ASIA/FILIPINAS- “Corrupción y política tras el negocio de los secuestros” - Entrevista de Fides al P. Eliseo Mercado, misionero OMI en Mindanao

miércoles, 28 octubre 2009

Cotabato (Agencia Fides) – “Los secuestros son un crimen odioso contra la humanidad. Pero en las Filipinas del sur continúan sin tregua y sin que el gobierno logre detenerlos. Se calcula que desde 1996 hasta hoy se hayan realizado más de 500 secuestros. El más reciente de ellos, el del P. Michael Sinnott ha aumentado la tensión social en Mindanao. Pero por qué el negocio es tan floreciente y goza de una casi total impunidad, no es ningún misterio: existe todo un mundo de corrupción y política tras este fenómeno”. Éste es el análisis lúcido y directo del P. Eliseo Mercado, misionero de los Oblatos de María Inmaculada, persona destacada en las Filipinas del sur, docente universitario, dedicado a la pastoral, experto en las relaciones islámico-cristianas y consultor del gobierno filipino para las relaciones con el Islam.
En una entrevista realizada por la Agencia Fides, el P. Mercado analiza el escenario tras el enésimo secuestro que ha golpeado a la comunidad cristiana en el extremo sur del país.

¿Puede describir el escenario que se agita tras el secuestro del P. Sinnott?
Existen algunas partes de las Filipinas del sur donde los secuestros están a la orden del día. Todos lo saben, la gente y las autoridades. Y todos saben que tales crímenes son perpetrados por bandas fuera de la ley que hace años restan impunes. Los misioneros son unas de las víctimas preferidas, por su visibilidad y la doble pertenencia, tanto a un país occidental como a la Iglesia católica. También voluntarios, trabajadores de diversas ONG y empresarios están en la mira, así como las personas más ricas de la zona. El fin de estos secuestros no es otro que obtener dinero por sus rescates.
El gobierno ya desde hace años ha declarado “guerra total” y anuncia a menudo de haber diezmado tales bandas, sin embargo los secuestros continúan: desde 1996 son más de 500 y no hay signos claros de que se esté superando la situación. Las etiquetas dadas a los grupos criminales son diversas, muchas veces son pequeñas bandas y, dado que no se logra erradicarlas, esto hace más pensar cada vez más que exista la complicidad de las fuerzas del orden y con algunos sectores de la política.

Entonces, según su opinión ¿qué está en juego en esta realidad?
Estos crímenes son manejados por grupos que tienen una agenda política y económica. En tiempos de crisis, es un negocio muy lucrativo. Ciertamente hay corrupción y política tras esta serie de secuestros. Basta pensar que para la liberación de personalidades locales se pagan rescates incluso de 15 millones de pesos, mientras para rehenes extranjeros el 'precio' puede ser hasta de 5 millones de dólares. Y, en vista a las elecciones políticas nacionales del 2010, el negocio de los secuestros se convierte en una fuente de financiamiento para personajes políticos sin escrúpulos, que necesitan lanzar su campaña electoral. En síntesis, se da todo un contexto de relaciones político-criminales bien organizado, sobre el cual se debería investigar y sacar a la luz sus alcances.

¿Cuál es el influjo de tales situaciones sobre las relaciones islámico-cristianas?
El fenómeno inevitablemente daña las relaciones, especialmente porque mina la atmósfera de confianza recíproca que es el presupuesto para un real acuerdo de paz en las Filipinas del Sur y para una definitiva pacificación social en Mindanao. Ciudadanos cristianos y musulmanes condenan los secuestros y no consiguen entender como así el fenómeno continúe. Lo peor es cuando la religión es instrumentalizada y se realizan violencias en nombre de Dios.

¿Cómo viven los misioneros en esta situación?
Los misioneros católicos tienen una larga lista de mártires, víctimas de secuestros o asesinatos en los últimos 15 años, y siguen siendo un blanco cómodo y privilegiado. Sabemos que somos objetivos de dichas bandas criminales, nuestros Superiores nos avisan, muchas veces se nos ofrece la escolta armada, pero nuestra fe y nuestro mandato misionero nos hace resistir, a pesar del peligro. Confiamos en la Providencia de Dios. (PA) (Agencia Fides 28/10/2009 líneas 50 palabras 658)


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