EUROPA/ITALIA - El primero de setiembre se celebra la IV Jornada para la Salvaguardia de la Creación: “reflexionamos sobre la necesidad de respirar aire más limpio y sobre nuestro aporte personal para que esto se realice”

lunes, 31 agosto 2009

Roma (Agencia Fides) – Se celebra el primero de setiembre de 2009 la IV Jornada para la Salvaguardia de la Creación, promovida por la Oficina Nacional para los problemas sociales y el trabajo y por la Oficina Nacional para el ecumenismo y el diálogo interreligioso de la Conferencia Episcopal Italiana (CEI). El Santo Padre Benedicto XVI ha dedicado a este tema su catequesis durante la audiencia general del miércoles 26 de agosto y ha recordado la cita también en el Ángelus del Domingo 30 de agosto. El tema de esta IV Jornada está tomado del Cántico de las Creaturas de San Francisco de Asís: “Alabado seas, mi Señor, por el hermano viento y por el aire y la nube y el cielo sereno y todo tiempo, por todos ellos a tus criaturas das sustento”, por el ciento aniversario de la presentación de la Regla a Papa Inocencio III, en 1209.
“Proponemos a la atención de las comunidades eclesiales el renovado compromiso y la atención por ese bien indispensable para la vida de todos que es el aire – está escrito en el Mensaje difundido por la Cei para la ocasión –. Reflexionamos sobre la necesidad de respirar aire más limpio y sobre nuestro aporte personal para que esto se realice. Reflexionamos sobre la eventualidad de que los elementos naturales pueden dar lugar a catástrofes, pero sobre todo los miramos con el corazón lleno de alabanzas a Dios. Redescubrimos en ellos sus mismas huellas, según la indicación del episodio bíblico de Elías en el Horeb”.
Después de haber recordado que “el aire que respiramos está vinculado a la vida. Solamente cuando respiramos estamos vivos”, el Mensaje prosigue evidenciando la relación del Dios Trino con toda la creación, y que toda forma de vida de la creación remite al Espíritu Santo, y que “en Dios mismo la tercera Persona es el Espíritu que da la vida”.
Deteniéndose luego en el tema de la “conversión ecológica”, el texto recuerda que “es consecuencia del pecado si la red de las relaciones con la creación aparece lacerada y si los efectos sobre el cambio climático son innegables, si justamente el aire – tan necesario para la vida – está contaminado por varias emisiones, en particular las de los así llamados ‘gas sierra’. Sin embargo, si tomamos consciencia del pecado, que nace de una relación equivocada con la creación, estamos llamados a la ‘conversión ecológica’, según la expresión de Juan Pablo II”. Citando luego el Compendio de la Doctrina social de la Iglesia, el Mensaje reafirma que “el clima es un bien que debe ser protegido” y “una inmediata reducción de las emisiones de ‘gas sierra’ es una precaución necesaria para tutelar las generaciones futuras, pero también para tutelar a los pobres de la tierra, que ya hora padecen los efectos de los cambios climáticos. Es necesaria, por lo tanto, una renovación profunda de nuestro modo de vivir y de la economía, buscando ahorrar energía con una mayor sobriedad en los consumos”.
En la parte conclusiva, el Mensaje recuerda que “el compromiso por la tutela de la estabilidad climática es una cuestión que involucra a toda la familia humana en una responsabilidad común, que pone también una grave cuestión de justicia: son frecuentemente las poblaciones a las que es menos imputable el cambio climático las que soportan mayormente sus consecuencias”, Citando finalmente la Conferencia internacional sobre los cambios climáticos, que se llevará a cabo en diciembre en Copenhagen, como ocasión en que la comunidad internacional deberá definir las líneas de una eficaz acción de contraste del calentamiento del planeta para los próximos decenios, el texto concluye: “En cuanto creyentes, estamos llamados a un particular compromiso de custodia de la creación, porque el ser cristianos implica siempre una precisa responsabilidad con respecto a la ella” (S.L.) (Agencia Fides 31/8/2009; líneas 42, palabras 625)


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