AFRICA/CONGO RD - Los Obispos congoleses proclaman un Año Jubilar para atender a los enfermos del país y “construir con Dios en la justicia, un Congo solidario, próspero y unido”

lunes, 13 julio 2009

Kinshasa (Agencia Fides) – “Un año de gracia para nuestro país, un año de renovación y de alegría, un año de reconciliación con Dios, para poner fin a las prácticas de corrupción y a la banalidad que destruyen la nación y construir con Dios en la justicia, un Congo solidario, próspero y unido”. De esta manera los Obispos de la República Democrática del Congo proclamaron el año pastoral 2009-2010, Año Jubilar para la Iglesia congolesa. El Año Jubilar ha sido confiado a la intercesión de la Virgen María, Nuestra Señora del Congo y Madre del Perpetuo Socorro, así como a los Beatos Isidoro Bakanja y Marie-Clémentine Anuarite.
El anuncio está contenido en el Mensaje de la Conferencia Episcopal congolesa publicado con ocasión del 49º Aniversario de la Independencia Nacional. El Mensaje, titulado “La justice grandit une nation”, enviado a la Agencia Fides, traza un balance de la historia del Congo independiente. Los Obispos recuerdan que la Iglesia había saludado con alegría la Independencia del país, expresando el deseo de que con “la fiel y generosa colaboración de todos, nuestro país sea próspero y feliz”.
“Luego de 49 años, ¿qué suerte corre nuestro país?”, se preguntan los Obispos. La respuesta presenta aspectos positivos y negativos. Los primeros son: la conciencia de pertenecer a la misma Nación, la cohesión social “que ha permitido resistir a una suerte de ‘balcanización’”, la creación de instituciones democráticas, el surgimiento de una élite autóctona de reputación incontestable. Pero al mismo tiempo, explican los Obispos, “el país ha retrocedido. En el curso de los años, diversos anti-valores han debilitado el tejido ético de nuestra sociedad. Las continuas guerras han provocado miles de muertos. Las infraestructuras sociales se están desmoronando de manera inquietante. El pueblo se está reduciendo a la condición de mendigo y está condenado a vivir de expedientes”
“Todos desde el vértice a las bases, se lamentan por las condiciones de vida que cada día se vuelven más difíciles para la mayoría de la población. En su sufrimiento, el pueblo señala como causa de sus males la corrupción, que se ha convertido en el marco general en el que se desenvuelven la vida y la acción política en el Congo”. Ninguna institución se salva de esta plaga, denuncian los Obispos. “En la escuela primaria como en las Universidades, en las cortes y en los tribunales, tanto en los lugares en los que se toman decisiones como en los que se ejecutan, las redes mafiosas continúan actuando imperturbables. Una subcultura signada por la corrupción está por instalarse en la gestión del Estado. Como un cáncer, la corrupción refuerza las disfunciones del sistema judicial. Todos se lamentan y denuncian esta plaga, pero falta una voluntad real de combatirla y erradicarla”.
La corrupción, además, tiene consecuencias deletéreas sobre la economía, pues es causa de degrado de las infraestructuras de base, del desaliento de los agentes económicos, del desprecio de las normas, así como del empobrecimiento y el debilitamiento del Estado.”
Para hacer frente a los males del país (entre los cuales están las guerras, impulsadas por fuerzas externas), los Obispos reafirman su compromiso por la formación de la población. “La Iglesia acepta el reto de educar tanto espiritual y moralmente, como civilmente con el fin de formar al nuevo hombre congolés, capaz de resistir a la dictadura del enriquecimiento fácil y de la avaricia. Se compromete a continuar su programa de educación cívica centrado en la participación de los ciudadanos en el gobierno local y en la lucha contra la corrupción”.
Por todo ello, la proclamación del Año jubilar quiere dar un nuevo impulso a la obra de la formación cristiana y humana de la Iglesia congolesa. (L.M.) (Agencia Fides 13/7/2009; líneas 45, palabras 636)


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