VATICANO - El Papa recuerda en el ángelus que "el Corpus Christi es una manifestación de Dios, un testimonio de que Dios es amor" y "los centenares de millones de personas que sufren a causa del hambre. Es una realidad absolutamente inaceptable, que no logra redimensionarse”

lunes, 15 junio 2009

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - En el domingo en que se celebra en muchos Países el Corpus Christi, "la fiesta de la Eucaristía, en la que el Sacramento del Cuerpo del Señor es llevado solemnemente en procesión", el Santo Padre Benedicto XVI se ha detenido a ilustrar el sentido de esta fiesta antes del rezo del ángelus. Dirigiéndose a los fieles reunidos en la plaza de San Pedro, el domingo 14 de junio, el Papa ha subrayado que "el Corpus Christi es un día que involucra la dimensión cósmica, el cielo y la tierra. Evoca, ante todo, al menos en nuestro hemisferio, esta estación tan bella y perfumada en la que la primavera se convierte en verano, el sol brilla con intensidad en el cielo y en los campos madura el trigo. Las fiestas de la Iglesia, al igual que las judías, están relacionadas con el ritmo del año solar, de la siembra y la cosecha. En particular, esto se destaca en la solemnidad de este día, en cuyo centro está el pan, fruto de la tierra y del cielo. Por este motivo, el pan eucarístico es signo visible de Aquél en el que el cielo y la tierra, Dios y el hombre, se han convertido en una sola cosa. Y esto muestra que la relación con las estaciones no es para el año litúrgico algo simplemente exterior”.
Después de haber explicado que la solemnidad del Corpus Christi “está íntimamente ligada a la Pascua y a Pentecostés… Además, está inmediatamente ligada a la fiesta de la Trinidad", Benedicto XVI ha continuado: "el Corpus Christi es una manifestación de Dios, un testimonio de que Dios es amor. De manera única y peculiar, esta fiesta nos habla del amor divino, de lo que es y de lo que hace. … El amor todo lo transforma y, por tanto, se comprende que en el centro de esta fiesta del Corpus Christi se encuentra el misterio de la transubstanciación, signo de Jesús-Caridad, que transforma el mundo. Al contemplarle y adorarle, decimos: sí, el amor existe, y dado que existe, las cosas pueden cambiar para mejor y nosotros podemos esperar.… De este Pan todos tenemos necesidad, pues es largo y cansado el camino hacia la libertad, la justicia y la paz". A continuación, el Papa ha invitado a pedir la intercesión de Maria Santísima, la "Mujer eucarística", para aprender de Ella "a renovar continuamente nuestra comunión con el Cuerpo de Cristo, para amarnos los unos a los otros como Él nos ha amado”.
Al término de la oración mariana, el Santo Padre ha recordado la Conferencia de las Naciones Unidas sobre la crisis económica y financiera y su impacto sobre el desarrollo que se tendrá en Nueva York el 24-26 de junio, invocando sobre los participantes y sobre los responsables de la cosa pública y el destino del planeta, "el espíritu de sabiduría y de solidaridad humana para que la actual crisis se transforme en una oportunidad capaz de favorecer una mayor atención por la dignidad de toda persona humana y de promover una justa distribución del poder de decisión y de los recursos, prestando particular atención al número por desgracia siempre en aumento de los pobres". Después el Pontífice ha continuado: " En este día, en el que en Italia y en otras muchas naciones se celebra la fiesta del Corpus Christi, "Pan de la vida", como ya he dicho antes, deseo recordar en especial a los centenares de millones de personas que sufren a causa del hambre. Es una realidad absolutamente inaceptable, que no logra redimensionarse a pesar de los esfuerzos de las últimas décadas. Deseo, por tanto, que con motivo de la próxima Conferencia de la ONU y en las instituciones internacionales se asuman medidas compartidas por toda la comunidad internacional y se realicen esas opciones estratégicas, que en ocasiones no son fáciles de aceptar pero que son necesarias para asegurar a todos, en el presente y en el futuro, los alimentos fundamentales y una vida digna”.
Benedicto XVI ha confiado después a la oración de todos el Año Sacerdotal, que comenzará el viernes próximo, solemnidad del Sacratísimo Corazón de Jesús, en coincidencia con el 150° aniversario de la muerte del Santo Cura de Ars: "Que este nuevo año jubilar constituya una ocasión propicia para profundizar en el valor y la importancia de la misión sacerdotal y para pedir al Señor que le dé a su Iglesia el don de numerosos y santos sacerdotes" (S.L) (Agencia Fides 15/6/2009; rayas 45, palabras 654,


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