VATICANO - El Papa Benedicto XVI recorre las etapas de su viaje a Turquía: "Que el Espíritu Santo haga fecundo este viaje apostólico, y aliente en todo el mundo la misión de la Iglesia, instituida por Cristo de anunciar a todos los pueblos el evangelio de la verdad, de la paz y del amor"

jueves, 7 diciembre 2006

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - La audiencia general del miércoles 6 de diciembre se ha desarrollado en dos momentos: en un primer momento, el Santo Padre Benedicto XVI se ha encontrado en la Basílica Vaticana con algunos grupos de fieles de Italia, en particular los peregrinos de las diócesis del Lacio con ocasión de la Visita ad Limina Apostolorum de sus Obispos, después, en el aula Pablo VI, ha saludado el resto de los grupos.
A los peregrinos italianos el Santo Padre ha recomendado: "Os animo a profundizar cada vez más vuestra vida de fe, teniendo presente las orientaciones del reciente encuentro de la Iglesia Italiana en Verona. Estamos ciertos de que una valiente acción evangelizadora suscitará la deseada renovación del compromiso de los católicos en la sociedad, también en la región del Lazio. La misión principal de la evangelización es indicar a Jesucristo como el Salvador de todos. No os canséis de confiar en Él y de anunciarlo con vuestra vida en la familia y en todos los ambientes. Esto es lo que los hombres de hoy esperan de la Iglesia, de los cristianos."
En el discurso que ha tenido en el aula Pablo VI, el Santo Padre ha recorrido las etapas fundamentales de su reciente viaje apostólico a Turquía, invitando los presentes a unirse "en acción de gracias al Señor por su desarrollo y su conclusión". Después el Papa le ha confiado a Dios los frutos que puedan surgir de este viaje, "ya sea para las relaciones con nuestros hermanos ortodoxos, ya sea para el diálogo con los musulmanes", y ha expresado su gratitud a todas las Autoridades civiles de Turquía, a los Obispos de la Iglesia católica y a sus colaboradores y a las Autoridades religiosas.
El Papa ha recordado ante todo los diversos encuentros con las Autoridades de Turquía, que tuvieron lugar durante el primer día de su viaje. "Esta intensa serie de encuentros constituyó una parte importante de la visita sobre todo porque Turquía es un país en su gran mayoría musulmán que se regula por una constitución que afirma la laicidad del Estado. Es, por lo tanto, un país que constituye un emblema del gran reto que hoy se plantea a nivel mundial: por una parte es necesario redescubrir la realidad de Dios y la importancia pública de la fe religiosa y, por otra, garantizar que la expresión de esa fe sea libre, sin degeneraciones fundamentalistas y capaz de repudiar firmemente cualquier forma de violencia". El Santo Padre ha renovado después los sentimientos "de estima a los musulmanes y a la civilización islámica", insistiendo en la importancia de un compromiso común de cristianos y musulmanes "a favor del hombre, de la vida, la paz y la justicia, reafirmando que la distinción entre la esfera civil y la religiosa constituye un valor y que el Estado debe garantizar al ciudadano y a las comunidades religiosas la efectiva libertad de culto". Durante la visita a la célebre Mezquita Azul de Estambul, el Papa Benedicto XVI ha dicho que permaneció algunos minutos recogido: “me dirigí al único Dios del cielo y de la tierra, Padre misericordioso de toda la humanidad. ¡Que todos los creyentes puedan reconocerse como criaturas y dar testimonio de auténtica fraternidad”
La visita a Efeso, en el segundo día, fue la ocasión por el contacto directo con la Comunidad católica presente en Turquía, en el Santuario de la Casa de Maria, "desde tiempo inmemorial un lugar de culto mariano, amado incluso por los musulmanes". "En la 'Casa de Maria' nos hemos sentido realmente 'en casa' - ha contado el Santo Padre -, y en ese clima de paz hemos rogado por la paz en Tierra Santa y en todo el entero. Allí quise recordar a Don Andrea Santoro, sacerdote romano, testigo del Evangelio en tierra turca con su sangre".
La fiesta de san Andrés, el 30 de noviembre, ofreció el contexto ideal para consolidar las relaciones fraternas entre el Obispo de Roma, Sucesor de Pedro y el Patriarca Ecuménico de Constantinopla, Iglesia fundada según la tradición por el apóstol san Andrés, hermano de Simón Pedro". El Papa Benedicto XVI y Su Santidad Bartolomé I, siguiendo las huellas de sus Predecesores, confirmaron "el compromiso recíproco de proseguir el camino hacia el restablecimiento de la comunión plena entre católicos y ortodoxos". La Declaración Conjunta, firmada al final de la Liturgia de San Andrés, "constituye una ulterior etapa en este camino", además manifiesta que "en el fundamento de todo esfuerzo ecuménico siempre está la oración y la perseverante invocación del Espíritu Santo". En Estambul el Papa recordó el encuentro con el Patriarca de la Iglesia armenia Apostólica, Su Beatitud Mesrob II, con el Arzobispo Siro-ortodoxo y el coloquio con el Gran Rabino de Turquía.
La visita concluyó con la Santa Misa en la Catedral latina del Espíritu Santo, en Estambul, a la que asistieron, además de la Comunidad católica al completo, el Patriarca Ecuménico, el Patriarca Armenio, el Arzobispo Siro-ortodoxo y Representantes de las Iglesias protestantes. "En definitiva - ha subrayado el Papa -, estaban reunidos en oración todos los cristianos, en la diversidad de las tradiciones, ritos e idiomas. Confortados por la Palabra de Cristo, que promete a los creyentes ‘ríos de agua viva’ y por la imagen de tantos miembros unidos en un solo cuerpo, vivimos la experiencia renovada de Pentecostés”.
El Papa Benedicto XVI ha confiado por último que volvió al Vaticano "con el espíritu lleno de gratitud a Dios y con sentimientos de sincero afecto y estima por los habitantes de la querida nación turca, por quienes me he sentido acogido y comprendido". Al término del discurso el Papa ha concluido con esta exhortación: "Que Dios omnipotente y misericordioso ayude al pueblo turco, a sus gobernantes, y a los representantes de las religiones a construir juntos un futuro de paz para que Turquía pueda ser un «puente» de amistad y de colaboración fraternal entre Occidente y Oriente. Recemos, además, para que por intercesión de María Santísima, el Espíritu Santo haga fecundo este viaje apostólico, y aliente en todo el mundo la misión de la Iglesia, instituida por Cristo de anunciar a todos los pueblos el evangelio de la verdad, de la paz y del amor". (S.L) (Agencia Fides 7/12/2006, Líneas: 73 Palabras: 1086)


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