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Pekín (Agencia Fides) – Desde Pekín y Shanghái hasta las aldeas rurales, las comunidades católicas de China han vivido con profunda devoción el inicio del mes de noviembre, que la Iglesia dedica a la conmemoración de los fieles difuntos, invitando a todos a dirigir la mirada hacia la vida eterna y a lo que la doctrina católica llama los “Novísimos” (muerte, juicio, infierno y paraíso).
Un tiempo en el que las oraciones y celebraciones en sufragio por los difuntos se entrelazan con obras de caridad hacia quienes viven situaciones de dificultad o necesidad en su existencia terrenal.
Desde las cinco de la mañana del domingo 2 de noviembre, los dos cementerios católicos de Pekín se llenaron de fieles que rezaban el Rosario. El arzobispo José Li Shan y el obispo coadjutor Mateo Zhen Xuebin celebraron por separado las misas de sufragio por los difuntos. También se celebraron liturgias eucarísticas en memoria de quienes han partido de esta vida en la catedral y en las distintas parroquias de la ciudad. En las paredes de las iglesias se colocaron tablones con fotografías de los fallecidos y mensajes dedicados a su recuerdo.
En la diócesis de Zhouzhi, en la provincia de Shaanxi, las comunidades unieron la conmemoración de los muertos con obras de caridad y misericordia, visitando a enfermos y ancianos de la comunidad y llevándoles el consuelo de los sacramentos (confesión, eucaristía y unción de los enfermos).
La diócesis de Sanyuan dedicó la primera misa del alba a todos los difuntos, del mismo modo que la diócesis de Taiyuan, con un recuerdo especial para aquellos que no tienen a nadie que rece por ellos.
En todas las parroquias de la provincia de Jiangxi se celebraron misas de sufragio en los cementerios católicos, donde los fieles rezaron y depositaron flores también sobre las tumbas de obispos, sacerdotes, misioneros y religiosas.
Durante todo el mes de noviembre, las parroquias de la diócesis de Nanchang realizan una oración diaria por las almas del purgatorio, recitando el Rosario todos los días con esta intención.
La comunidad de Shijiazhuang recordó con especial devoción a los misioneros que fueron sepultados en tierra china tras haber entregado su vida por el anuncio del Evangelio. En esa diócesis, el pasado 9 de octubre, día del martirio del lazarista holandés Franciscus Hubertus Schraven (1873-1937), vicario apostólico de Zhengding (hoy diócesis de Shijiazhuang), se celebró una solemne eucaristía en memoria de su heroico sacrificio y del de los otros ocho misioneros asesinados por soldados japoneses, después de que se negaran a entregarles a las doscientas mujeres y muchachas refugiadas en su misión.
(Agencia Fides 5/11/2025)