y Laicos, que unidos nos aprestamos a vivir nuestra identidad de discípulos y misioneros de Jesucristo para que nuestros pueblos en él tengan vida”, afirma Mons. Luis Augusto Castro Quiroga, Arzobispo de Tunja y Presidente de la Conferencia Episcopal Colombiana en el discurso de inauguración ayer 5 de febrero, de la Asamblea Plenaria para analizar el tema de “La acción misionera de la Iglesia” (ver Fides 31/1/2007).
Recuerda Mons. Quiroga en su discurso que todo cristiano “es misionero cuando acepta ser enviado para dar a conocer y obedecer a Cristo en medio de aquellos que no lo conocen ni lo reconocen como Señor”. Esta labor no corresponde solo a especialistas como pueden ser los a sacerdotes o religiosos, continua el Arzobispo, sino que “es tarea de todo cristiano”, como ocurría en los inicios del cristianismo. Por ello, “debemos retornar a esta forma de ser misioneros, sin descuidar el apoyo a los misioneros consagrados para este servicio de por vida. Estamos llamados a retomar la acción misionera universal como una realidad que está en el corazón de la pastoral... Y debemos hacerlo en eficaz colaboración con las Obras Misionales Pontificias, que ocupan un primer puesto en la acción misionera de la Iglesia”, afirma el Presidente de la Conferencia Episcopal.
Afirma a continuación que el objetivo de la acción misionera es tanto el primer anuncio del Evangelio como la implantación de la iglesia y la promoción de los valores del Reino. “En un momento como el presente - continua Mons. Castro Quiroga - en el que los antivalores toman fuerza... es necesario enfatizar el sembrar estos valores del Reino proclamados por Jesús con su vida y con su mensaje evangélico, tarea misionera formidable en la que los laicos ocupan hoy el primer lugar”. El presidente de la Conferencia Episcopal realiza en su discurso una invitación a todos los católicos de Colombia “a acoger con entusiasmo juvenil esta tarea misionera universal, no como un deber impuesto sino como un deseo enorme de dar a conocer a Jesucristo, hasta en los rincones más lejanos de nuestro globo”.
En su discurso Mons. Castro Quiroga también realiza un llamamiento a la reconciliación y la paz en Colombia, recordando que la Iglesia está llamada a “a acompañar e iluminar el desafío nacional de la reconciliación, desde la fe y la práctica del amor, a partir de la fuerza transformadora del perdón y orientada por los principios del Evangelio”. Así mismo pide que se hagan realidad cuanto antes los acuerdos humanitarios “para acabar con el secuestro extorsivo, con las minas antipersonal, con la agresión a la sociedad civil, con el desplazamiento”. Reafirma a continuación la urgencia de que resplandezca la verdad que “representa una condición para curar las heridas de la violencia y restituir la dignidad de las víctimas” y lanza un llamamiento a “seguir luchando, cada uno desde su lugar y según sus posibilidades y todos desde la acción pastoral, contra el narcotráfico, que no sólo fomenta la guerra fratricida sino la degeneración de muchas personas, el crecimiento del ansia de dinero fácil, abundante y a cualquier costo y la corrupción a todos los niveles”. El presidente de la Conferencia Episcopal reafirma su deseo de “apoyar todos los procesos que conduzcan a una Colombia reconciliada y en paz”. (RG) (Agencia Fides 6/2/2007 Líneas: 43 Palabras: 621)
