AFRICA/KENYA - “Nos dirigimos al Sínodo acompañados de las oraciones y de las preocupaciones de millones de fieles cristianos” escriben los Obispos del AMECEA

jueves, 1 octubre 2009

Nairobi (Agencia Fides)- ¿Cómo se ha desarrollado África desde el 1994, año de la I Asamblea Especial del Sínodo de los Obispos por África, al 2009, en la víspera del II Sínodo continental? A esta pregunta los Obispos del AMECEA (Association of Member Episcopal Conferences of Eastern África, que comprende Eritrea, Etiopía, Kenia, Malawi, Sudán, Tanzania, Uganda, Zambia) ofrecen una sintética pero incisiva respuesta en la primera parte de una declaración, publicada en la víspera de la II Asamblea Especial del Sínodo de los Obispos por África, que se desarrolla en Roma del 4 al 25 de octubre.
En el documento, enviado a la agencia Fides, se subrayan los desafíos y las señales de esperanza registradas en los 15 años que separan las dos Asambleas Especiales: el impacto de la crisis económica (que, subrayan los Obispos, pone en duda el logro en el 2015 de los Objetivos del Milenio); las esperanzas de democratización suscitadas por la abertura al multipartidismo del 1990 que han sido atenuadas por “leadership carentes, de políticas electorales caóticas y de débiles acuerdos de condivisión del poder” mientras la “corrupción a todos los niveles reduce los servicios debidos a la población”; la elevación de la temperatura global que ha provocado en los Países AMECEA “desastres ecológicos” con sequía e inundaciones, y por consiguiente crisis alimenticias y desplazamientos de población; los conflictos armados siguen amenazando las poblaciones de Sudán, Etiopía, Somalia y Uganda, a los que se suman las violencias post electorales en Kenia y las de los Países vecinos (Sudáfrica y Zimbabwe); la presión fundamentalista que en algunos Países AMECEA se traduce en la adopción de la Sharia y de los tribunales islámicos; la pandemia del SIDA que sigue amenazando la vida de millones de personas pero que ya no parece constituir una prioridad para “los gobiernos, la sociedad civil e incluso las iglesias”; el crecimiento numérico de la Iglesia pero que “no ha sido siempre acompañada por una profundización de la fe y la espiritualidad basada en sólidos esfuerzos de enculturación”; la maduración y el desarrollo de fuertes instituciones eclesiales como el AMECEA, las diversas Conferencias Episcopales, con sus oficinas y secretariados, un hecho positivo pero que tiene que ser acompañado de ulteriores esfuerzos de formación del personal y de una valoración del recorrido hasta ahora realizado; los problemas económicos derivados de la pobreza de la población y de una insuficiente formación de los fieles; el crecimiento de las sectas y el creciente descontento de las mujeres y los jóvenes.
Para afrontar estos problemas los Obispos del AMECEA quieren llevar al examen del Sínodo algunas propuestas. Entre estas se encuentran: una profundización de la evangelización, sobre todo en lo que atañe la formación a la Doctrina Social de la Iglesia; una consolidación de la espiritualidad y la reconciliación; la centralidad de las Comunidades eclesiales cristianas de base; el diálogo ecuménico e interreligioso; un renovado esfuerzo a favor de la familia; una mayor atención al papel de la mujer en la Iglesia (entre el 70 y el 80% de los colaboradores eclesiales son mujeres); una mayor atención a la formación de los jóvenes; un aproche integral al problema del SIDA.
Los Obispos del AMECEA desean que las “conclusiones y las recomendaciones del Sínodo sean muy concretas y realizables”, y piden un preciso plan estratégico para la puesta en práctica de las recomendaciones del Sínodo. “El Sínodo tiene que ser visto cómo un proceso y no sencillamente como un evento, que continúa en todas las actividades de la Iglesia” esperan los Obispos.
“Nos dirigimos al Sínodo acompañados de las oraciones y de las preocupaciones de millones de fieles cristianos. Nuestra esperanza es auténtica porque está basada en la promesa de Jesús que siempre estará con nosotros. Con esta promesa podemos continuar el proceso del Segundo Sínodo africano con gran confianza” concluyen los Obispos. (L.M.) (Agencia Fides 1/10/2009)


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