Comunicaciones IVE
por Gianni Valente
Gaza (Agencia Fides) - En la Franja de Gaza, antes de las atrocidades cometidas por Hamás y la Jihad Islámica el pasado 7 de octubre y antes del inicio de los bombardeos israelíes, había más de un millar de cristianos entre más de dos millones de compatriotas palestinos de fe islámica. Los católicos latinos, - como contaba a Fides el párroco Gabriel Romanelli en los primeros meses de 2022 -, son menos de 150. Hoy no se sabe qué será de ellos, ahora que las nubes de la guerra cubren los cielos sobre Gaza. En los últimos 80 años el éxodo de cristianos de Tierra Santa se ha visto impulsado cada vez que se producía un estallido de violencia en el sangriento conflicto árabe-israelí. Además, la llegada Hamás a la escena palestina ha marcado un antes y un después para todos los habitantes de la Franja y, por supuesto, también para los cristianos de Gaza.
Antes de Hamás
Durante décadas, en el escenario desgarrado por los conflictos que han atormentado a Tierra Santa tras el nacimiento del Estado de Israel, para muchos cristianos palestinos la identificación con la causa nacional de Palestina ha sido también una manera útil de reafirmar su identidad como comunidades árabes originales y buscar en la llamada a la “arabidad” un antídoto contra la intimidación y la discriminación de origen confesional. La naturaleza secular y aconfesional de muchos movimientos políticos palestinos ha favorecido la participación de militantes provenientes de familias y comunidades cristianas. El porcentaje de cristianos presentes en el aparato de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) era ciertamente superior al de bautizados dentro de la población palestina. Entre otros, Habib Kawaji, Hanna Nasser y el obispo anglicano Elias Khoury también fueron miembros del Comité Ejecutivo de la OLP. Los líderes históricos de grupos marxistas y radicales como George Abash del Frente Popular y Nayef Awatmeh del Frente Democrático también procedían de familias cristianas.
Durante su militancia política, los activistas cristianos no expresaron reivindicaciones de identidad desde un punto de vista religioso, mimetizándose así en la “arabidad” común compartida con sus compatriotas musulmanes. El proyecto de Constitución del Estado palestino, elaborado en 2003, garantizaba la libertad de práctica religiosa y la protección estatal de los Santos Lugares de las distintas religiones, al tiempo que reivindicaba la Sharia como principal fuente de la legislación.
El líder de la OLP, Yasser Arafat, también jugó la carta de su atención a los cristianos de Palestina como un componente original del pueblo palestino a nivel internacional. En 1982, en su primer viaje a Roma invitado por la Interparlamentaria presidida por el político católico italiano Giulio Andreotti, Arafat fue recibido en el Vaticano por Juan Pablo II, en un momento en el que ningún jefe de Estado occidental había aceptado todavía contactos directos con el dirigente de la OLP. Cinco años más tarde, el mismo Pontífice nombró por primera vez a un palestino como Patriarca Latino de Jerusalén. Era el Patriarca Michel Sabbah.
Tras la victoria política de Hamás
Arafat murió en Francia en noviembre de 2004. Poco más de un año después, en enero de 2006, el movimiento islamista Hamás, -que en años anteriores había visto crecer los apoyos también en Cisjordania, fuera de su tradicional bastión de Gaza-, ganó las elecciones, prevaleciendo sobre Fatah, el partido de Arafat. En esas elecciones, los candidatos cristianos aparecieron en las listas de Hamás y fueron elegidos con los votos de la mayoría islámica. En las ciudades con una fuerte presencia cristiana (Belén, Beit Jala, Beit Sahour, Ramallah), los concejales de Hamas elegidos ya en las elecciones administrativas de 2005 apoyaron la formación de consejos locales dirigidos por alcaldes cristianos. Entonces, incluso en Belén, la ciudad donde nació Jesús, el alcalde católico latino Víctor Batarseh gobernó con el apoyo de los seis concejales de Hamás y del elegido por la Jihad Islámica, basando su política en la contestación a la corrupción de los paridos de la vieja política. Incluso el entonces arzobispo coadjutor Fouad Twal -, que en 2008 se convertirá en Patriarca Latino de Jerusalén -, reconoció en varias entrevistas que muchos votantes cristianos contribuyeron al triunfo político de Hamás, exasperados por la inacción, por la corrupción de las viejas siglas políticas palestinas y por el incumplimiento de las promesas sobre la creación del Estado de Palestina.
Tras el triunfo político, los dirigentes de Hamás perseveraron en su política de gestos y declaraciones tranquilizadoras hacia sus “hermanos cristianos”. Ya unos meses antes de las elecciones, Mahmud al-Zahar, quien más tarde se convirtió en ministro de Asuntos Exteriores del gobierno de Hamás, había declarado que “no sería una gran sorpresa si en el futuro hubiera un cristiano en el liderazgo de Hamás”. En febrero de 2006, mientras en Gaza y Cisjordania campaban las bandas armadas que amenazaban con una venganza antioccidental por las caricaturas del profeta Mahoma publicadas en algunos países del norte de Europa, Mahmud al-Zahar acudió a la iglesia católica en Gaza y en frente a los periodistas prometió colocar escoltas armadas de Hamás frente a los lugares cristianos “porque ustedes son nuestros hermanos”.
En 2007, cuando el desencuentro entre Hamás y Fatah derivó un en conflicto armado en Gaza y produjo la escisión de facto del gobierno palestino (Hamás en la Franja de Gaza, Fatah en Cisjordania), los líderes del Partido Islámico convocaron a un grupo de periodistas occidentales para demostrar que “la calma había vuelto a la Franja”. Incluso organizaron para ellos un recorrido en autobús que incluyó una parada en la parroquia católica y un encuentro con su párroco, el padre Manuel Musallam.
En los años en que la Franja de Gaza ha permanecido bajo el dominio de Hamás, en ese territorio periódicamente afectado por estallidos de guerra que provocan estragos entre la población civil, los cristianos han compartido y comparten pruebas y sufrimientos con sus conciudadanos. El padre Gabriel Romanelli, actual párroco católico, ha hablado en varias ocasiones para la Agencia Fides cómo es la vida apostólica que está creciendo en torno a la parroquia. “Creo que es una misión verdaderamente hermosa. Cada día me emociona pensar que el Niño Jesús, según la Tradición, pasara por Gaza yendo y volviendo de Egipto cuando la Sagrada Familia, que da nombre a nuestra parroquia, tuvo que huir para preservarlo de la maldad de Herodes” (ver Fides 25/2/2022).
En diciembre de 2020, una disposición de un departamento del Ministerio de Asuntos Religiosos de la Franja de Gaza ordenó a todos los musulmanes limitar su “interacción” con las celebraciones navideñas cristianas. La disposición revela la realidad detrás de tantas grandilocuentes manifestaciones para tranquilidad de “los hermanos cristianos” de parte de los dirigentes de Hamás. Desde Jerusalén, el padre Ibrahim Faltas, fraile egipcio de la Custodia de Tierra Santa, denunció con duras palabras esta “página negra” de la historia de Hamás. Para intentar remediar esto, algunos representantes de Hamás visitaron la parroquia de Gaza y se tomaron una foto con el párroco bajo el árbol de Navidad.
En Gaza, durante el gobierno de Hamás, los cristianos supieron mantener la fe en lo que el padre Gabriel Romanelli señalaba como lo más importante: “Guardar la presencia física del mismo Cristo en la Eucaristía, y pedir que Él mismo custodie también allí el camino diario de quienes siguen sus pasos. Ahora parece aún más claro que la continuación de esta obra está enteramente confiada a los milagros y no a las estrategias de resistencia humana.
(“Madre, solos no podemos, sin tu Hijo no podemos hacer nada”. Papa Francisco, oración por la paz, 27 de octubre de 2023).
(Agencia Fides 31/10/2023)