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Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - La predilección de Jesús y de la Iglesia por los pobres «conduce a lo esencial de nuestra fe», dado que «para nosotros son la misma carne de Cristo y no sólo una categoría sociológica».
Así lo ha afirmado el Papa León XIV, en el penúltimo domingo del año litúrgico, recordando a todos que la opción preferencial por los pobres está inscrita en el misterioso dinamismo de la salvación realizada por Cristo. Lo ha reiterado en la homilía pronunciada durante la celebración eucarística que ha presidido en la Basílica de San Pedro, con motivo del “Jubileo de los Pobres”.
Los últimos domingos del año litúrgico orientan la mirada hacia el misterio de las cosas finales y del fin de los tiempos. La primera lectura de la liturgia dominical, tomada del Libro del Profeta Malaquías, prefigura la llegada del “día del Señor”, la entrada en un tiempo nuevo «se describe como el tiempo de Dios, en el cual, como un alba que da paso al sol de justicia, las esperanzas de los pobres y humildes recibirán una respuesta definitiva del Señor y las obras de los malvados y su injusticia serán erradicadas, quemadas como paja, especialmente en detrimento de los indefensos y los pobres».
«Este sol naciente de justicia» ha explicado el Obispo de Roma «es Jesús mismo». Y el «día del Señor» no es sólo el día final de la historia, «sino que es el Reino que se acerca a cada persona en la venida del Hijo de Dios». Ese Reino cuyo anuncio tiene como primeros destinatarios a los pobres. Una predilección que actúa como un “hilo rojo” que atraviesa toda la historia de la Salvación.
«En las persecuciones, los sufrimientos, las dificultades y las opresiones de la vida y la sociedad» ha recordado el Papa Prevost, «Dios no nos abandona. Él se presenta como Aquel que aboga en favor nuestro. Este hilo conductor recorre toda la Escritura, narrando la historia de un Dios que siempre está del lado de los más pequeños, del huérfano, del extranjero y de la viuda».
La predilección de Cristo y de la Iglesia por los pobres se manifiesta y se experimenta en medio de las tribulaciones de la historia. No conduce a soñar mundos imaginarios libres del esfuerzo del tiempo y del camino. La Iglesia quiere ser «madre de los pobres, lugar de acogida y de justicia» ha subrayado el Obispo de Roma evocando la Exhortación Apostólica Dilexit te. Sobre todo en este tiempo marcado por «pobrezas viejas y nuevas» que «oprimen nuestro mundo. Ante todo, son pobrezas materiales, pero también existen muchas situaciones morales y espirituales, que a menudo afectan sobre todo a los más jóvenes. Y el drama que las atraviesa a todas de manera transversal, es la soledad».
El Evangelio, ha insistido el Papa León XIV, «nos dice que precisamente en las agitaciones de la historia, el Señor viene a salvarnos. Y nosotros, comunidad cristiana, debemos ser hoy, en medio de los pobres, signo vivo de esta salvación». Reconociendo siempre que «no podrá haber paz sin justicia, y los pobres nos lo recuerdan de muchas maneras, con su migración, así como con su grito tantas veces sofocado por el mito del bienestar y del progreso que no tiene en cuenta a todos, y que incluso olvida a muchas criaturas abandonándolas a su propio destino».
Caminar en la historia esperando el retorno glorioso del Señor, ha subrayado el Pontífice, no significa en absoluto «vivir una vida replegada sobre nosotros mismos ni en un intimismo religioso que se traduzca en desentenderse de los demás y de la historia». Y precisamente perseverando en la predilección de Cristo por los pobres, ha insistido León XIV, la Iglesia puede ofrecerse como «espacio de fraternidad y de dignidad para todos, sin excluir a nadie», ayudando al mundo a escapar de los ilusionismos de los nuevos manipuladores y distribuidores de falsos satisfactores, dado que «está siempre a la vuelta de la esquina el peligro de vivir como viajeros distraídos, desatentos al destino final e indiferentes hacia quienes comparten el camino con nosotros».
En el día del “Jubileo de los pobres”, el Papa León ha concluido su homilía invitando a todos a dejarse inspirar por el testimonio de los Santos y Santas que han servido a Cristo en los más necesitados y lo han seguido en el camino de la pequeñez y del despojo. En particular, el Papa Prevost ha querido proponer de nuevo la figura de San Benito José Labre, el mendigo “Santo de los piojos”, sepultado en la iglesia romana de “Santa Maria ai Monti”, que dormía bajo los arcos del Coliseo y «que con su vida de “vagabundo de Dios” podría ser considerado como patrono de todos los pobres sin hogar».
Después de la misa, y antes de recitar desde la ventana de su estudio en el Palacio Apostólico la oración mariana del Ángelus, León XIV ha recordado que «a lo largo de toda la historia de la Iglesia, son sobre todo los mártires quienes nos recuerdan que la gracia de Dios es capaz de transfigurar incluso la violencia en signo de redención». Y tras la oración mariana, ha reiterado que también hoy, en distintas partes del mundo, los cristianos sufren discriminaciones y persecuciones, haciendo referencia, en particular, «a Bangladesh, Nigeria, Mozambique, Sudán y otros países, de los cuales llegan muchas veces noticias de ataques a comunidades y lugares de culto. Dios es Padre misericordioso» ha proseguido el Pontífice, «y quiere la paz entre todos sus hijos. Acompaño con la oración» ha añadido, «a las familias de Kivu, en la República Democrática del Congo, donde en estos días ha habido una masacre de civiles, con al menos veinte víctimas a causa de un ataque terrorista. Recemos para que cese cualquier violencia y que los creyentes colaboren por el bien común».
Tras la recitación del Ángelus, con ocasión del Jubileo de los Pobres, el Pontífice ha participado en el Aula Pablo VI junto a unos 1.300 invitados en el almuerzo ofrecido «por la Providencia y por la gran generosidad de la Comunidad de San Vicente, los Vicencianos a quienes queremos dar las gracias» ha dicho el Papa en sus palabras dirigidas a los comensales antes de iniciar la comida, recordando también que en 2025 se cumplen 400 años del nacimiento del Santo fundador.
(GV) (Agencia Fides 16/11/2025)