VATICANO - El Papa Benedicto XVI en Baviera - “La mies de Dios es grande y espera obreros: en América latina, en África, en Asia, la gente espera heraldos que lleven el Evangelio de la paz, el mensaje del Dios hecho hombre. Pero también en el llamado Occidente la mies es mucha"

martes, 12 septiembre 2006

Altötting (Agencia Fides) - La tarde del lunes 11 de septiembre, el Santo Padre Benedicto XVI ha presidido el rezo de las Vísperas Marianas en la Basílica de Santa Ana de Altötting, dónde se habían reunido los Religiosos y Seminaristas de Baviera y miembros de la Obra Pontificia para las Vocaciones. “Nos hemos reunido para interrogarnos sobre nuestra vocación al servicio de Jesucristo" ha dicho en su homilía el Santo Padre. "Con cada uno de nosotros el Señor tiene un proyecto, cada uno es llamado por Él con su nombre. Nuestra tarea es por lo tanto, convertirnos en personas en escucha, capaces de percibir su llamada, valientes y fieles, para seguirlo y, al final, ser siervos fieles que han trabajado bien con los dones recibidos”.
El Papa ha recordado después el pasaje evangélico en el que " el Señor busca a obreros para su mies", y a este respecto ha continuado: "Sí, La mies de Dios es grande y necesita obreros: en el llamado Tercer Mundo: en América Latina, en África y Asia la gente espera nuestros heraldos para llevarles el Evangelio de la paz, la Buena Nueva de Dios que se hizo hombre. Pero en el también llamado Occidente, aquí entre nosotros en Alemania, y en las vastas regiones de Rusia es cierto que hay una gran mies que cosechar. Pero hace falta gente con voluntad para trabajar la mies de Dios". Después el Papa Benedicto XVI ha dirigido a una sentida oración: "¡Señor, mira nuestros tiempos difíciles, necesitados de predicadores del Evangelio, testigos de ti, personas que puedan señalar hacia la ‘vida en abundancia'!. ¡Mira nuestro mundo y compadécete una vez más! ¡Mira nuestro mundo y envíanos obreros!”
Para describir la misión del sacerdote, pero también la de las religiosas y religiosos, el Santo Padre ha usado la expresión del evangelista Marcos, quien en la narración de la llamada de los Doce dice: “Constituyó a Doce para estar con él y para enviarlos" (Mc 3, 14). Después ha explicado: "Estar con Él y, como enviados, ponerse en camino hacia la gente - estas dos cosas van juntas y, juntas, constituyen la esencia de la vocación espiritual, del sacerdocio. Estar con Él y ser enviados - dos cosas inseparables entre ellos. Sólo quién está "con É”l aprende a conocerlo y puede anunciarlo realmente. Y quién está con Él, no retiene para si lo que ha encontrado, sino que debe comunicarlo".
Éste "estar con Él" se realiza ante todo en la Misa cotidiana, “celebrada siempre con profunda participación interior", después por medio de la Liturgia de las Horas, en la que "rezamos como hombres necesitados del diálogo con Dios, implicando también a todos los que no tienen el tiempo y la posibilidad para esta oración". El Papa ha citado luego la lectura espiritual de la Sagrada Escritura, no solamente para "descifrar y explicar palabras del pasado, sino para buscar la palabra de consuelo que el Señor me dirige actualmente a mi, el Señor que hoy me interpela a través de esta palabra". Un modo esencial del estar con el Señor es la Adoración eucarística: "en la hostia sagrada Él está presente, el verdadero tesoro, siempre alcanzable para nosotros. Sólo en la adoración de esta presencia aprendemos a recibirlo de modo justo - aprendemos la comunicación, aprendemos desde dentro la celebración de la Eucaristía."
El Papa Benedicto XVI ha exhortado por último: "¡Amemos el estar con el Señor! Allí podemos hablar con Él de todo. Podemos exponerle nuestras preguntas, nuestras preocupaciones, nuestras angustias. Nuestras alegrías. Nuestra gratitud, nuestras desilusiones, nuestras peticiones y nuestras esperanzas". (S.L) (Agencia Fides 12/9/2006 - Líneas: 44 Palabras: 643)


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