VATICANO - Benedicto XVI recuerda en el Ángelus que “cuando los cónyuges se dedican generosamente a la educación de los hijos, guiándolos y orientándolos al descubrimiento del designio de amor de Dios, preparan ese fértil terreno espiritual de donde surgen y maduran las vocaciones”

lunes, 31 agosto 2009

Castel Gandolfo (Agencia Fides) – La importancia de la tarea educativa de los padres para el nacimiento y la maduración en las familias cristianas de las vocaciones y de los carismas suscitados por el Espíritu Santo, ha sido reafirmada por el Santo Padre Benedicto XVI el Domingo 30 de agosto, antes de recitar la oración mariana del Ángelus con los peregrinos reunidos en la plaza del Palacio Apostólico de Castel Gandolfo. El Papa recordó en primer lugar la figura de Santa Mónica, madre de San Agustín, “considerada modelo y patrona de las madres cristianas”, cuya memoria litúrgica se celebró el 27 de agosto. Como escribe en sus Confesiones, “san Agustín bebió el nombre de Jesús con la leche materna y fue educado por su madre en la religión cristiana, cuyos principios permanecerán impresos incluso en los años de desbande espiritual y moral. Mónica no dejó nunca de rezar por él y por su conversión, y tuvo la consolación de verlo regresar a la fe y recibir el bautismo. Dios escuchó las oraciones de esta mamá santa... San Agustín repetía que su madre lo había ‘generado dos veces’”.
Después de haber subrayado que “la historia del cristianismo está marcada por innumerables ejemplos de padres santos y de auténticas familias cristianas, que han acompañado la vida de generosos sacerdotes y pastores de la Iglesia”, el Santo Padre citó al respecto a los santos Basilio Magno y Gregorio Nacianceno, ambos pertenecientes a familias de santos, a los cónyuges Luigi Beltrame Quattrocchi y Maria Corsini, que vivieron entre fines del siglo XIX y la mitad del siglo XX, beatificados por Juan Pablo II en octubre de 2001, en coincidencia con los veinte años de la Exhortación Apostólica Familiaris consortio. “Cuando los cónyuges se dedican generosamente a la educación de los hijos, guiándolos y orientándolos al descubrimiento del amor de Dios – afirmó Benedicto XVI – preparan ese fértil terreno espiritual de donde surgen y maduran las vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada. Se revela así cuanto están íntimamente vinculados y se iluminan mutuamente el matrimonio y la virginidad, a partir de su común enraizamiento en el amor esponsal de Cristo”.
Antes de recitar el Ángelus, el Pontífice invitó a invocar a la Virgen María, en este Año Sacerdotal, para que “por intercesión del Santo Cura de Ars, las familias cristianas sean pequeñas iglesias, en las que todas las vocaciones y todos los carismas, donados por el Espíritu Santo, puedan ser acogidos y valorados” (de la Oración para el Año Sacerdotal).
Inmediatamente después de la oración mariana, el Papa ha recordado la Jornada para la salvaguardia de la creación, que se celebrará en Italia el 1 de setiembre, que este año tiene como tema la importancia del aire, elemento indispensable para la vida, invitando a todos “a un mayor compromiso en la tutela de la creación, don de Dios”, y alentando particularmente a los países industrializados “a cooperar responsablemente con el futuro del planeta, para que no sean las poblaciones más pobres las que paguen el mayor precio de los cambios climáticos”. (S.L.) (Agencia Fides 31/8/2009; líneas 34, palabras 507)


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