ASIA/KAZAKSTÁN - Una nación a mitad de camino entre un rápido desarrollo y la lucha contra la pobreza

miércoles, 25 octubre 2017 política   economía   desarrollo   pobreza   cáritas   solidaridad  

Astana (Agencia Fides) - La República de Kazakstán celebra su vigésimo séptimo aniversario desde la proclamación de la soberanía nacional: fue el 25 de octubre de 1990, cuando se anunció el cambio de administración de todos los recursos naturales y económicos al gobierno kazajo, iniciando así el camino que un año después condujo a la independencia oficial de la Unión Soviética. En 27 años, el país ha crecido enormemente, explotando sobre todo la riqueza de su subsuelo, pero la realidad de los suburbios todavía está muy atrasada y la identidad nacional aún por construir.
Según los datos del Ministerio de economía kazajo, en los primeros nueve meses del 2017 el país ha sido protagonista de un desarrollo constante: el Pib ha aumentado del 4,3% y se espera un crecimiento económico general del 3,4% para finales de año. Sin embargo, la media nacional, esconde una realidad muy diferente: “A excepción de las grandes ciudades, la situación es bastante difícil”, señala a la Agencia Fides, Guido Trezzani, que esta de misión en Kazakstán desde hace 22 años. “Las dos ciudades principales, Astana y Almaty, son dos realidades muy diferentes del resto del país: solo hay que moverse un poco hacia los suburbios o las aldeas para encontrar que no hay servicios esenciales como agua o electricidad”.
La consecuencia directa, explica el p. Trezzani, es la emigración a las grandes ciudades, o hacia los países extranjeros: “La gente huye de las aldeas en busca de trabajo y de una vida mejor. La urbanización de masas rurales es constante. A esto se agrega una clara tendencia del Estado a la centralización, dadas las dificultades de administrar un territorio tan vasto”.
La diferencia entre los centros urbanos y el interior es evidente incluso cuando se trata de “identidad nacional”. Según el p. Guido, “muchos jóvenes se identifican más con la realidad Hollywoodiana de Astaná que con los pequeños centros habitados. Se está tratando de reformar la identidad de un pueblo en muy poco tiempo, pero de esta manera es probable que se obtenga el resultado opuesto, creando una identidad falsa, como obviamente el abismo que existe entre las condiciones de vida de la ciudad y del campo”.
“Lo que es seguro -concluye el misionero- es que aquí no se quiere oír hablar de Kazajstán como de un país en vías de desarrollo, sino de una realidad internacional ya establecida”. De hecho, el país tiene un fuerte crecimiento económico, un balance sólido y una clase media en expansión. Alrededor de 17 millones de personas viven en un gran territorio (la mayoría desértico) con una densidad de población que es la duodécima en el mundo empezando desde la última posición. En el subsuelo hay grandes recursos ocultos, ya que las reservas de petróleo y gas ocupan el décimo lugar a nivel mundial. En 27 años, el ingreso per cápita se ha cuadruplicado y el desempleo ha descendido a alrededor del 5%. Y, si en la época soviética alrededor de la mitad de la población vivía con un nivel de subsistencia, hoy la tasa de pobreza es inferior al 5%.
A pesar del rápido desarrollo, todavía hay grupos de personas necesitadas, que son las destinatarias de las ayudas de Cáritas Kazakstán. Existen, por ejemplo, 21 pequeñas farmacias y centros de salud distribuidos en las cuatro regiones apostólicas del país, gestionadas a través de la colaboración de toda la comunidad cristiana. Estos centros de salud se han convertido en lugares de encuentro para compartir otras necesidades y, por supuesto, están abiertos a cualquier persona, independientemente de su origen étnico o religión.
Esta actividad también se ha convertido en una ocasión de promoción comunitaria para la pequeña minoría de fieles católicos que se encuentran en el país y que son alrededor de 150 mil, menos del 1% de una población con el 67.8% musulmana. Los cristianos, en general, son el 26,5%. (LF-PA) (Agencia Fides 25/10/2017)


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