AFRICA/KENYA - “Las heridas de las violencias post-electorales todavía están recientes: la Iglesia tiene que afirmar que la reconciliación es un instrumento esencial para la justicia y la paz”: intervención al Sínodo del arzobispo de Kisumu

martes, 13 octubre 2009

Roma (Agencia Fides) - “A causa de la violencia que ha seguido a las elecciones del 2007 nuestra Iglesia ha asistido a la muerte de más de 1300 kenianos y a la evacuación interior de más de 350.000 personas. Las heridas de odio todavía están frescas y para sanarlas la Iglesia tiene que afirmar que la reconciliación es un instrumento esencial para realizar la justicia y la paz y tiene un puesto prioritario al orden del día la evangelización” ha afirmado en su intervención en la asamblea Especial por el África del Sínodo de los Obispos Su Excelencia Mons. Zacchaeus Okoth, Arzobispo de Kisumu en Kenia.
Enseguida después de la victoria del Presidente Kibaki en las elecciones de diciembre de 2007, denegadas por el jefe de la oposición Odinga, Kenia fue sacudido por violentos choques, con la muerte de al menos un millar de personas y la fuga de centenares de millares de personas de sus propias casas. La crisis fue solucionada con la creación de un gobierno de unidad nacional en la que Kibaki es Jefe del Estado mientras Odinga es Primer Ministro.
Pero la reconciliación nacional, como afirma Mons. Okoth, puede solo estar “guiada por Dios, sin el Evangelio no se puede conseguir nada. Por como la conocemos, la naturaleza humana sin la gracia de Dios es vengativa por lo tanto no le es extraño a nadie pensar que las muchas tribus en Kenia en un futuro no se morderán la garganta las unas a las otras, si se da la prioridad a la curación y a la reconciliación”
“Nuestro País - continúa el Arzobispo - ha sido lacerado, los vecinos se han revuelto contra los vecinos, los hijos contra los padres, los hermanos contra los hermanos, las madres respecto a los niños, las tribus se han vuelto contra las tribus. En resumen, la gente ha combatido, han muerto personas, las mujeres y las chicas han sido violadas, la propiedad ha sido destruida, los ahorros de una vida y las inversiones se han evaporado en pocos días, si no en horas. Esta secuencia de destrucciones, gratuitas y deliberadas, todavía está muy reciente”.
Por esto, subraya Mons. Okoth, “la Iglesia en Kenia siente con fuerza la necesidad de proveer una clara dirección para el proceso de reconciliación”. La reconciliación tiene que ser un proceso de curación del odio que prevé cinco fases: reconocer en plenitud los pecados, las acciones equivocadas y los insultos que hemos cometido, sin excusas; probar arrepentimiento por estos pecados, y prometernos a nosotros mismos el no repetirlos de nuevo; arrepentirse en la profundidad de nuestro ser; confesarlos abiertamente; reparar el mal que hemos hecho y el daño que hemos causado a nosotros mismos, a la comunidad, al ambiente y a Dios.
Mons. Okoth concluye su intervención recordando el papel de los sacerdotes en el proceso de reconciliación: “los sacerdotes católicos están llamados a permanecer como pastores y, por tanto, perseguir el objetivo de la reconciliación con todos, independientemente de su tribu, religión y etnia. La enseñanza de la Iglesia sobre el papel del sacerdote está muy clara, es decir que se es un sacerdote para todos y tiene que cuidar de todos”. (L.M.) (Agencia Fides 13/10/2009)


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