Seúl (Agencia Fides) - La construcción de puentes hacia la paz desde la juventud ha sido el enfoque de un foro especial organizado por el Comité de Reconciliación de la Arquidiócesis de Seúl. Más de 100 líderes religiosos, diplomáticos, académicos y líderes civiles se reunieron en Seúl para discutir soluciones innovadoras para la paz en la península coreana. Este foro, en su octava edición desde que comenzó en 2016 con un enfoque en soluciones prácticas, se llevó a cabo el 18 de noviembre en el Campus Teológico Songsin de la Universidad Católica de Corea.
El evento conmemoró el 70 aniversario del armisticio que puso fin a la Guerra de Corea en 1953, centrándose en el tema concreto “Los caminos hacia la reconciliación y la paz en la península coreana”. El mensaje clave que surgió de las deliberaciones fue la necesidad de “superar los conflictos del pasado y avanzar hacia un futuro compartido de convivencia y prosperidad”, según un comunicado de la Arquidiócesis de Seúl.
En su discurso de apertura, el Arzobispo de Seúl, Peter Soon-taick Chung OCD, declaró: “La cultura de la división, caracterizada por la desconfianza y las dudas, prevalece en la atmósfera actual. Las relaciones intercoreanas deben cambiar su rumbo, y es hora de dejar atrás los 70 años de conflictos pasados”. El arzobispo alentó a los participantes a reflexionar sobre el “compromiso necesario de la Iglesia católica como mediadora y promotora de la reconciliación, con el objetivo de lograr la paz en la península coreana”.
En el Foro, se recibieron saludos, bendiciones y buenos deseos de parte del Papa Francisco, transmitidos por Fernando Duarte Barros Reis, Encargado de Negocios de la Nunciatura Apostólica en Corea. Duarte Barros Reis recordó: “El pasado 16 de septiembre, Papa Francisco recibió en Roma a un grupo de peregrinos de la Iglesia católica en Corea, instándolos a encomendar a san Andrés Kim Taegon el sueño de paz para la península coreana, que siempre está en sus pensamientos y oraciones”. Expresó el deseo de que el Foro sirva como una plataforma para explorar “formas nuevas y creativas” de cerrar la brecha entre las partes en conflicto.
Durante la ceremonia de apertura, el Director del Instituto para la Paz, Hong Yong-Pyo, profesor de ciencias políticas en la Universidad de Hanyang y ex ministro de Unificación, destacó que la palabra clave de este año es “reconciliación”. “No debemos y no podemos renunciar a la reconciliación si queremos la paz”, subrayó.
El padre Park Dong-ho, ex presidente de la Comisión “Justicia y Paz” de la Arquidiócesis participó en la charla sobre “Enseñanzas e improntas de la Iglesia católica sobre la reconciliación y la paz”. Al repasar la Doctrina Social de la Iglesia y recordar la posición de la Iglesia frente a la violencia, el sacerdote criticó la teoría de la “guerra justa”, enfatizando la importancia de los “movimientos por la paz surgidos de la gente común” como una forma de concienciar a la opinión pública.
A Kim Sun-pil, investigador en el Instituto de Teología de la Universidad de Sogang, le correspondió trazar el contexto histórico y la labor de la Iglesia coreana en favor del perdón y la reconciliación entre Corea del Norte y del Sur. Recordó que después de la Guerra de Corea, la visita del Papa Juan Pablo II a Corea renovó el interés en la cuestión y en la década de los años 80, la Iglesia coreana estableció el "Comitato missionario della Corea del Nord", posteriormente transformado en el "Comitato di riconciliazione", llamado a trabajar siempre, en diversas condiciones políticas y geopolíticas, de acuerdo con la perspectiva de la Santa Sede.
“El primer paso hacia la reconciliación debería ser la determinación de comprender completamente por qué la otra parte ve las cosas de manera diferente: para lograrlo, primero debemos escuchar, y escuchar con mucha atención”, observó la profesora Emilia Heo Seunghoon de la “Ritsumeikan Asia Pacific University” en Japón. Comparó el proceso de reconciliación con la danza del tango, sosteniendo que “solo si los actores políticos y sociales se disponen en una relación recíproca como para bailar un tango, en plena armonía, pueden alcanzar la verdadera paz”.
Otra docente, la profesora Kim Ji Eun de la Eastern Mennonite University en los Estados Unidos, destacó: “Cuando hablamos de verdad, justicia y derechos humanos, debemos ser lo suficientemente sabios como para no dejarnos absorber por la mentalidad y la lógica de la Guerra Fría, recordando siempre el espíritu de coexistencia y prosperidad mutua, para alejarnos de puntos de vista extremos”. La profesora Kim también instó a la Iglesia católica a elegir siempre posiciones que “sirvan de puente entre la sociedad civil y el gobierno, así como entre la sociedad coreana y la comunidad internacional”, señalando el papel importante que la Iglesia puede desempeñar en ambos sentidos: tanto en los procesos “de abajo hacia arriba” como en los “de arriba hacia abajo”.
La profesora Love Maryann Cusimano de la Universidad Católica de América, al profundizar en “los deberes de la Iglesia Católica para la paz”, enfatizó en primer lugar el concepto de “paz justa”, en contraposición al de “guerra justa”, señalando que “la construcción de la paz no se limita únicamente a las actividades de los gobiernos o estados”, y, por lo tanto, requiere un periodo prolongado de tiempo con la participación de diversos actores, como las asociaciones de ciudadanos, las redes internacionales o “entidades morales” como la Iglesia católica.
En este contexto, tal como se destacó en las deliberaciones de la asamblea, la participación activa de los jóvenes emerge como un factor crucial. Serán convocados durante la fase de diseño y planificación del Foro del próximo año, ya que de su compromiso dependerá la edificación de un futuro basado en la paz.
Las palabras finales estuvieron a cargo del Arzobispo de Seúl, quien expresó: “La labor misionera en Corea del Norte no solo constituye mi vocación como Administrador Apostólico de Pyongyang, sino también mi responsabilidad como ciudadano coreano”. Además de enfatizar su compromiso con la “misión de paz y reconciliación con Corea del Norte”.
En este contexto, y pensando en la juventud, el Arzobispo Chung propuso la idea de invitar a una delegación de jóvenes norcoreanos a la Jornada Mundial de la Juventud programada para 2027 en Corea. Esta invitación, que se enviará al gobierno de Corea del Norte a través de los canales adecuados, aspira a ser un gesto de apertura y un significativo paso para reactivar el diálogo y la relación.
Cabe destacar que la iniciativa del Foro es parte integral de las actividades del “Comité para la Reconciliación” de la archidiócesis de Seúl, establecido oficialmente el 1 de marzo de 1995 por el cardenal Stephen Kim Sou-hwan. Desde sus inicios con una misa por la reubicación y la unidad del pueblo coreano, el Comité ha mantenido una firme dedicación, guiado por el lema “Mientras les recordemos, están vivos. Si rezamos por ellos, nuestra oración será escuchada”. Además, el Comité ha llevado a cabo iniciativas humanitarias para asistir a la población del Norte, así como actividades culturales destinadas a educar y sensibilizar sobre la búsqueda de la paz.
(PA) (Agencia Fides 20/11/2023)