VATICANO - Video Mensaje del Santo Padre al Retiro Sacerdotal Internacional: “El sacerdote, ciertamente hombre de la Palabra divina y de lo sagrado, debe ser hoy más que nunca hombre de la alegría y de la esperanza”

miércoles, 30 septiembre 2009

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) – “El sacerdote, ciertamente hombre de la Palabra divina y de lo sagrado, debe ser hoy más que nunca hombre de la alegría y de la esperanza. A los hombres que no pueden concebir que Dios sea puro amor, él les dirá siempre que la vida vale la pena ser vivida y que Cristo le da todo su sentido porque Él ama a los hombres, a todos los hombres”. Es éste “uno de los desafíos más grandes de nuestro tiempo”, como lo define el Santo Padre Benedicto XVI en su Video Mensaje transmitido durante el Retiro Sacerdotal Internacional, que se realiza del 27 de setiembre al 3 de octubre en Ars sobre el tema “La alegría de ser sacerdote: consagrado para la salvación del mundo”.
“En este Año sacerdotal – afirma el Santo Padre – somos todos llamados a explorar y redescubrir la grandeza del Sacramento que nos ha configurado para siempre a Cristo Sumo Sacerdote y nos ha ‘santificado en la verdad’. Elegido entre los hombres, el sacerdote sigue siendo uno de ellos y está llamado a servirlos entregándoles la vida de Dios... Nuestra vocación sacerdotal es un tesoro que llevamos en vasos de barro. San Pablo expresó felizmente la infinita distancia que existe entre nuestra vocación y la pobreza de las respuestas que podemos dar a Dios”.
Más adelante Benedicto XVI evidenció el “vínculo secreto que une el Año paulino al Año sacerdotal” con estas palabras: “Nosotros tenemos presente en nuestros oídos y en lo íntimo de nuestro corazón la exclamación llena de conmoción y confianza del Apóstol, que decía: ‘pues cuando soy débil, entonces es cuando soy fuerte’ (2 Co 12, 10). La conciencia de esta debilidad nos abre a la intimidad de Dios, que nos da fuerza y alegría. Cuanto más persevere el sacerdote en la amistad de Dios, más continuará la obra del Redentor en la tierra. El sacerdote no es para sí mismo, sino para todos”.
Después de haber subrayado que “la religión del Cura de Ars es una religión de la alegría, no una búsqueda morbosa de la mortificación, como a veces se ha creído” y por lo tanto el sacerdote “debe ser hoy más que nunca un hombre de alegría y de esperanza”, Benedicto XVI saluda “con un afecto particular” a aquellos sacerdotes “que se ocupan de varias iglesias y que se desgastan sin llevar cuentas por mantener la vida sacramental en sus diferentes comunidades”. Expresando el “gran reconocimiento” de la Iglesia por ellos, los exhorta a no desanimarse: “seguid rezando para que numerosos jóvenes acepten responder a la llamada de Cristo, que no deja de querer aumentar el número de sus apóstoles para misionar en sus campos”.
El Santo Padre invita así a los sacerdotes a reflexionar sobre el gran número de misas celebradas o que celebrarán, sobre las innumerables absoluciones... en modo de “percibir la infinita fecundidad del sacramento del Orden”: “Vuestras manos, vuestros labios, se convierten, en el espacio de un instante, en las manos y en los labios de Dios. Lleváis a Cristo en vosotros; habéis, por gracia, entrado en la Santa Trinidad... Esta consideración debe ayudar a armonizar las relaciones entre los sacerdotes con el fin de realizar esa comunidad sacerdotal a la que exhorta san Pedro para formar el cuerpo de Cristo y construiros en el amor”.
Otra característica subrayada por el Santo Padre se refiere al “sacerdote, hombre del futuro”, en efecto “la misa es el único punto de unión entre los medios y el Fin, porque nos deja ya contemplar, bajo la humilde apariencia del pan y del vino, el Cuerpo y la Sangre de Aquel que adoraremos en la eternidad. Las frases sencillas pero densas del santo Cura sobre la Eucaristía nos ayudan a percibir mejor la riqueza de ese momento único de la jornada en el que vivimos un cara a cara vivificante para nosotros mismos y para cada uno de los fieles... Os animo por tanto a reforzar vuestra fe y la de los fieles en el Sacramento que celebráis y que es la fuente de la verdadera alegría”.
Concluyendo el Mensaje, el Santo Padre repite que “nada reemplazará nunca al ministerio de los sacerdotes en la vida de la Iglesia” (Homilía durante la misa del 13 de septiembre de 2008 en la Explanada de los Inválidos, París), y recuerda a los sacerdotes que han sido “elegidos por el propio Cristo para ser, gracias a Él, sal de la tierra y luz del mundo”. (S.L.) (Agencia Fides 30/9/2009; líneas 48, palabras 746)


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