ASIA/FILIPINAS - En el Año Sacerdotal, es necesario recordar también a los padres de los sacerdotes

viernes, 11 junio 2010

Manila (Agencia Fides) – Un sacerdote es un don para la Iglesia y también para su familia de origen: con este espíritu la Iglesia filipina, concluyendo el Año Sacerdotal, ha querido poner a la luz el papel fundamental que han tenido y tienen las familias de origen de todos los sacerdotes del mundo. Los padres son decisivos en la transmisión de la fe a los hijos; en la aceptación y el cultivo de la semilla de la vocación que germina en sus hijos; en el acompañamiento de los hijos y en mantenerlos en el camino de formación durante los años del Seminario; en hacerles sentir todo su apoyo, amor y comprensión por esta opción de libertad, durante el camino del discernimiento; en alegrarse una vez que el paso de la consagración sacerdotal se ha realizado.
“Todo sacerdote es agradecido con sus padres por el don de la vida ante todo y por todos los dones recibido en los años de su crecimiento humano y espiritual”, señala a Fides un sacerdote de Manila, subrayando que todos los sacerdotes están llamados a dar gracias a Dios por el don de la familia y de sus padres.
“Muchas veces olvidamos que hay muchas personas por las que debemos rezar, que debemos agradecer y tener presentes en nuestra vida sacerdotal: nuestros padres y nuestra familia de origen, que han tenido un papel importante en nuestro sacerdocio”, dijo el Card. Gaudencio Rosales, Arzobispo de Manila. “De nuestros padres hemos aprendido a rezar; hemos aprendido de su ejemplo doméstico las virtudes y la ayuda material y espiritual”, continuó, exhortando a todos los sacerdotes a no perder nunca el contacto con sus padres. Ellos “han restituido un hijo al Señor, conscientes de que los hijos no son propiedad de quien los ha generado, sino que son de Dios”, prosiguió el Cardenal.
Justamente en la fiesta del Sagrado Corazón de Jesús y del Sagrado Corazón de María, el 11 y 12 de junio, escogida como clausura del Año Sacerdotal, es una fiesta que, terminó el Card. Rosales, es la más adecuada para celebrar y confiar al Señor a los padres de los sacerdotes de todo el mundo, agradeciéndoles por lo que han hecho. (PA) (Agencia Fides 11/6/2010; líneas 24 palabras 365)


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