VATICANO - "Ser misionero hoy": entrevista con Su Eminencia el Cardenal Joachim Meisner

miércoles, 15 marzo 2006

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - Fides ha encontrado a Su Eminencia el Cardenal Joachim Meisner, Arzobispo de Köln, con ocasión de Su intervención en el Convenio Internacional promovido por la Congregación para la Evangelización de los Pueblos y la Pontificia Universidad Urbaniana por el 40° aniversario del Decreto Conciliar "Ad Gentes", y le ha dirigido algunas preguntas.

Un cristiano, así ha dicho Vd. en su relación, sólo es auténtico si es misionero. ¿Cuáles considera Vd. que son las prioridades actuales para las Iglesias locales, en relación con esta verdad?
La Iglesia de hoy es la heredera del pueblo de Dios del Antiguo Testamento. Israel siempre ha estado en ventaja respecto a aquellos que todavía no habían sido llamados y la Iglesia, como pueblo de Dios del Nuevo Testamento, está también en ventaja respecto a los no llamados. José fue llamado desde Egipto para salvar a sus once hermanos rechazados, y él mismo es salvado por haber salvado a estos once hermanos. Y esto también vale para la Iglesia: la Iglesia sólo será la Iglesia de Jesús si se sitúa constantemente en el camino de la misión. Todo lo que la Iglesia tiene, lo ha recibido de Jesucristo. ¡No tiene nada por sí misma, sino que tiene todo de Jesucristo! Y todo lo que la Iglesia tiene, no lo tiene para sí misma sino para los otros. Y por tanto, solamente será la Iglesia de Jesucristo, sin con una mano recibe los dones de Jesús y con la otra los distribuye. Esta debe ser la experiencia fundamental de todo cristiano: todo cristiano es enviado, es misionero.

Usted ha tenido Su intervención en la Pontificia Universidad Urbaniana. ¿Cómo considera Vd. que podría esta Universidad, contribuir a una mejor preparación de los futuros misioneros?
He pensado que soy Cardenal desde hace ya tanto tiempo - 23 años - y es la primera vez que vengo a la Urbaniana. Esto, en el fondo, no es un buen signo. He pensado: si no existiera la Urbaniana, no nos daríamos cuenta de que la Iglesia universal es misionera. Por tanto, la presencia de Propaganda Fide y de la Urbaniana es un símbolo que expresa el hecho de que la Iglesia no debe olvidar que está en camino para evangelizar a los pueblos. Este es el primer punto. En segundo lugar quisiera afirmar: es un bien que tengamos una universidad que se dedica expresamente a la misión de llevar el Evangelio a los paganos, a los no creyentes y espero que en esta Universidad, los profesores y toda la universidad, ofrezca a los estudiantes una conciencia de sí mismos y del propio ser católico. A veces, tengo la impresión de que nosotros, cristianos católicos, padecemos una especie de complejo católico de inferioridad, que nos consideramos, por así decir, los últimos mohicanos, un resto de la Edad Media, cuando la verdad es justo todo lo contrario. Nosotros somos los primeros pioneros de un futuro, del que la mayor parte de los hombres de hoy no saben todavía nada. Esto debería provocar en todos los estudiantes una verdadera conciencia católica y una humilde convicción de victoria. Además los estudiantes deben apropiarse, de modo preciso y concreto, de los métodos de una pastoral misionera. Pero esto es tan sólo el instrumento y en este sentido, tiene una importancia secundaria. Lo realmente importante es la alegría que recibimos de Dios que es nuestra fuerza, la conciencia de nuestra fe.

Eminencia, sabemos por Usted mismo, que es un gran devoto de la Virgen y que ha visitado numerosos santuarios, que hay uno que Vd. aprecia particularmente: el santuario de Fátima. ¿Qué impacto tuvo y continua teniendo, a Su parecer, el mensaje de Fátima sobre la conciencia misionera de los cristianos y de la Iglesia?
Efectivamente, la primera misionera es Maria. En su casa de Nazareth recibe a Cristo por la fuerza del Espíritu Santo e inmediatamente se levanta y camina con prisa - no lentamente - por las montañas para acudir a su prima Isabel, para estar a su lado en las horas difíciles. Aquí podemos aprender una cosa importante para la misión. Cuando uno está lleno del Espíritu Santo, no se queda en su propia casa, sino que se pone en camino y corre hacia los otros, sale en ayuda de los otros. Maria ayuda a su prima Isabel y provoca la primera alabanza al Señor del Nuevo Testamento: entra en la casa de Isabel, que canta la primera antífona mariana: "Eres bienaventurada, porque has creído" y Maria comienza inmediatamente a cantar la alabanza más bella que tenemos los cristianos tenemos, el "Magnificat". Este nos dice que el Espíritu Santo es ayuda, el Espíritu Santo es Aquel que desata las lenguas y dona la vida. Maria ayuda a Isabel en el nacimiento de su hijo. Y si digo que Maria es la primera misionera también digo que el Espíritu Santo es el primer misionero. Por tanto, reconocemos en Maria la obra del Espíritu Santo. Nos empuja a ponernos en camino, nos ayuda, dona la vida y desata las lenguas para alabar a Cristo: las dos mujeres cantan, no se quejan y con Maria es una Iglesia que avanza.
A la pregunta sobre la importancia del mensaje mariano de Fátima para la Europa de hoy y para todo el mundo, quisiera responder: yo tuve conocimiento de Fátima solamente de oídas y debo decir que no me impresiono mucho íntimamente, porque llegué a Colonia tan sólo nueve meses antes de la caída del muro y el Santo Padre Juan Pablo II me pidió que presidiera el 13 de mayo de 1990, las celebraciones en Fátima de la primera gran peregrinación después de la caída del comunismo. Me dijo que como Obispo de Berlín me había convertido en Obispo de dos modelos de sociedad, el comunismo y el capitalismo. Me dijo: tú estas cualificado para presidir tal celebración. Tan sólo en ese momento comprendí que era lo específico del mensaje de Fátima para la misión en el mundo moderno. Seis meses antes de que el comunismo apagase la luz - la luz de la fe - en la Europa del este, al otro extremo de esa Europa, es decir, en Portugal, por medio de la aparición de la Virgen, se enciende nuevamente esa luz para toda la Europa. Y Maria no se apareció en la universidad o a profesores, sino que llevó su mensaje en el gris de la normalidad y se apareció a unos niños pobres, pero muy vivos. Y les confió este mensaje sobrecogedor para Europa y para el mundo, esto es, que con la ayuda de Maria el comunismo sería vencido y que Maria encendería nuevamente la luz también en el Este. Esto es lo fascinante del mensaje de Fátima, que ha cambiado la vida política y humana más de lo que cualquier político hubiera podido nunca imaginar.

Una última pregunta breve: Usted conoce al Papa desde hace muchos años. ¿Según su opinión, cual será el impulso que dará a la Iglesia y a la misión?
Creo que el Papa, con su carisma de teólogo, en el estilo de los Padres de la Iglesia, abrirá grandes horizontes a la Iglesia y hará entender que en las sociedades en todas las latitudes y longitudes de este mundo, esta tiene una extraordinaria importancia, porque somos portadores del mensaje de Cristo. Cristo es la solución a todos los problemas del hombre. Soy de la opinión de que con la globalización cada vez nos daremos más cuenta de que sólo existe una solución y es la que nos ofrece el Evangelio. El Papa hará muy plausible este concepto. Ya lo ha demostrado con su primera Encíclica, que en el fondo, es aceptada por todas las denominaciones cristianas y todas las religiones no cristianas e incluso por los no creyentes. Un periódico alemán ha escrito: aparte de la Biblia nunca nadie había escrito en un modo tan bello e íntimamente convincente sobre el amor como Benedicto XVI. Por ello, podemos esperarle en él y en el fondo la elección de un Papa de setenta años no se ha producido sin la ayuda del Espíritu Santo. Estoy seguro de que la Divina Providencia tiene sobre él proyectos específicos y que el mundo se sorprenderá aún más de lo que nos de este Papa. (Agencia Fides 15/3/2006; Líneas: 93 Palabras: 1.390)


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