Konotop (Agencia Fides) - “Actualmente, la ciudad de Konotop está sitiada, hay puestos de control rusos en todas las entradas que prohíben a los civiles salir de la ciudad y no permiten el suministro de alimentos y medicinas. Por lo tanto, debido a estas privaciones, hay una gran escasez de combustible, medicamentos y alimentos”. Así lo comunica en un mensaje vídeo enviado a la Agencia Fides, el fraile menor, P. Romualdo Zagursky OFM, que trabaja en la ciudad ucraina de Konotop, a 90 kilómetros de la frontera con la Federación Rusa.
“Junto con nuestros feligreses – explica - acogemos a varias personas en nuestro convento, que nunca hemos abandonado, para ofrecerles un lugar seguro durante los bombardeos, especialmente a los habitantes de la ciudad que viven en los edificios y no tienen acceso a sótanos o refugios antiaéreos”. “Todos los días, desde las 9 de la mañana – continua - hacemos cola para comprar pan, leche, alimentos y medicinas”.
El padre Zagursky sigue narrando en su mensaje estas difíciles jornadas de guerra: “Alrededor de las 11 de la mañana del 2 de marzo, llegó un vehículo blindado de transporte de personal ruso, junto con un coche de escolta, para iniciar las negociaciones con las autoridades locales. Estuve presente en este evento, porque en ese momento había ido a comprar medicamentos para las mujeres que tienen que dar a luz en el hospital. Los militares rusos -continua el hermano- amenazaron con realizar bombardeos de artillería y destruir la ciudad en caso de ataques por parte de la población local y dieron una hora para decidir”.
A pesar de la tensión y el miedo, los fieles se unieron en la oración: “La noche anterior – informa el franciscano -, había avisado a nuestros feligreses de que la Santa Misa se celebraría a las 12. Rezamos en el mismo momento en que tenían lugar las negociaciones de las que dependía la suerte de la ciudad de 80.000 habitantes. Todos los presentes en la misa pudieron experimentar lo oportuna que es la Palabra de Dios, así como las palabras de la Primera Lectura del Libro de Joel (Gl 2,12-18) ‘Reunid al pueblo, convocad una asamblea solemne, llamad a los ancianos, reunid a los niños, a los párvulos. Entre el vestíbulo y el altar, que los sacerdotes, ministros del Señor, lloren y digan: Perdona, Señor, a tu pueblo’”.
“Cada una de estas palabras - dice el padre Romualdo a la Agencia Fides- ha confirmado la presencia del Señor y nos ha dado esperanza para el día de hoy que estamos viviendo. Inmediatamente después del final de la liturgia, nos enteramos de que las conversaciones habían terminado de forma pacífica, con la condición de que ninguna de las partes se provocara”. “Por eso creo que hoy ha sido la obra de la gracia de Dios la que ha salvado a nuestra ciudad de la devastación y de un gran número de víctimas civiles”, afirma.
Para concluir, el religioso da las gracias “por las oraciones de tantas personas en todo el mundo, los donativos de diferentes países y ciudades”, y lanza un llamamiento: “Pido una oración más por la paz, para que este conflicto termine lo antes posible, como pidió la Madre de Dios en Fátima”.
(ES-PA) (Agencia Fides 3/3/2022)