VATICANO - En la audiencia general Benedicto XVI recorre las principales etapas de su viaje apostólico a la República Checa: “ha sido una verdadera peregrinación y al mismo tiempo una misión en el corazón de Europa”

jueves, 1 octubre 2009

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) – “ha sido una verdadera peregrinación y al mismo tiempo una misión en el corazón de Europa: peregrinación, porque Boemia y Moravia son desde hace más de un milenio tierra de fe y santidad; misión, porque Europa necesita hallar en Dios y en su amor el fundamento firme de la esperanza”. Lo ha señalado el Santo Padre Benedicto XVI la audiencia general de este miércoles 30 septiembre, celebrada en Vaticano, donde ha recorrido las etapas de su reciente viaje apostólico a la Republica Checa.
“El amor de Cristo es nuestra fuerza” ha sido el lema del viaje, “una afirmación que – ha subrayado el Papa - retumba la fe de tantos heroicos testigos del pasado remoto y reciente, pienso en particular en el siglo pasado, pero que sobre todo quiere interpretar la certeza de los cristianos de hoy. ¡Sí, nuestra fuerza es el amor de Cristo!. Una fuerza que inspira y anima las verdaderas revoluciones, pacíficas y liberadoras, y que nos sostiene en los momentos de crisis, permitiendo realzarnos cuando la libertad, recuperada con fatiga, corre el riesgo de perderse a sí misma, la propia verdad.”
Benedicto XVI, después de haber recordado la cordial acogida del Presidente de la República y la Conferencia Episcopal, agradeciendo a todas las Autoridades civiles y militares y a cuantos de diferentes modos han cooperado al éxito de la visita, se ha detenido en la primera etapa del viaje, en la Iglesia de Santa María de la Victoria, donde se venera al Niño Jesús, conocido como “Niño de Praga”. “Delante del 'Niño de Praga' he rogado por todos los niños, por los padres, por el futuro de la familia. – ha afirmado el Papa -. La verdadera "victoria", que pedimos hoy a María es la victoria del amor y de la vida en la familia y en la sociedad!”
En el Castillo de Praga, “dirigiéndome a las autoridades políticas y civiles y a los miembros del cuerpo diplomático – ha proseguido Benedicto XVI -, he querido llamar el lazo indisoluble que siempre debe existir entre libertad y verdad. No hay que tener miedo de la verdad, porque es amiga del ser humano y de su libertad … Quien ejerce responsabilidades en el campo político y educativo debe saber obtener luz de aquella verdad que es el reflejo de la Sabiduría eterna del Creador; está llamado a dar testimonio en primera persona con la propia vida”.
En la espléndida Catedral de Praga se ha desarrollado la celebración de las Vísperas con los sacerdotes, los religiosos, los seminaristas y una representación de laicos empeñados en las asociaciones y en los movimientos eclesiales. “las comunidades europeas centro-orientales están atravesando un momento difícil: – ha afirmado el Santo Padre - : a las consecuencias del largo invierno del totalitarismo ateo, se suman los efectos nocivos de un cierto secularismo y consumismo occidental. Por eso, animé a todos a sacar energías nuevas del Señor resucitado, para ser levadura evangélica en la sociedad y seguir comprometiéndose en actividades caritativas y sobre todo en las educativas y escolares.”
El fuerte mensaje de esperanza “fundado en la fe en Cristo”, ha resonado también en las dos grandes celebraciones eucarísticas en Brno, capital de Moravia, y Stará Boleslav, lugar del martirio de San Venceslao, patrono principal de la Nación. “Moravia hace pensar inmediatamente en los santos Cirilo y Metodio, evangelizadores de los pueblos eslavos, y por lo tanto a la fuerza inagotable del Evangelio, que como un río de aguas curativas atraviesa la historia y los continentes, llevando dondequiera vida y salvación” ha subrayado Benedicto XVI, qué ha citado el testimonio de Wenceslao, joven rey de Boemia, que se distinguió por su ejemplar testimonio cristiano y antepuso el reino de los cielos al atractivo del poder terrenal. “A los numerosos jóvenes presentes a la Misa de san Wenceslao, procedentes incluso de las naciones vecinas, he dirigido la invitación a reconocer en Cristo al verdadero amigo, que satisface las aspiraciones más profundas del corazón humano”.
El Santo Padre ha recordado también el encuentro ecuménico y el de la comunidad académica. La República checa ha conocido en su historia “ásperos conflictos entre cristianos”, sin embargo “el esfuerzo de progresar hacia una unidad cada vez más plena y visible entre nosotros, creyentes en Cristo, hace más fuerte y eficaz el compromiso común por el redescubrimiento de las raíces cristianas de Europa – ha afirmado el Pontífice -. Este último aspecto, que tenia muy presente mi querido predecesor Juan Pablo II, ha emergido incluso en el encuentro con los Rectores de las Universidades, los representantes de los docentes y los estudiantes y otras personalidades de relieve en ámbito cultural. En tal contexto he querido insistir en el papel de la institución universitaria, una de las estructuras guía de Europa... La universidad de estudios es un ambiente vital para la sociedad, garantía de libertad y de desarrollo, como demuestra el hecho que propio en los círculos universitarios inicio su movimiento en Praga la llamada 'Revolución de terciopelo'. A veinte años de este histórico evento, he vuelto a proponer la idea de la formación humana integral, basada en la unidad del conocimiento enraizado en la verdad, para contrastar una nueva dictadura, la del relativismo unido al dominio de la técnica”. El San Padre ha concluido su discurso durante la audiencia general con esta exhortación: “A los hermanos y a hermanas de la República checa renuevo un mensaje de esperanza y una invitación al coraje del bien, para construir el presente y el mañana de Europa”. (SL) (Agencia Fides 1/10/2009)


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