VATICANO - Benedicto XVI en Tierra Santa (26) - La visita al Santo Sepulcro: "La tumba vacía nos habla de esperanza, la misma que no defrauda, porque es don del Espíritu Santo, que nos da la vida. Este es el mensaje que hoy deseo dejaros”

sábado, 16 mayo 2009

Jerusalén (Agencia Fides) - Concluido el encuentro ecuménico, el Santo Padre Benedicto XVI ha ido a la Basílica del Santo Sepulcro. Después de un momento de oración ante la Piedra de la Unción y de haber visitado la Tumba vacía de la Resurrección, el Santo Padre ha dirigido su palabra a los presentes. "El Evangelio de san Juan- ha dicho el Pontífice - nos ha transmitido una sugerente narración de la visita de Pedro y del discípulo amado a la tumba vacía la mañana de Pascua. Hoy, a distancia de casi veinte siglos, el sucesor de Pedro, el obispo de Roma, se encuentra frente a la misma tumba vacía y contempla el misterio de la resurrección.… Aquí Cristo murió y resucitó, para no morir nunca más. Aquí la historia de la humanidad cambió definitivamente. El largo dominio del pecado y de la muerte fue destruido por el triunfo de la obediencia y de la vida; el madero de la cruz revela la verdad sobre el bien y el mal; el juicio de Dios fue pronunciado sobre este mundo y la gracia del Espíritu Santo fue derramada sobre toda la humanidad. Aquí Cristo, el nuevo Adán, nos ha enseñado que el mal nunca tiene la última palabra, que el amor es más fuerte que la muerte, que nuestro futuro y el de la humanidad está en las manos de un Dios providente y fiel”.
Benedicto XVI ha continuado: "La tumba vacía nos habla de esperanza, la misma que no defrauda, porque es don del Espíritu Santo, que nos da la vida. Este es el mensaje que hoy deseo dejaros, al concluir mi peregrinación a Tierra Santa. ¡Que la esperanzase eleve nuevamente, por la gracia de Dios, en el corazón de cada persona que vive en estas tierras! Que pueda arraigarse en vuestros corazones, permanecer en vuestras familias y comunidades e inspirar a cada uno de vosotros un testimonio cada vez más fiel del Príncipe de la Paz. La Iglesia en Tierra Santa, que continuamente ha experimentado el oscuro misterio del Gólgota, no debe nunca dejar de ser un intrépido heraldo del luminoso mensaje de esperanza que proclama esta tumba vacía. El Evangelio nos dice que Dios puede hacer nuevas todas las cosas, que la historia no necesariamente se repite, que las memorias pueden ser purificadas, que los frutos amargos de la recriminación y de la hostilidad pueden ser superados, y que un futuro de justicia, de paz, de prosperidad y de colaboración puede surgir para cada hombre y mujer, para toda la familia humana, y de manera especial para el pueblo que vive en esta tierra, tan querida por el corazón del Salvador”.
Invitando a mirar “con los ojos de la fe” el rostro del Señor crucificado y resucitado, el Papa ha deseado que la contemplación de este misterio pueda " impulse nuestros esfuerzos, como individuos y como miembros de la comunidad eclesial, para crecer en la vida del Espíritu mediante la conversión, la penitencia y la oración. Que nos ayude a superar, con la potencia de ese mismo Espíritu, todo conflicto y tensión nacidos de la carne y remover todo obstáculo, por dentro y por fuera, que se interpone en nuestro testimonio común de Cristo y en el poder de su amor que reconcilia”.
Benedicto XVI ha concluido su discurso asegurando su oración para que "la Iglesia en Tierra Santa obtenga siempre una mayor fuerza de la contemplación de la tumba vacía del Redentor. En esa tumba está llamada a sepultar todas sus ansiedades y temores para resurgir nuevamente cada día y proseguir su viaje por los caminos de Jerusalén, de Galilea y más allá, proclamando el triunfo del perdón de Cristo y la promesa de una vida nueva". La última palabra de estímulo ha sido dirigida por el Papa a los Obispos y sacerdotes, a los religiosos y religiosas "que sirven la querida Iglesia en Tierra Santa", invitándoles a renovar el entusiasmo de su consagración a Cristo y su compromiso en el amoroso servicio a su místico Cuerpo: "Jesús nos pide a cada uno de nosotros que seamos testigos de unidad y de paz para todos aquellos que viven en esta Ciudad de la Paz". (S.L) (Agencia Fides 16/5/2009)


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