VATICANO - Benedicto XVI a un grupo de nuevos Embajadores: "en la crisis social y económica que el mundo está viviendo, es urgente tomar de nuevo conciencia que se debe realizar una lucha, de modo eficaz, para establecer una paz auténtica con vistas a la construcción de un mundo más justo y más próspero para todos"

martes, 2 junio 2009

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - El Santo Padre Benedicto XVI ha recibido en audiencia el 29 de mayo, a ocho nuevos Embajadores ante la Santa Sede: se trata de los representantes de Mongolia, India, Benin, Nueva Zelanda, Sudáfrica, Burkina Faso, Namibia y Noruega. Con cada representante, que ha presentado las cartas credenciales, el Santo Padre ha intercambiado los textos de los discursos y por último, ha dirigido su palabra a todos los Embajadores.
"El compromiso al servicio de la paz y la consolidación de las relaciones fraternas entre las naciones está en el centro de vuestra misión de diplomáticos - ha dicho el Papa en su discurso -. Hoy, en la crisis social y económica que está viviendo el mundo, es urgente tomar de nuevo conciencia que se debe llevar a cabo una lucha tiene, de modo eficaz, para establecer una paz auténtica con vistas a la construcción de un mundo más justo y más próspero para todos". Benedicto XVI ha subrayado a continuación que "las injusticias con frecuencia evidentes entre las naciones, o en su interior, como también todos los procesos que contribuyen a suscitar divisiones entre los pueblos o a marginarlos, son peligrosos ataques contra la paz y crean serios riesgos de conflicto".
Después de haber recordado su Mensaje para la Jornada mundial de la paz 2009, el Pontífice ha afirmado que "sólo se puede construir la paz buscando con coraje eliminar las desigualdades engendradas por sistemas injustos, para asegurar a todos un nivel de vida que permita una existencia digna y próspera". A continuación el Papa ha puesto de relieve que "tales desigualdades son aún más evidentes a causa de la crisis financiera y económica actual que se está difundiendo por varios canales en los Países de baja renta". Entre estos el Santo Padre ha citado el reflujo de las inversiones extranjeras, la caída de la demanda de materias primeras y la tendencia a la disminución de la ayuda internacional, a la que se suma la disminución de las remesas enviadas a las familias por parte de los trabajadores emigrantes, víctimas de la recesión que afligen también a los Países que los acogen. "Esta crisis se puede transformar en catástrofe humana para los habitantes de muchos Países débiles - ha puesto en guardia el Pontífice -. Los que ya vivían en una pobreza extrema, son los primeros afectados porque son los más vulnerables. Esta crisis lleva también a la pobreza a personas que antes vivían de modo decente, sin llegar a una situación acomodada. La pobreza aumenta y tiene consecuencias graves y a veces irreversibles".
Entre las primeras consecuencias de la recesión generada por la crisis económica, Benedicto XVI ha indicado a los niños, "víctimas inocentes", a los que hay que proteger de modo prioritario. Además la desesperación lleva algunas personas a la búsqueda angustiada de una solución, que a veces por desgracia, va acompañada "por actos individuales o colectivos de violencia que pueden conducir a conflictos internos que amenazan con desestabilizar aún más las sociedades debilitadas". Para encontrar solución a la crisis, el Santo Padre ha recordado que "algunos Países han decidido no disminuir sus ayudas a aquellos más amenazados, proponiéndose por el contrario aumentarlas" y ha exhortado a seguir su ejemplo, "para permitir a los Países más necesitados poder sustentar su economía y consolidar las medidas sociales destinadas a proteger a las poblaciones más necesitadas. Realizo un llamamiento a una fraternidad y solidaridad mayores y a una generosidad global realmente vivida”.
En la parte conclusiva del discurso, el Santo Padre ha recordado algunas nuevas formas de violencia que se han manifestado en los últimos años "y que se fundan, por desgracia, en el Nombre de Dios para justificar prácticas peligrosas". A continuación ha exhortado a los responsables religiosos a cumplir con su deber de "asistir a los creyentes e iluminarlos para que puedan progresar en santidad e interpretar las palabras divinas en la verdad. Es pues oportuno favorecer el crecimiento un mundo en el que religiones y sociedad puedan abrirse mutuamente y eso gracias a la abertura que practican a su interior y entre ellos. Sería ofrecer un auténtico testimonio de vida. Sería crear un espacio que haga positivo y necesario el diálogo. Aportando al mundo su contribución específica, la Iglesia católica desea dar testimonio de una visión positiva del futuro de la humanidad". (S.L) (Agencia Fides 2/6/2009)


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