VATICANO - 18 de diciembre: Jornada internacional de los Emigrantes. La experiencia migratoria "es también ocasión de nueva evangelización y misión"

sábado, 17 diciembre 2005

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - Con ocasión de la Jornada internacional de los Emigrantes, que se celebra el domingo 18 de diciembre, recordamos dos recientes documentos sobre este tema.
El primero es una Carta Conjunta a los Ordinarios Diocesanos sobre la Pastoral de la Movilidad Humana, enviada por la Congregación para la evangelización de los Pueblos y el Consejo Pontificio para la Pastoral de los Emigrantes e Itinerantes. Subrayando la actualidad de la instrucción "Erga migrantes caritas Christi" (La caridad de Cristo hacia los emigrantes) del Consejo Pontificio para los Emigrantes, la Carta reconoce y confirma "el compromiso de las Iglesias particulares, implicadas en situaciones a menudo dramáticas, de hacer frente a los numerosos problemas relacionados con la movilidad humana", invitando a sacar del nuevo Documento "sugerencias y orientaciones pastorales y misioneras, fruto de la experiencia de la Iglesia universal, al servicio de las personas implicadas en este fenómeno."
Las actuales migraciones afectan a cerca de 175 millones de hombres y mujeres, niños y ancianos, y la Iglesia en su universalidad, pero también en su realidad local, está llamada a escudriñar e interpretar, a la luz del Evangelio, este signo de nuestro tiempo". "De interés particular para las jurisdicciones eclesiásticos dependientes de la Congregación para la evangelización de los Pueblos serán evidentemente la dimensión misionera, la comunión entre las Iglesias de origen y las de llegada, y además la tarea eclesial de tutela de la persona humana, así como de la institución familiar que participa en la migración". Entre los aspectos de relieve, destacan los siguientes: la experiencia migratoria "es también ocasión de nueva evangelización y misión"; la pastoral de los migratorios nace de un eclesiología de comunión que también se expresa por medio del diálogo entre Iglesias de salida y de llegada; por lo que concierne a los derechos humanos de los emigrantes, la Doctrina social de la Iglesia certifica la centralidad de la persona humana. "En fuerza de la misma, el ser humano no puede nunca ser degradado a un mero instrumento, fuerza-trabajo, mercancía de intercambio o a cualquier otro factor de producción. De aquí también surge la defensa de los derechos del hombre y la mujer emigrantes y las de sus hijos"; la dimensión socio-caritativa del apostolado en el ámbito de la movilidad humana necesita ser completada respecto a la propiamente eclesial y misionera, ecuménica e interreligiosa.
"Allí donde se registren consistentes flujos inmigratorios, será por lo tanto importante buscar que los propios emigrantes católicos se conviertan en protagonistas en tal misión pastoral, y no sólo en recpetores… Ciertamente se enriquecerá la catolicidad, allí dónde los prejuicios, sospechas, discriminaciones, tribalismo, xenofobia o racismo, cedan paso a la acogida y solidaridad."
El segundo documento, también en forma de Carta conjunta de la Congregación para las Iglesias orientales y del Consejo Pontificio para los Emigrantes e Itinerantes, dirigidos a la jerarquía de las Iglesias católicos orientales, llama la atención sobre el fenómeno actual de las migraciones, "reafirmando la constante solicitud pastoral de la Iglesia hacia las hermanas y hermanos que emigran". En estos principios del tercer milenio el fenómeno afecta más o menos a un 3% de la población mundial. "En el pueblo, que es cada vez más hoy el mundo, hecho más pequeño por el progreso tecnológico en las comunicaciones y en los transportes e investido por la globalización, los desequilibrios económicos, políticos y demográficos entre Países ricos y pobres, fruto también de la guerra y la violencia, empujan a la gente a emigrar."
La Iglesia es consciente de la necesidad de dar una respuesta al drama de la emigración, y la instrucción busca responder de modo adecuado a las particulares exigencias de los emigrantes católicos de ritos orientales, hoy cada vez más numerosos. “No se trata solamente de una cuestión práctica de oportunidades, sugerida por la movilidad de los emigrantes católicos de las Iglesias Orientales, en constante aumento. Se pretende, por el contrario, evidenciar la igual dignidad de los fieles en la Iglesia, que permite a la única Iglesia Católica respirar, incluso en un contexto migratorio, casi con dos pulmones". Además, la presencia cada vez más consistente de emigrantes Orientales no en plena comunión con la Iglesia católica, en contextos occidentales, anima y promueve el diálogo ecuménico, a partir del mutuo respeto y de la atención hacia tradiciones culturales y religiosas distintas". La solicitud pastoral hacia los emigrantes tanto de rito oriental como de rito latino, se revela una auténtica señal de los tiempos modernos, por el hecho de que aspira a construir la verdadera catolicidad, evitando el peligro de la división, que puede degenerar en actitudes xenófobas, cuando no racistas. En vista de eso, las vías a privilegiar son las de la acogida, en un auténtico itinerario de comunión". (S.L) (Agencia Fides 17/12/2005, Líneas: 57 Palabras: 805)


Compartir: