VATICANO - “El turismo, consagración de la diversidad”: Mensaje del Pontificio Consejo para la pastoral de los Emigrantes e Itinerantes con ocasión de la Jornada Mundial del Turismo 2009

martes, 7 julio 2009

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) – “La diversidad es un hecho, una realidad, y, como nos recuerda el Papa Benedicto XVI, es también un hecho positivo, un bien, y no una amenaza o un peligro”, afirma el Mensaje del Pontificio Consejo para la Pastoral de los Emigrantes e Itinerantes, redactado con ocasión de la Jornada Mundial del Turismo, que se celebrará el 27 de setiembre de 2009 sobre el tema “El turismo, consagración de la diversidad”.
En el texto se subraya que “la experiencia de la diversidad es propia de la existencia humana... se trata de un descubrimiento progresivo”. Hoy, en este tiempo de globalización, mientras “las culturas y las religiones se acercan cada vez más, y que en el corazón de todas las culturas brota un auténtico deseo de paz, por otro lado se constatan incomprensiones, existen prejuicios y malentendidos profundamente enraizados, que levantan barreras y alimentan divisiones. Es el miedo a lo diverso, a lo desconocido. Debemos trabajar por reemplazar la discriminación, la xenofobia y la intolerancia por la comprensión y la aceptación mutua, recorriendo los caminos del respeto, la educación y el diálogo abierto, constructivo y comprometido.”.
En este esfuerzo de dar vida a un diálogo “constructivo y sincero”, la Iglesia tiene un papel importante por realizar. También el turismo, poniéndonos en contacto “con otros modos de vivir, otras religiones y formas de ver el mundo y su historia”, es ocasión de diálogo y de escucha, invitación a no cerrarse en la propia cultura, sino a confrontarse con modos de pensar y vivir diversos. “No debe sorprender – sigue el Mensaje – que sectores extremistas y grupos terroristas de índole fundamentalista señalen el turismo como un peligro y un objetivo a destruir. El conocimiento mutuo ayudará – lo esperamos ardientemente – a construir una sociedad más justa, solidaria y fraterna”. El hombre contemporáneo tiene hoy la experiencia de la diversidad también en el mundo virtual, sin embargo “es sobretodo el turismo, entendido como desplazamiento físico, que evidencia la diversidad natural, ecológica, social, cultural, patrimonial y religiosa, y el que también nos hace descubrir el trabajo compartido, la cooperación entre los pueblos, la unidad de los seres humanos en la magnífica y desconcertante diversidad de sus realizaciones”. El Mensaje pone en guardia, sin embargo, contra el turismo privo de una ética de la responsabilidad: “De este modo sucede, por ejemplo, que los autóctonos pueden hacer para los turistas espectáculo de sus tradiciones, ofreciendo la diversidad como un producto comercial, solo por lucro”.
En la parte conclusiva, el Mensaje recuerda que “la diversidad se fundamenta en el misterio de Dios” y “Dios es también aquella fuerza maravillosa, principio de unidad de todas las diversidades, que aparecen como ‘una manifestación particular del Espíritu para el bien común’ (1Cor 12,7)”… “Para el creyente, el conjunto de las diversidades abre caminos para acercarse a la infinita grandeza de Dios. Como fenómeno posible de consagración de la diversidad, para nosotros el turismo puede ser cristiano, camino abierto a su confesión contemplativa”. El texto concluye con este deseo: “El soplo divino venza toda xenofobia, discriminación, racismo, vuelva cercanos aquellos que están lejanos, en la contemplación de la unidad/diversidad de una familia humana bendecida por Dios. Es el Espíritu que reúne en la unidad y en la paz, en la armonía y en el mutuo aprecio. En Él hay orden y bondad a lo largo de los siete días de la creación. Que Él entre, asimismo, en la difícil historia humana, gracias también al turismo” (S.L.) (Agencia Fides 7/7/2009 – líneas 39; palabras 576)


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