AMERICA/GUATEMALA - "Mis feligreses, la mayoría con una renta de supervivencia, se han privado de lo necesario para ayudar a los hermanos más afectados por la furia del huracán Stan" afirma Mons. Gabriel Peñate, Vicario Apostólico de Izabal

miércoles, 19 octubre 2005

Roma (Agencia Fides) - Su Exc. Mons. Gabriel Peñate, Vicario Apostólico de Izabal (Guatemala), describiendo la situación en la que se encuentra hoy gran parte de la población guatemalteca, señala que el huracán Stan ha dejado dolor y sufrimiento, porque muchas personas no han perdido sólo los a sus seres queridos sino también los pocos bienes que tenían para sobrevivir. También preocupa la economía guatemalteca, ya frágil, que ahora amenaza debilitarse aun más. Según los datos dados a conocer por CONRED (Coordinación Nacional para la Reducción de Desastres), actualizados al 18 de octubre, la situación es la siguiente: comunidades afectadas 960; víctimas 664; extraviados 844; heridos 383; damnificados 390.877; evacuados 108.183; casas dañadas 24.680; casas destruidas 8.700.
"El huracán Stan ha asestado un duro golpe a la economía de Guatemala, que ya era muy precaria - subraya Mons. Gabriel Peñate -. Ahora con los 2.000 muertos que se prevén, 1.500 niños huérfanos, muchas cabezas de ganado ahogadas, agricultura perdida en un 80%, la situación es realmente muy difícil par poder reponerse. En este momento la atención prioritaria son las necesidades más urgentes de los damnificados: en primer lugar garantizarles la comida, y después, a largo plazo, las ayudas para reconstruir sus pobres casas y recobrar ese pedacito de tierra que ahora yace sumergido bajo el barro y las ruinas". Sin embargo, según el Obispo, para reconstruir Guatemala no basta con pensar en las cosas materiales, es necesario también asegurar el apoyo psicológico, que necesitarán tantos niños, jóvenes, viudas que han vivido la angustia de esta tragedia.
“Me gusta subrayar que entre el enorme dolor - continúa el Obispo -, ha habido gran solidaridad en todos los guatemaltecos y de otras naciones del mundo, que se han apresurado a enviar ayudas. En esta situación, la Iglesia guatemalteca ha estado en primera línea, coordinando las ayudas para que estas llegasen a los hermanos realmente necesitados y realizando un intenso trabajo de sensibilización, para poder sustentar a otros niveles las peticiones de ayuda, no solamente para Guatemala, sino también para las otras naciones que se encuentran ante tragedias como esta”.
“En el Vicariato Apostólico de Izabal - señala Mons. Peñate - no ha habido víctimas, ya que las aldeas afectadas pudieron ser evacuados a tiempo. Sin embargo, la destrucción material ha sido grande". La solidaridad de los pobres no se ha hecho esperar. "En todas las parroquias del Vicariato, igual que se ha hecho en las otras circunscripciones eclesiásticas, se ha realizado una Campaña para la recogida de víveres que luego han sido entregados, según las indicaciones de Cáritas Guatemala, a dos comunidades de la diócesis de Santa Rosa. Mis feligreses - continúa el Vicario Apostólico - son en su mayoría personas con una renta de supervivencia: los que ganan más tienen una renta de 150 dólares al mes para hacer frente a todas las necesidades de un grupo familiar de más de 5 personas. Por ello, lo que han donado con tanta generosidad, no es ciertamente lo que les sobraba sino que han compartido con los hermanos más necesitado lo que ellos mismos necesitaban”.
Mons. Peñate lanza por último un llamamiento para que fenómenos como el huracán Stan "interpelen a las naciones potentes, porque probablemente esta desestabilización de la naturaleza es consecuencia de una mala intervención del hombre que la ha perjudicado". (RZ) (Agencia Fides 19/10/2005, Líneas: 42 Palabras: 587)


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