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Estambul (Agencia Fides) - La mañana de viernes 1° de diciembre el Papa Benedicto XVI ha estado en la Catedral del Espíritu Santo de Estambul dónde ha presidido la celebración de la Santa Puesta en rito latino, en la que también han participado representaciones de las comunidades católicas de Turquía pertenecientes a los diversos ritos orientales. Antes de la celebración el Papa ha bendecido una estatua del Beato Juan XXIII que será colocada en la iglesia de San Antonio.
"En esta catedral del Espíritu Santo - ha dicho el Papa en la homilía -, deseo dar gracias a Dios por todo lo que él ha realizado en la historia de los hombres e invocar sobre todos los dones del Espíritu de santidad. Como nos ha recordado ahora san Pablo, el Espíritu es la fuente permanente de nuestra fe y de nuestra unidad. Él suscita en nosotros el verdadero conocimiento de Jesús y pone en nuestros labios las palabras de la fe para que nosotros podamos reconocer al Señor… Manifestar el Espíritu, vivir según el Espíritu, no significa vivir solamente para sí, sino que quiere decir aprender a conformarse constantemente al mismo Cristo Jesús, convirtiéndose en servidor de sus hermanos."
El Santo Padre ha recordado después el deseo formulado por el Papa Juan Pablo II hace veintisiete años, en la misma catedral: que al alba del nuevo milenio pueda "surgir sobre una Iglesia que ha encontrado su plena unidad, para testimoniar mejor, entre las exacerbadas tensiones del mundo, el trascendente amor de Dios, manifestado en su Hijo Jesucristo". "Este deseo todavía no se ha realizado - ha subrayado Benedicto XVI -, pero el deseo del Papa siempre es el mismo y nos impulsa a todos nosotros, discípulos de Cristo que avanzamos en medio de nuestras lentitudes y nuestras pobrezas por el camino que conduce a la unidad, a actuar incesantemente "con vistas al bien de todos", poniendo la perspectiva ecuménica en el primer puesto de nuestras preocupaciones eclesiales."
La otra imagen citada por el Papa en la homilía que emplea san Pablo para hablar de la Iglesia, es la de la construcción "cuyas piedras están todas unidas, unas junto a las otras para formar un único edificio, y cuya piedra angular, sobre la que se apoya todo, es Cristo". Benedicto XVI ha recordado que la Iglesia, "Cuerpo del Cristo, ha recibido la misión de anunciar su Evangelio hasta los confines de la tierra, esto es, transmitir los hombres y mujeres de nuestro tiempo una buena noticia que no sólo ilumina sino que cambia la vida, hasta vencer incluso a la misma muerte. ¡Esta Buena Nueva no es solamente una Palabra, sino una Persona, el propio Cristo, resucitado, vivo! ¿Cómo podrían los cristianos quedarse sólo para ellos lo que han recibido? ¿Cómo podrían confiscar este tesoro y esconder este manantial? La misión de la Iglesia no consiste en defender poderes, ni conseguir riquezas; su misión es dar a Cristo, participar de la Vida de Cristo, el mayor bien del hombre que el propio Dios nos da en su Hijo."
Por último, el Papa ha recordado que "la Iglesia no quiere imponer nada a nadie, sino que sencillamente pide poder vivir libremente para revelar a Aquel que no puede esconder, Cristo Jesús que nos ha amado hasta el extremo en la Cruz y que nos ha dado su Espíritu, presencia viva de Dios entre nosotros y en lo más profundo de nosotros mismos", y ha exhortado a "vivir siempre abiertos al Espíritu de Cristo".
Al término de la Santa Misa el Papa ha expresado su agradecimiento con estas palabras: "Por último, quisiera dar gracias a toda la población de Estambul y de las otras ciudades de Turquía por la cordial acogida que me ha sido reservada en todas partes. Mi agradecimiento es aún más profundo y sentido, porque sé que mi presencia en estos días ha creado no pocos problemas al desarrollo de la vida cotidiana de la gente. Gracias de corazón también por la comprensión y por la paciencia demostrada." Concluida la Celebración Eucarística, el Papa Benedicto XVI se ha trasladado al aeropuerto de Estambul para regresar a Roma. (S.L) (Agencia Fides 2/12/2006 - Líneas: 49 Palabras: 731)
