AMERICA/MEXICO - La iglesia condena el asesinato de un sacerdote y dos seminaristas y piden que se realicen una pronta investigación para encontrar a los responsables del crimen

martes, 16 junio 2009

Ciudad Altamirano (Agencia Fides) - La Conferencia del Episcopado Mexicano ha condenado por medio de un comunicado, los terribles asesinatos de un sacerdote y dos seminaristas ocurridos el pasado sábado 13 de junio en la Ciudad de Arcelia, Guerrero y han enviado su condolencia a Mons. Maximino Martínez Miranda, Obispo de Ciudad Altamirano, al Seminario y las familias que sufren esta pena y la irreparable pérdida de sus seres queridos.
“Condenamos también – se lee en el texto - la violencia que está azotando a nuestro país y exigimos a las autoridades correspondientes, de todos los niveles de gobierno, realicen una pronta investigación y encuentren a los responsables de este cobarde crimen”. Concluyen pidiendo a todos unirse en oración por la Diócesis, el Seminario y las familias “para que el Señor les dé fortaleza y pronto consuelo”.
Se trata del sacerdote Habacuc Hernández Benítez, de 39 años de edad, coordinador de la pastoral vocacional en la diócesis de Altamirano, y los jóvenes Eduardo Oregón Benítez, de 19, y Silvestre González Cambrón, de 21, ambos vecinos de Ajuchitlán, Guerrero. Los tres fueron asesinados cuando se dirigían a una reunión de pastoral vocacional la noche del sábado en el municipio de Arcelia, en Tierra Caliente, Guerrero. Según el director de la Policía Investigadora Ministerial (PIM), alrededor de las siete de la noche del sábado, el sacerdote y los seminaristas fueron ejecutados a balazos por varios sujetos, cuando viajaban en una camioneta, en una de las céntricas calles de Argelia. De repente otro vehículo los alcanzó y los bajó de la camioneta disparándoles varios balazos calibre 9 milímetros.
Los cuerpos fueron velados en el seminario de Ciudad Altamirano y el lunes fueron trasladados a sus lugares de origen. El domingo, el Arzobispo de Acapulco, monseñor Felipe Aguirre Franco, después de celebrar una eucaristía en la Iglesia de Nuestra Señora de la Soledad, ofreció una conferencia de prensa en la que afirmó que todavía no se sabe exactamente como fueron los hechos. "Esto es un golpe muy doloroso para Guerrero y para la Iglesia de la diócesis de Altamirano; nos duele el asesinato del sacerdote y los jóvenes", afirmó el obispo.
"Nos convertimos en rehenes en esta confrontación violenta de ajustes de cuenta de los carteles que están sobre nosotros, eso también contagia a personas, pues imitan estas acciones violentas y quieren llevar acabo lo que es la ley de la selva", afirmó Mons. Aguirre Franco. También señaló el prelado que en aquella región del país prevalece la ley de resolver con la pistola, del ajuste de cuentas, del derramamiento de sangre, "es una sociedad que se está cainizando, es decir el hermano que mata al hermano". Asi mismo indicó que las fuerzas armadas no "bastan" para resolver el problema integral del narcotráfico y la violencia, por lo que es necesario que existan acciones que atiendan de manera integral este problema, ya que se está entrando en una guerra sin fin.
También el Arzobispado de México ha condenado enérgicamente el asesinato de los religiosos en Guerrero. “Cualquier acto de violencia es deplorable por sí mismo y más aún, cuando se trata de personas consagradas a Dios, lo que agrava mucho más la culpa de los asesinos”, se lee en el comunicado. Por ello piden a las autoridades correspondientes que investiguen a fondo este crimen para castigar conforme a la Ley a los culpables a la vez que rezan a Dios “por el eterno descanso de las víctimas de este cobarde crimen” y se unen al dolor de los fieles de Ciudad Altamirano y de la propia Arquidiócesis de Acapulco. (RG) (Agencia Fides 16/6/2009)


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