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Manila (Agencia Fides) – El calvario de Eugenio Vagni, el voluntario de la Cruz Roja en manos a una banda de secuestradores del grupo radical “Abu Sayyaf” en la isla Jolo, continua: el voluntario, secuestrado el 15 de enero con otros dos voluntarios (ya liberados) y sometido a marchas forzadas en la jungla, según informaciones oficiales de las autoridades filipinas está vivo, aunque padece a causa de una hernia. El temor actual, afirman las fuentes locales, es que su liberación pueda ser instrumentalizada para actos políticos internos en Filipinas, y que Vagni sea utilizado por los rebeldes para fines políticos.
El ejército ha potenciado su ofensiva en la isla para detener a los grupos responsables del secuestro: en la isla de Jolo se han intensificado los enfrentamientos entre rebeldes y ejército: en los últimos tres días al menos 22 personas han muerto y unas doce han sido heridas. “Las tropas no se detendrán hasta que hayan neutralizado al grupo de Abu Sayyaf y liberado al secuestrado”, dijo el portavoz del ejército filipino.
La Iglesia local ha organizado vigilias de oración y continua sensibilizando a la población sobre temas de no violencia y reconciliación, pidiendo a todos contribuir para la liberación de Vagni.
Los Obispos de Filipinas del Sur se han declarado favorables a una mayor visibilidad de los militares por las calles y en “lugares sensibles”, para desalentar a los terroristas y mantener el orden público.
Muchos teman que, dados los riesgos y las violencias contra los voluntarios humanitarios, muchas ONGs que están en la zona se retiren y abandonen los proyectos ya iniciados, con graves consecuencias para la población local. Las acciones terroristas como secuestros, resaltan los Obispos, representan un evidente daño para toda la sociedad y todos tienen la tarea de condenarlas y detenerlas por el interés común. (PA) (Agencia Fides 15/6/2009; líneas 25, palabras 313)
