ASIA/FILIPINAS - Para la lucha contra la corrupción, Aquino debe abolir el “pork barrel”

lunes, 7 junio 2010

Manila (Agencia Fides) – El nuevo Presidente Benigno Aquino tiene sobre el tapete dos cuestiones importantes y, según fuentes de Fides, en la Iglesia Católica de las Filipinas éstas resultarán determinantes para comprender la nueva orientación del gobierno: son la cuestión de la reforma agraria y la del así llamado “pork barrel”, o sea la contribución de dinero público que los miembros del Congreso y los Senadores tienen a disposición para financiar proyectos de interés local, que frecuentemente se utiliza para ganar votos.
Según las ideas y las opiniones que la Agencia Fides ha recogido de la Iglesia en Filipinas, la reforma agraria – que implica un sistema de redistribución de tierras por los grandes propietarios terratenientes a los campesinos – es uno de los puntos candentes en los que se podrá poner a prueba la sinceridad, el desinterés y la transparencia del nuevo gobierno, pues el Presidente mismo proviene de una familia rica (ver Fides 27/5/2010).
Otro instrumento muy útil para evaluar las reales intenciones del gobierno – que ha hecho de la lucha contra la corrupción el centro de su programa – es un discurso sobre el “pork barrel”: este sistema, señalan las fuentes de Fides, es uno de los puntos centrales del enraizado e institucionalizado mecanismo de corrupción a través del cual se realizan prácticas de patronato y clientelismo entre la política nacional y las comunidades locales, entre la administración central y las periféricas.
Los parlamentarios filipinos pueden decidir a quién, cómo y dónde invertir una cierta cantidad del dinero público en sus comunidades locales de proveniencia. Este poder induce a acuerdos bajo la mesa, alimenta favores por meros fines electorales y alienta una política del voto de retribución.
Por ello la Iglesia – que desde hace años se está pronunciando para erradicar la corrupción –pide la abolición, como recientemente destacó, en diálogo con Radio Veritas, Mons. Arturo Bastes, Obispo de Sorsogon.
La promoción de planes de desarrollo local, explicó el Obispo, debería en efecto ser tarea de una agencia gubernamental especializada destinada a este rol, y no fruto de las ideas y acuerdos de los parlamentarios. Es un ámbito que escapa a su competencia principal que es la de confeccionar y aprobar las leyes del estado. “Esta mala práctica debería ser eliminada para siempre”, subrayó el Obispo, haciendo alusión al consenso que existe entre Obispos y líderes católicos, así como de amplios sectores de la sociedad civil, en torno a este tema.
La pintoresca expresión “pork barrel” (el “barril del chancho”) hace referencia al llamado “Priority Development Assistance Fund” (PDAF), fondo que comprende dinero tomado del presupuesto nacional para financiar proyectos designados por los senadores (en el orden de los 200 millones de pesos cada uno) o por miembros del Congreso (70 millones de pesos cada uno).
Como hacen notar las fuentes de Fides, la Iglesia Católica solicita al gobierno de Aquino que se actúe con criterios de transparencia, control, utilidad, eficacia y relevancia en la asignación de los fondos y en la selección de proyectos de desarrollo a ser financiados. Resulta urgente la identificación de nuevos mecanismo que desvinculen definitivamente dichos aportes públicos de los meros intereses privados y de prácticas de patronato político.
El uso del “pork barrel” en las Filipinas se remonta a 1930, año de la ocupación colonial americana. (PA) (Agencia Fides 7/6/2010; líneas 40, palabras 554)


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