ASIA/THAILANDIA - Congreso Misionero asiático - Una nueva esperanza para Asia

lunes, 23 octubre 2006

Chiang Mai (Agencia Fides) - El espacioso salón de personas y colores ha sido el espléndido marco de los puntos finales del Congreso Misionero Asiático. La participación de numeroso tribales con sus trajes típicos en la Celebración Eucarística de conclusión, ha hecho aún mas variada la composición de los participantes. Con los delegados, en sus vestidos tradicionales, se tiene realmente la impresión de que en este acontecimiento eclesial está representada toda Asia, en sus diversidades y riquezas.
La Celebración se ha visto también enriquecida por los dones personales del Santo Padre Benedicto XVI, que ha querido hacerse presente con un mensaje y ha enviado como regalo un cáliz, tomado en custodia por la FABC, en espera de ser usado en el próximo Congreso Misionero. Las palabras del Cardenal Crescenzio Sepe, Enviado Especial del Santo Padre, han resumido muy bien el espíritu de los Delegados en estos intensos días de convivencia y reflexión común sobre el tema de la evangelización en el continente asiático.
Asia es un país donde el martirio siempre ha acompañado el anuncio - ha recordado el Cardenal -, las figuras de los mártires japoneses, coreanos, Vietnamitas etc… contribuyen a fundar la certeza de que estamos al alba de una nueva era para todo el continente. Ciertas situaciones de martirio todavía persisten hoy y siguen forjando en el fuego del sufrimiento el valor del testimonio. Al término de la celebración, mientras los numerosos delegados se preparaban retomar el camino de vuelta a casa, entre los saludos recíprocos se oían las palabras de San Pablo que el Cardenal recordó en la conclusión de su homilía: "Ay de mí si no proclamara el Evangelio!”
En los delegados que vuelven a sus comunidades, hay un profundo agradecimiento por la hospitalidad puntual y bien organizada que el pueblo tailandés ha sabido preparar; pero aún más profunda es la sensación de haber oído las Maravillas que el Señor continua realizando entre su pueblo, maravillas que cada delegado se compromete a llevar a su Iglesia particular y contribuir así a la narración de la Historia de Dios para cada hombre y cada lugar. (M.R) (Agencia Fides 23/10/2006; Líneas: 26 Palabras: 360)


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