VATICANO - El Papa Francisco vuelve a proponer la pasión apostólica de Matteo Ricci: la misión es dar testimonio con la vida de lo que se anuncia

miércoles, 31 mayo 2023 evangelización   misión   papa francisco  

Roma (Agencia Fides) - El gran misionero jesuita Matteo Ricci, que partió de Macerata y llegó a China en 1582 "para liberar -como él mismo escribió- a las almas desdichadas de la perdición eterna", sigue representando "un gran ejemplo de celo apostólico". Su espíritu y método misioneros "constituyen un modelo vivo y actual", y su fama de hombre de ciencia y cultura "no debe ocultar la motivación más profunda de todos sus esfuerzos: el anuncio del Evangelio". Así ha descrito el Papa Francisco la figura del jesuita italiano de Macerata, al que ha vuelto a proponer hoy entre las figuras de testigos ejemplares del celo apostólico, con un énfasis sencillo y a la vez esencial. El Obispo de Roma ha dedicado a Matteo Ricci la nueva catequesis del ciclo dedicado a la pasión por el anuncio del Evangelio, pronunciada ante la multitud reunida en la Plaza de San Pedro para asistir a la Audiencia General de hoy, miércoles 31 de mayo.
En la catequesis, el Papa ha rememorado la aventura cristiana de Matteo Ricci, recordando que siendo un joven jesuita, “entusiasmado por los informes de los misioneros que escuchaba”, como “muchos otros jóvenes que sentían lo mismo”, pidió ser enviado a las misiones del Extremo Oriente. Después del intento de Francisco Javier, otros veinticinco jesuitas habían intentado sin éxito entrar en China. Pero Ricci y uno de sus compañeros se prepararon muy bien, estudiando cuidadosamente la lengua y las costumbres chinas, y al final consiguieron establecerse en el sur del país. Fueron necesarios dieciocho años, con cuatro etapas a través de cuatro ciudades diferentes - ha recordado el Papa – “antes de llegar a Pekín, que era el centro. Con perseverancia y paciencia, animado por una fe inquebrantable, Matteo Ricci supo superar dificultades y peligros, desconfianzas y oposiciones”.
El camino seguido por Matteo Ricci -ha recordado el Sucesor de Pedro- fue siempre “el camino del diálogo y de la amistad con todas las personas que encontraba, y esto le abrió muchas puertas para anunciar la fe cristiana”. Para adaptarse a la cultura y a la vida chinas, al principio se vestía como los bonzos budistas, pero luego “se dio cuenta de que lo mejor era adoptar el estilo de vida y la vestimenta de los intelectuales”.
Estudió a fondo “sus textos clásicos, para poder presentar el cristianismo en diálogo positivo con la sabiduría confuciana y las costumbres y tradiciones de la sociedad china. A esto se le llama actitud de inculturación. Este misionero fue capaz de 'inculturar' la fe cristiana dialogando, como los Padres de la antigüedad con la cultura griega”.
También los conocimientos matemáticos y astronómicos de Matteo Ricci y de sus compañeros misioneros -ha recordado el Papa Francisco- contribuyeron a un fructífero encuentro entre la cultura y la ciencia de Occidente y de Oriente. Sin embargo, ha añadido el Pontífice, "la fama de Ricci como hombre de ciencia no debe oscurecer la motivación más profunda de todos sus esfuerzos: el anuncio del Evangelio. Él siguió adelante con el diálogo científico, con los científicos, pero dando testimonio de su propia fe, del Evangelio. La credibilidad obtenida gracias al diálogo científico le dio autoridad para proponer la verdad de la fe y la moral cristianas”. Y la autoridad también vino de su testimonio de vida religiosa, virtud y oración: “estos misioneros -ha subrayado el Papa Francisco- rezaban. Iban a predicar, se movían en el campo político, de todo: pero rezaban”. Es la oración la que alimenta la vida misionera. Además, Matteo Ricci y sus compañeros compartían “una vida de caridad, ayudando a los demás, humildemente, con total desprecio de honores y riquezas”, y esto indujo también “a muchos de sus discípulos y amigos chinos a aceptar la fe católica”. Porque veían a un hombre tan inteligente, tan sabio, tan astuto -en el buen sentido de la palabra- para conseguir las cosas, y tan creyente que decían: 'Pero, lo que predica es verdad porque lo dice una personalidad que da testimonio: da testimonio con su propia vida de lo que proclama'”.
(GV) (Agencia Fides 31/5/2023).


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