ÁFRICA - El ejemplo de los tribunales Gacaca en Ruanda y el rol de la Iglesia en Burundi a favor de la reconciliación y la paz

miércoles, 21 octubre 2009

Roma (Agencia Fides) - El aporte de la justicia en los procesos de reconciliación en África ha sido motivo de debate en el Seminario “Reconciliación, Justicia y Paz en África” llevada a cabo en Roma, durante la II Asamblea Especial para el África del Sínodo de los Obispos promovido por el Instituto de Derecho Internacional de la Paz “Giuseppe Toniolo” y por el Forum Internacional Acción Católica.
En su intervención el Profesor Paolo Benvenuti, Profesor de Derecho Internacional y Presidente de la Facultad de Jurisprudencia de la Universidad de Roma Tre, subrayó la adhesión convencida de la mayor parte de países africanos a la Corte Penal Internacional, constituida en Roma el 17 de julio de 1998 por la Conferencia de Plenipotenciarios con el voto a favor de 120 estados, de los cuales más de 20 africanos. El Estatuto de la Corte entró en vigor el 1º de julio del 2002, después de haber sido ratificado por más de 60 países. Actualmente son 110 los Estados que se adhieren a la Corte, de los cuales más de 30 son africanos, mientras que de los 18 jueces que lo componen, 4 son originarios de países africanos: Malí, Ghana, Uganda y Botswana.
Pero no siempre el recurso a procedimientos jurídicos ordinarios (nacionales o internacionales) pueden por si mismos hacer justicia a las víctimas y sobre todo volver a generar un clima de paz y de concordia nacional. En el caso particular del genocidio ruandés de 1994, como lo evidenció en su intervención S.E.R. Mons. Servilien Nzakamwita, Obispo de Byumba, Presidente de la Comisión Episcopal para el Apostolado Laical en Ruanda, el drama era de proporciones tan amplias que era imposible valerse sólo de los instrumentos de la justicia nacional y del Tribunal Internacional para Ruanda (que tiene su sede en Arusha, en Tanzania). Mons. Nzakamwita recordó que después del genocidio de 1994 en Ruanda el número de víctimas era de casi un millón de personas, tres millones de refugiados y unas 120 mil personas encarceladas que esperaban ser enjuiciadas.
“Era una situación insostenible y era necesario encontrar una solución” afirmó el Obispo. En 1996 se aprobó una ley para castigar los crímenes contra la humanidad y se crearon los tribunales civiles y militares para poder procesar a los acusados de haber tomado parte en la masacre. Se distinguieron cuatro tipos de crímenes: las dos primeros se referían a aquellos que organizaron el genocidio y que participaron en asesinatos de masa o en homicidios individuales, mientras los dos últimos se referían a cuantos participaron en saqueos o hirieron personas. La justicia ordinaria no podía juzgar un número tan grade de personas en un tiempo razonable que favoreciese la reconciliación, considerando que entre las personas encarceladas podrían encontrarse gente inocente. Es por eso que se decidió recurrir a los tribunales tradicionales llamados Gacaca. En cada colina ruandesa se constituyó un tribunal “Gacaca” cuya tarea era la de juzgar a los acusados de los crímenes de las tres últimas categorías (aquellos que habían sido acusados de haber organizado el genocidio fueron juzgados por tribunales ordinarios o por la Corte Internacional de Ausha). La fórmula de los tribunales Gacaca supone la participación de toda la comunidad local. La primera necesidad es la de descubrir la luz de la verdad delante de todos. Se trata de un proceso catártico en el que todos participan. Muchos culpables han pedido perdón a sus víctimas y a sus familiares, y lo han recibido. La Iglesia católica se ha involucrado activamente en el proceso de reconciliación nacional, sobre todo gracias a la Comisión “Justicia y Paz”, recordó Mons. Nzakamwita.
También en Burundi la Iglesia católica tiene un rol fundamental en la reconciliación nacional, como subrayó en su intervención S.E.R. Mons. Simón Ntamwana, Arzobispo de Gitega, Presidente ACEAC (Asociación de las Conferencia Episcopales de África Central: Burundi, Ruanda y República Democrática del Congo), S.E.R. Mons. Evariste Ngoyagoye, Arzobispo de Bujumbura, Presidente de la Comisión Episcopal para el Apostolado Laical en Burundi, y Don Salvador Niciteretse, Secretario de la Comisión Episcopal para el Apostolado Laical de Burundi. En particular, Mons. Ntamwana, recordó el rol de la ACEAC para acercar a la población de los tres Países del África central, golpeados por guerras que muchas veces se mezclan, mientras Mons. Ngoyagoye subrayó el rol de las asociaciones de laicos en la promoción de la paz y la reconciliación nacional. Al respecto, muy importantes han sido las iniciativas que involucran a jóvenes a través de actividades deportivas y escolares. Grupos de jóvenes han sido invitados por ejemplo a transcurrir un periodo de tiempo en otras regiones de Burundi para familiarizarse con sus habitantes, permitiéndoles superar desconfianzas y miedos. (L.M.) (Agencia Fides 21/10/2009 – líneas: 54, palabras: 798)


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