ASIA/MYANMAR - Un nuevo obispo en el Estado de Kayah, zona de guerra: un pastor que acompaña el Vía Crucis del pueblo

viernes, 30 junio 2023

Loikaw (Agencia Fides) - La diócesis de Loikaw, capital del Estado de Kayah, en el este de Myanmar, ha acogido con una celebración impregnada de fe, esperanza y emoción, al nuevo Obispo, consagrado durante la fiesta de los Santos Pedro y Pablo: se trata de Mons. Celso Ba Shwe, hasta ahora Administrador Diocesano. Una multitud de fieles se ha agolpado en Loikaw, donde la celebración eucarística ha sido presidida por el cardenal Charles Maung Bo, arzobispo de Yangon, en presencia de otros obispos birmanos y de fieles que -a pesar de los peligros, la dificultad de desplazarse y la grave situación de guerra civil- han llegado a la ciudad.
"Este es el día de los milagros. Este es el día de la esperanza, este es el día del triunfo del Espíritu, un Espíritu de victoria de la oscuridad sobre la luz, de la esperanza sobre la desesperación, de la curación sobre las heridas. Alabado sea Dios por este momento. Todos vosotros sois hoy testigos de la acción de Dios en Loikaw", ha comenzado diciendo el Cardenal, conmovido por la presencia de tantos fieles. "Que un acontecimiento como éste pueda producirse en este lugar y en este momento es uno de los mayores milagros de la gracia", ha señalado, citando el relato bíblico del Éxodo, en el que el Señor acompaña al pueblo proporcionándole el milagro de dar agua de la roca y maná del cielo. "Nos reunimos aquí con la esperanza de que el nuevo obispo nos conduzca a una tierra de paz y reconciliación. Ahora tenemos un obispo que acompaña el Vía Crucis de su pueblo", ha dicho
El obispo Celso Ba Shwe es reconocido como "ejemplo del Buen Pastor - ha añadido- es ya el Pastor que vive entre las ovejas y está aquí con el olor de las ovejas, conociendo sus lágrimas, sus heridas, su dispersión". "Dios le ha elegido no por sus grandes dotes oratorias, sino que le ha llamado para que sea testigo del Vía Crucis y le conduzca a la gloria de la Resurrección, de la esperanza, de la paz, de la reconciliación y de la reconstrucción de las comunidades", ha afirmado.
El Cardenal ha recordado que, en la historia de la Iglesia en Myanmar, la Iglesia de Loikaw es "como una ciudad puesta en lo alto, que brilla por la fe". Varios hijos de esa comunidad se han convertido en religiosos, sacerdotes y misioneros, enviados por todo el mundo para llevar el Evangelio. Ha citado al "infatigable y querido obispo Sotero Phamo", y luego al "obispo Stephen Tjephe, pastor sencillo y afable", fallecido prematuramente en diciembre de 2020, predecesores de monseñor Celso. Ahora, en los últimos tres años marcados por el conflicto en curso, para Celso "la calle se ha convertido en su altar al compartir alimentos con los hambrientos; los bosques se han convertido en su terreno para proclamar la esperanza; los campos de refugiados se han convertido en su parroquia".
¿Qué le espera hoy? "La primera tarea es afrontar el mal con una fe firme en el Dios vivo", ha dicho el Card. Bo, recordando la experiencia del apóstol Pedro en la cárcel. "El ángel sacó a Pedro de la cárcel, guiándole hacia la salvación. Este acontecimiento extraordinario nos recuerda que Dios está con sus siervos, incluso en los momentos más oscuros" y que "el Obispo, unido a Dios, será guiado por Dios y su Espíritu en su camino".
El segundo paso, ha añadido el celebrante, es vivir la "alegría del sufrimiento redentor" ejemplificada por San Pablo cuando dice que "su vida fue derramada como ofrenda en amor redentor por su pueblo". "Jesucristo es el modelo. Tú eres el mensajero en estos tiempos de sufrimiento", ha dicho dirigiéndose a monseñor Celso.
El tercer desafío es "llevar el amor a un pueblo que ha visto tanto odio": "La vida de un obispo es una batalla constante por la verdad y la justicia. Requiere perseverancia, fidelidad y una confianza inquebrantable en la protección del Señor", ha señalado. "Que Dios sea tu Buen Pastor en tu misión de pastor en estos tristes momentos", ha añadido dirigiéndose al nuevo obispo.
Por último, Mons. Celso Ba Shwe "estará llamado a reconciliar y reconstruir donde las heridas físicas, espirituales y psicológicas" en una situación dolorosa, marcada por la ferocidad del mal. Podrá hacerlo "con la certeza de que nosotros no construimos la Iglesia; es Jesucristo quien la construye. Por tanto, ánimo; Jesús es nuestro compañero, nuestro Señor y Maestro en esta empresa que parece tan ardua". El cardenal Bo también ha querido mencionar "el papel de los religiosos, hombres y mujeres, sanadores de los heridos, que dan un testimonio conmovedor de caridad cristiana", que es "la roca sobre la que se reconstruirá la Iglesia de Loikaw".
Para concluir, ha dicho a los fieles: "A pesar de todas las dificultades y heridas, estáis aquí con la misma fe para mostrar al mundo que nada puede impediros ser el Cuerpo de Cristo. Sois el cuerpo herido de Cristo, pero en medio de estas heridas, vosotros, como Jesús, mantenéis la gran promesa de una resurrección de esperanza. Sois una profunda inspiración para toda la Iglesia de Myanmar; recordad que el Señor está con vosotros en vuestro éxodo”.
La diócesis de Loikaw, junto con las diócesis de Pekhon, Hakha, Kalay y Mandalay, se encuentra entre los territorios más afectados por el actual conflicto civil en Myanmar tras el golpe militar de 2021. En la diócesis de Loikaw, numerosas iglesias y conventos están siendo utilizados actualmente como campos de desplazados internos. Según informan fuentes locales a la Agencia Fides, mientras continúan los combates, más de 150.000 civiles de Loikaw se han visto obligados a buscar refugio en iglesias, campos de refugiados improvisados o en la selva.
Loikaw se encuentra en el estado birmano de Kayah, de población mayoritariamente karenni (o sino-tibetana), y donde los cristianos representan alrededor del 50% de la población.
(PA) (Agencia Fides 30/6/2023)


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