AFRICA/CONGO RD - Los misioneros en defensa de las poblaciones vejadas por la guerrilla en el este de Congo, dónde entre los recursos que alimentan la guerra se ha sumado el níquel

jueves, 15 octubre 2009

Kinshasa (Agencia Fides) - Mientras los participantes a la Asamblea Especial por África del Sínodo de los Obispos discuten sobre la Paz y la Reconciliación en África, al este de la República Democrática del Congo llegan nuevos testimonios sobre las violencias sufridas por la población congoleña por parte de algunos grupos guerrilleros, y en particular, del Ejercito de Resistencia del Señor (LRA). Se trata de un grupo de soldados de Acholi, originarios del norte de Uganda, que desde 2005 se han instalado en el parque de Garamba, en la Provincia Oriental, al noreste de la República Democrática del Congo, fronteriza con Sudán. Inicialmente, los combatientes del LRA, tristemente famosos por las atrocidades cometidas contra los civiles y los secuestros de niños y adolescentes forzados al reclutamiento en las filas de la guerrilla, se dedicaban a la agricultura, también a hacer negocios con la población congoleña local con la que intercambiaban el arroz, la yuca y el oro a cambio de sal, pilas y ropa.
Después de la quiebra de las negociaciones de paz esponsorizada por el sur de Sudán, entre Joseph Kony, líder del LRA y el gobierno ugandés, los miembros del LRA abandonaron Garamba hacia el interior del Congo, la República Centroafricana y también Chad. En noviembre de 2008 fue iniciada la operación Lightning Thunder con la participación de los ejércitos de Uganda, RD del Congo y Sudán, con el objetivo de destruir definitivamente el LRA. La operación de tripartido fue apoyada por los Estados Unidos, que aportaron logística e informaciones tomadas por imágenes satelitales. “Ha sido como si se golpease en un hormiguero. Los grandes campos en el Garamba, que reunían más de 300 combatientes, han sido dispersados y en pequeños grupos han huido en todas direcciones, llevándose a los niño-soldados y sus esclavos” ha dicho un misionero comboniano a la periodista Colette Braeckman, del periódico belga “Le Soir”. La periodista, una de las mayores expertas en cuestiones congoleñas, ha recogido horrorosos testimonios de los niños y de los adolescentes que han logrado huir de los carceleros del LRA. Sometidos a marchas forzadas en un largo vagabundeo que los ha llevado del este de Congo al sur de Sudán hasta Centro África, bajo la constante amenaza de verse implicados en tiroteos con los militares que les daban la caza; los jóvenes secuestrados sólo reciben una comida al día, por la tarde, de modo que no tengan fuerzas para tratar de huir durante el día, mientras que cargados de forma inverosímil son tratados como bestias de carga por sus carceleros.
Las operaciones de los militares ugandeses se han extendido también a la República Centroafricana. Los soldados realizan ataques de comando para tratar de liberar a los jóvenes secuestrados, consiguiendo algunos éxitos. Pero la presencia de tropas extranjeras, con la justificación de combatir el LRA y las Fuerzas Democráticas de Liberación del Rwanda (FDLR que obran más al sur, en el Norte y sur Kivu) tiene además otros objetivos, menos nobles. Como le dice al Braeckman P. Sergio, un misionero comboniano, “no olvidéis el petróleo, no olvidéis la madera, no olvidéis la 'ganga latina', esta montaña, dónde se ha descubierto recientemente el níquel, casi en estado puro”. Son las riquezas naturales del Congo la verdadera causa de las guerras congoleñas. Como escribe el periódico congoleño “Le Potentiel”, “la República Democrática de Congo no ha salido todavía del túnel. Después de la guerra económica sobre el fondo del comercio ilegal del diamante, del oro, de la madera… ahora es el turno del petróleo y sobre todo del níquel. En la parte oriental de la RDC, precisamente en el Ituri, se ha apenas descubierto níquel al estado puro. Este mineral ha atraído a numerosos compradores de todas partes. Eso explica esta ‘resistencia’ a la paz, estas indecisiones para detener a los criminales del LRA, el famoso Ejército de Resistencia del Señor compuesto por rebeldes ugandeses bajo la guía del jefe de guerra, Joseph Kony”.
En su intervención en el Sínodo, Mons. Nicolas Djomo Lola, Obispo de Tshumbe, Presidente de la Conferencia Episcopal de la Republica Democrática del Congo ha condenado “las guerras y las violencias impuestas a la Republica Democrática del Congo. Tenemos que desvelar las mentiras y las coartadas utilizadas por los predadores y por los que ordenan estas guerras. La diversidad étnica se instrumentaliza como pretexto para saquear los recursos naturales” (ver Fides 9/10/2009). (L.M.) (Agencia Fides 15/10/2009)


Compartir: