VATICANO - Benedicto XVI en la República Checa (6) - Al mundo académico: “Una compresión de la razón cerrada a lo divino, que pone a las religiones en el reino de la subcultura, es incapaz de entrar en dialogo con las culturas de las que nuestro mundo necesita tan urgentemente”

lunes, 28 septiembre 2009

Praga (Agencia Fides) – A las 18 del domingo 27 de septiembre, el Santo Padre Benedicto XVI se reunió con el mundo académico en el Castillo de Praga. Estaban presentes los Rectores Magníficos de las Universidades Checas, una representación de los docentes, estudiantes, y exponente de las Instituciones culturales del Estado y de la Iglesia católica. Participó también el Presidente de la República.
“El mundo académico, sosteniendo los valores culturales y espirituales de la sociedad y ofreciéndole su propio aporte, realiza un precioso servicio de enriquecimiento del patrimonio intelectual de la nación y fortificando los fundamentos de su futuro desarrollo”, dijo el Santo Padre en su discurso, recordando haber sido “un profesor, atento al derecho de la libertad académica y a la responsabilidad para el uso auténtico de la razón”. “Si bien es verdad –prosiguió el Papa- que algunos consideran que las preguntas que hace la religión, la fe y la ética no tienen un lugar en el ámbito de la razón pública, esta visión no es para nada una visión evidente. La libertad, que está en la base del ejercicio de la razón- en una universidad como en la Iglesia- tiene un fin preciso: está dirigida a la búsqueda de la verdad, y como tal expresa una dimensión propia del cristianismo, que no por nada ha llevado al nacimiento de la universidad. En realidad, la sed de conocimiento del hombre impulsa a toda generación a ampliar el concepto de razón y a recurrir a las fuentes de la fe. Fue justamente la rica herencia de la sabiduría clásica, asimilada y puesta al servicio del Evangelio, la que los primeros misioneros cristianos trajeron a estas tierras y la establecieron como fundamento de una unidad espiritual y cultural que dura hasta hoy”.
Benedicto XVI destacó que “la autonomía propia de una universidad, y de cualquier institución escolástica, encuentra significado en la capacidad de hacerse responsable frente a la verdad. No obstante esto, esta autonomía puede ser vana en diversos modos. La gran tradición formativa, abierto a lo trascendente, que está al origen de las universidad en toda Europa, ha sido sistemáticamente subvertida, en esta como en otras tierras, por la reductora ideología del materialismo, de la represión de la religión y de la opresión del espíritu humano”. Sin embargo “el anhelo por la libertad y la verdad es parte inalienable de nuestra común humanidad. Esto nunca podrá ser eliminado, y como la historia misma lo ha demostrado, puede ser negado solo si se pone en peligro la humanidad misma. A este anhelo tratan de responder la fe religiosa, las artes, la filosofía, la teología y las otras disciplinas científicas, cada una con su método, tanto a nivel de una atenta reflexión así como el de una buena praxis”.
Dirigiéndose a los Rectores y Profesores, el Santo Padre recordó su responsabilidad “de iluminar las mentes y los corazones de los jóvenes de hoy. Esta importante tarea no es ciertamente nueva … una vez que la compresión de la plenitud y unidad de la verdad es despertada en los jóvenes, estos experimentan el placer de descubrir que la pregunta sobre aquello que ellos pueden conocer despliega en ellos el horizonte de la gran aventura sobre cómo deben ser y que deben hacer”.
El Papa destacó la necesidad de recuperar “la idea de una formación integral, basada en la unidad del conocimiento radicada en la verdad. Esto puede ser contrastante con la tendencia, tan evidente en la sociedad contemporánea, de la fragmentación del saber”. “¿Qué sucedería si nuestra cultura tuviese que construirse solamente sobre argumentos a la moda, con escasa referencia a una tradición intelectual histórica genuina o sobre convicciones que son promovidas haciendo mucha bulla y que son fuertemente financiadas? ¿Qué sucedería si, en el ansia por mantener una secularización radical, se terminara por separarse de las raíces que le dan vida? Nuestras sociedades no serían más racionales o tolerantes o dúctiles, sino más bien más frágiles y menos inclusivas, y tendrían que fatigar cada vez más para reconocer aquello que es verdadero, noble y bueno”.
En la parte final de su discurso, Benedicto XVI retomó el tema de la superación de la ruptura entre ciencia y religión, que fue una preocupación central del Papa Juan Pablo II. “Una compresión de la razón cerrada a lo divino, que pone a las religiones en el reino de la subcultura, es incapaz de entrar en dialogo con las culturas de las que nuestro mundo necesita tan urgentemente … Esta confianza en la capacidad humana para buscar la verdad, encontrarla y vivir según esta llevó a la fundación de las grandes universidades europeas. Ciertamente nosotros debemos reafirmar en nuestros días para dar valor al mundo intelectual, el coraje necesario para el desarrollo de un futuro de auténtico bienestar, verdaderamente digno del hombre”. (S.L.) (Agencia Fides 28/9/2009; líneas 55, palabras 844)


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