VATICANO - "Todo el pensamiento teológico de Juan Escoto se convierte en la demostración más clara del intento de expresar lo explicable de lo inexplicable de Dios, basándose únicamente en el misterio del Verbo hecho carne en Jesús de Nazaret”: catequesis de Benedicto XVI en la audiencia general

viernes, 12 junio 2009

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - El pensamiento y la obra de Juan Escoto Erígena han sido el argumento de la catequesis que ha tenido el Santo Padre Benedicto XVI durante la audiencia general del miércoles 10 de junio, en la plaza de San Pedro. Notable pensador del occidente "cristiano", de los orígenes de Juan Escoto Erígena se conoce poco. Provenía ciertamente de Irlanda, dónde nació a principios del 800, pero no sabemos cuando entró a formar parte del mundo cultural que estaba renaciendo en la Francia del IX siglo. Su muerte, según los estudiosos, debería haber ocurrido en torno al año 870. "Juan Escoto Erígena tenía una cultura patrística, tanto griega como latina, de primera mano: conocía directamente los escritos de los padres latinos y griegos" ha recordado el Papa. "Demostró una atención sumamente particular por san Máximo el Confesor, y sobre todo por Dionisio Areopagita … lo calificaba como "autor divino" por excelencia; sus escritos fueron, por tanto, una fuente eminente de su pensamiento".
Al fin de la era carolingia se habían ya olvidado las obras de Juan Escoto Erígena, afectadas también por una censura por parte de la autoridad eclesiástica. Benedicto XVI ha subrayado que sin embargo "sus intenciones personales subjetivas fueron siempre ortodoxas" y en las obras que nos han llegado "desarrolla estimulantes reflexiones teológicas y espirituales, que podrían sugerir interesantes profundizaciones incluso para los teólogos contemporáneos", en particular "sobre el deber de ejercer un discernimiento apropiado sobre lo que presenta como auctoritas vera o sobre el compromiso para seguir buscando la verdad hasta que no se alcance una experiencia de la adoración silenciosa de Dios”.
Juan Escoto Erígena afirma que “no podemos hablar de Dios partiendo de nuestras invenciones, sino de lo que el mismo Dios dice sobre sí mismo en las Sagradas Escrituras. Dado que Dios sólo dice la verdad, Escoto Erígena está convencido de que … la verdadera religión y la verdadera filosofía coinciden". La Escritura - según el teólogo irlandés - "aún proviniendo de Dios, no hubiera sido necesaria si el hombre no hubiera pecado. Por tanto, hay que deducir que la Escritura fue dada por Dios con una intención pedagógica y por condescendencia para que el hombre pudiera recordar todo lo que había sido impreso en su corazón desde el momento de su creación "a imagen y semejanza de Dios" y que le había hecho olvidar la caída original”.
De estos pensamientos descienden algunos criterios que todavía hoy pueden conducir a una correcta lectura de la Sagrada Escritura, ha puesto en evidencia el Santo Padre: “Se trata, de hecho, de descubrir el sentido escondido en el texto sagrado y esto supone un ejercicio particular interior gracias al cual la razón se abre al camino seguro hacia la verdad. Este ejercicio consiste en cultivar una constante disponibilidad a la conversión. Para llegar en profundidad a la visión del texto es necesario avanzar simultáneamente en la conversión del corazón y en el análisis conceptual de la página bíblica ya sea de carácter cósmico, histórico o doctrinal. Sólo gracias a la constante purificación tanto del ojo del corazón como del ojo de la mente se puede conquistar la comprensión exacta. Este camino arduo, exigente y entusiasmante, hecho de conquistas continuas y relativizaciones del saber humano, lleva a la criatura inteligente hasta el umbral del Misterio divino, donde todas las nociones constatan su propia debilidad e incapacidad y llevan, por tanto, a ir más allá - con la simple fuerza libre y dulce de la verdad - de todo los que es alcanzado continuamente. El reconocimiento adorador y silencioso del Misterio, que desemboca en la comunión unificadora, se revela por tanto como el único camino para una relación con la verdad que sea al mismo tiempo la más íntima posible y la más escrupulosamente respetuosa de la alteridad”.
Benedicto XVI ha concluido su catequesis subrayando: "todo el pensamiento teológico de Juan Escoto se convierte en la demostración más clara del intento de expresar lo explicable de lo inexplicable de Dios, basándose únicamente en el misterio del Verbo hecho carne en Jesús de Nazaret. Las numerosas metáforas utilizadas por él para indicar esta realidad inefable demuestran hasta qué punto es consciente de la absoluta incapacidad de los términos con los que nosotros hablamos de estas cosas. Y, sin embargo, permanece ese encanto y esa atmósfera de auténtica experiencia mística que de vez en cuando se puede tocar casi con la mano en sus textos”. (S.L) (Agencia Fides 12/6/2009)


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