OCEANÍA/AUSTRALIA - El Daidirri, la “escucha profunda del otro” que los aborígenes regalan a la Iglesia

sábado, 29 julio 2023 cultura   iglesias locales   sinodalidad  

Por Paolo Affatato

Sydney (Agencia Fides) - En las comunidades aborígenes de Australia, cada asamblea, reunión, encuentro eclesial de personas se vive a partir de un estilo de relación con el prójimo propio de la cultura aborigen: el espíritu del “Daidirri” (que significa “escucha profunda”). Esta actitud, que caracteriza la relación con el prójimo, permite un desarrollo fructífero de las asambleas, es la base del “caminar juntos” y representa un rasgo de sinodalidad que siempre se ha vivido en esas comunidades.
En concreto, Daidirri procede de la tribu aborigen Ngangikurungkurr, que lo utiliza para indicar "escucha interior profunda y conciencia silenciosa". El Daidirri fue dado a conocer por primera vez a todas las comunidades eclesiásticas australianas por una anciana aborigen católica de Daly River, Miriam Rose Ungunmerr-Baumann, y desde entonces ha ayudado a muchos creyentes australianos no aborígenes a adentrarse en la cultura aborigen y a beneficiarse en sus relaciones con el prójimo.
Miriam Rose añade: "Ngangikurungkurr significa ‘sonidos de las aguas profundas’. Ngangikurungkurr es el nombre de mi tribu. La palabra puede dividirse en tres partes: ‘Ngangi’ que significa palabra o sonido; ‘Kuri’ que significa agua y ‘kurr’ que significa profundo. Por ello, el nombre de mi pueblo significa ‘sonidos de las aguas profundas’ o ‘sonidos de las profundidades’. Como su propio nombre indica, mi pueblo bebe del manantial profundo que llevamos dentro”, explica. "De los aborígenes se dice y se sabe a menudo que tienen un respeto sagrado por la naturaleza. Pero hay otra cualidad especial, que quizá sea el mayor regalo que podemos hacer a nuestros conciudadanos australianos. Esta cualidad se llama Dadirri. Es la escucha interior, profunda y silenciosa, la conciencia íntima. Con Dadirri, reconocemos la fuente profunda que hay dentro de nosotros. Cuando experimento el Dadirri, vuelvo a estar en paz conmigo mismo, soy uno, estoy completo. Puedo sentarme en la orilla del río o pasear entre los árboles, o estar en compañía de otros, encontrando la paz en esta conciencia silenciosa. No hay necesidad de palabras. Gran parte del Dadirri es escuchar".
La mujer comparte algunos rasgos de la cultura aborigen: "Somos gente de río. No podemos meter prisa al curso del río. Debemos movernos con su corriente y comprender sus modos. También esperamos el movimiento de Dios. Su tiempo es el momento adecuado; sabemos que situándonos en el tiempo y el espíritu de Dadirri, de escucha profunda, Su camino y Su voluntad serán claros".
"Durante siglos -continúa- hemos escuchado historias que se contaban unos a otros. Se cuentan y se cantan, una y otra vez, a medida que pasan las estaciones. Todavía hoy nos reunimos en torno al fuego y escuchamos juntos las historias sagradas. A medida que envejecemos, nosotros mismos nos convertimos en narradores. Transmitimos a los jóvenes todo lo que necesitan saber. Las historias y las canciones se hunden silenciosamente en nuestras mentes y las conservamos en lo más profundo. En las ceremonias celebramos la conciencia de que nuestra vida es sagrada. El camino contemplativo de Dadirri se extiende a toda nuestra vida. Nos renueva y nos trae paz. Nos hace sentir de nuevo completos, llenos del Espíritu de Dios".
A la manera aborigen, se aprende a escuchar desde los primeros días de vida. "No podríamos vivir una vida buena y útil si no escucháramos. Para nosotros, ésta es la forma normal de aprender: escuchar en lugar de hacer preguntas. Aprendemos observando y escuchando, esperando y luego actuando. Nuestro pueblo nos ha transmitido esta forma de escuchar durante más de 40.000 años", relata.
La mujer señala que "Dadirri es también saber vivir en la espera. La cultura aborigen nos ha enseñado a estar quietos y esperar. No intentamos precipitar las cosas. Dejamos que sigan su curso natural, como las estaciones. No hay nada más importante que el presente. Escuchamos y esperamos también a que Dios nos haga comprender y a que su Palabra sea un regalo para nuestras vidas".
Como explica el misionero de San Columbano, el padre Peter Woodruff, que vive en Australia, los aborígenes están sincronizados con el flujo natural de las estaciones, con el tiempo de la tierra, la flora y la fauna que les rodea. En los tiempos de la naturaleza, nada puede apresurarse o acortarse en la creación de Dios: una flor florece cuando es su momento, no necesariamente cuando el hombre lo desea.
Mientras que los valores occidentales de productividad y eficacia suelen determinar lo que "debería" ocurrir en un determinado periodo de tiempo (por ejemplo, la reunión debería empezar a las 14:00 y terminar a las 15:00), los indígenas son capaces de empatizar con lo que ya está ocurriendo a su alrededor. "En este sentido, están más abiertos al regalo del ahora, del presente, y en el presente es donde habita Dios. Dadirri les enseña a tener una profunda escucha interior y a ser conscientes del espíritu de Dios en el 'aquí y ahora' y, lo que es igual de importante, a estar en absoluta sintonía con Él, con los tiempos de Dios que no son los tiempos del hombre".
El misionero Peter Woodruff concluye: "Muchos de nosotros hemos aprendido a meditar, pero Dadirri ofrece un linaje de escucha profunda que se ha transmitido durante generaciones y forma parte intrínseca de la vida". Junto a la escucha profunda de Dios, "el Papa Francisco ha querido profundizar en la tradición de la escucha profunda en el cristianismo y ha subrayado su importancia en la relación entre los seres humanos", señala. El Daidirri es un don que los aborígenes viven en su vida cotidiana y aportan a la Iglesia universal.
(Agencia Fides 28/7/2023)


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