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Jerusalén (Agencia Fides) - La mañana del viernes 15 de mayo el Santo Padre Benedicto XVI ha ido al Patriarcado Greco-ortodoxo de Jerusalén para el encuentro ecuménico con las representaciones de las Comunidades cristianas de Tierra Santa. Después del saludo de Su Beatitud el Patriarca Teofilo III, el Santo Padre ha recordado en su discurso "los históricos encuentros" que tuvieron lugar en Jerusalén entre el Papa Pablo VI y el Patriarca Ecuménico Atenagora I y entre el Papa Juan Pablo II y Su Beatitud el Patriarca Diodoros. "Estos encuentros, incluyendo en ellos mi visita actual, tiene un gran significado simbólico - ha subrayado el Papa -. Estos recuerdan que la luz de Oriente iluminó el mundo entero ya desde el momento mismo en que un 'sol que surge' vino a visitarnos y también nos recuerdan que desde aquí el Evangelio fue predicado a todas las naciones."
Contemplando los lugares santos, el Santo Padre ha manifestado que reza para que el encuentro “pueda imprimir nuevo impulso a los trabajos de la Comisión Internacional Conjunta para el Diálogo Teológico entre la Iglesia Católica y las Iglesias Ortodoxas, sumándose a los recientes frutos de documentos de estudio y otras iniciativas conjuntas". Benedicto XVI ha recordado después la participación del Patriarca Ecuménico de Constantinopla, Su Santidad Bartolomé I, al reciente Sínodo de los Obispos celebrado en Roma: "La calurosa acogida que recibió de él y su conmovedora intervención han constituido sinceras expresiones de la profunda alegría espiritual que surge de la amplitud de la comunión ya presente entre nuestras Iglesias. Una experiencia ecuménica tal testimonia claramente la relación entre la unidad de la Iglesia y su misión". El Pontífice ha exhortado a continuación a "encontrar la fuerza para duplicar nuestro compromiso en orden a perfeccionar nuestra comunión, para hacerla completa, para llegar a un común testimonio del amor del Padre, que envía el Hijo para que el mundo conozca su amor hacia nosotros".
La pregunta que hace unos dos mil años un grupo de griegos planeo a Felipe: "Señor, queremos ver a Jesús" (Jn 12,21) se realiza hoy de nuevo, en Jerusalén, en Tierra Santa y en todo el mundo. "Es por tanto imperativo - ha subrayado Benedicto XVI - que los Jefes cristianos y sus comunidades de testimonio vigoroso de todo lo que proclama nuestra fe: la Palabra eterna, que entró en el espacio y en el tiempo en esta tierra, Jesús de Nazareth, que caminó por estas calles, llama a través de sus palabras y sus acciones a personas de toda edad a su vida de verdad y amor".
Concluyendo su discurso, el Santo Padre ha animado "a proclamar con alegría al Señor resucitado", reconociendo "la labor desarrollada a este fin por los Jefes de las comunidades cristianas, que se juntan regularmente en esta ciudad". Después ha concluido: “Me parece que el servicio más grande que los Cristianos de Jerusalén pueden ofrecer a los propios conciudadanos es el de criar y educar una nueva generación de Cristianos bien formados y comprometidos, solícitos en el deseo de contribuir generosamente a la vida religiosa y civil de esta ciudad única y santa. La prioridad fundamental de todo líder cristiano es la de alimentar la fe de los individuos y de las familias confiados a sus cuidados pastorales… Pido para que se entienda que las aspiraciones de los Cristianos de Jerusalén están en sintonía con las aspiraciones de todos sus habitantes, cualquiera que sea su religión: una vida marcada por la libertad religiosa y la coexistencia pacífica, y - en particular para las jóvenes generaciones - el libre acceso a la educación y el empleo, la perspectiva de una conveniente hospitalidad y residencia familiar y la posibilidad de sacar ventaja de una situación de estabilidad económica y de contribuir a la misma". (S.L) (Agencia Fides 16/5/2009)
